Historia de tres hermanos

Capítulo 9 - Castigo

[Capítulo 9 — Castigo]

—Pasa —le dijo Law a su acompañante al momento que abría la puerta de su casa y entraba en ella.

—Perdón por la intromisión —dijo Luffy al momento de entrar en la casa.

—Puedes dejar tus cosas ahí si quieres —le indicó el oji gris señalando el sofá que se encontraba en la sala, donde él mismo había dejado su mochila, y después se perdió dentro de la cocina.

—Está bien. —Luffy se acercó al sofá y dejó su mochila a un lado de la de Law.

—Voy a prepararme un café, ¿quieres uno? —preguntó desde la cocina.

—Claro, gracias —contestó sonriendo.

—Bien, espera un poco, en un momento está listo.

—De acuerdo. Oye, Law.

—¿Sí?

—¿Puedo usar tu baño?

—Claro, está subiendo las escaleras, la primera puerta a la izquierda —explicó Law.

—Gracias. —Luffy se dirigió hacia donde Law había dicho.

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Ace sonrió al ver el coche azul oscuro posicionarse frente a la entrada de la escuela y se dirigió rápidamente hacia él.

—Hola, ¿te hice esperar mucho? —saludó Marco una vez que estuvo fuera del auto.

—No, para nada, sólo fueron un par de minutos —le regaló una sonrisa radiante que indicaba que no se preocupara—. ¿A dónde vamos a ir?

—Estaba pensando que podríamos ir a comer y luego dar una vuelta por ahí, ¿te parece?

—Claro, me parece bien.

—Bueno, entonces vamos —dijo mientras entraba de nuevo al auto. Ace entró también y Marco avanzó.

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Luffy cerró la llave del grifo y salió del baño, iba a dirigirse a la escalera cuando algo llamó su atención, al final del pasillo había una puerta cerrada que tenía colgando un pequeño letrero de madera con la inscripción “Law”, debía de ser su cuarto. Luffy se dirigió hacia la habitación.

Abrió la puerta lentamente y contempló el interior, era una habitación acogedora, no muy grande pero sí lo suficiente para estar cómodo, de cuatro paredes que formaban un cuadrado perfecto. Las paredes eran todas color azul marino, y en la pared que se encontraba frente a él había una ventana con cortinas blancas. Había por lo menos tres repisas en cada pared, todas repletas de libros que parecían ser de medicina según los títulos que pudo leer, y había otros cuantos en el escritorio que se encontraba al lado derecho de la entrada. A la izquierda se encontraba el armario donde Law guardaba su ropa, la puerta estaba medio abierta.

Luffy entró en la habitación y se paseó por ella, acariciando delicadamente con sus dedos los libros de las repisas, sentándose en la silla de escritorio, luego se dirigió hacia la cama, que se encontraba a un lado de la ventana. Primero la acarició lentamente con su mano, disfrutando del tacto de las sabanas, después se sentó en ella, era suave y cómoda. Observó la habitación nuevamente, se sentía bien, ese era el entorno de Law, su lugar privado, le gustaba. Tomó la almohada entre sus manos e inhaló su aroma, era delicioso, aunque no tenía un olor específico, pero aun así le encantaba, era atrayente y envolvente, era único, era… “el aroma de Law”.

—¿Luffy-ya?

—¡Law! —Se levantó de golpe al escuchar la voz del oji gris, quien estaba parado en la puerta viendo a Luffy, “¡Mierda! ¿Cuánto tiempo lleva ahí?” —¿Qué… qué pasa? —preguntó nervioso.