Historia de tres hermanos

Capítulo 30 - Terror A Perderte

[Capítulo 30 — Terror A Perderte]

«Hospital General Sabaody»

Se reclinó en su asiento y tomó un trago de la botella que tenía en mano. Supuestamente no debería tomar alcohol durante horas de trabajo, pero ella no era tan débil como para caer borracha y no poder trabajar sólo por un par de gotas que no le harían ningún efecto a sus cinco sentidos.

Observó desde su posición el registro que se encontraba en su escritorio, sobre otros papeles que en ese momento no merecían su atención. No le gustaba para nada el caso de aquel paciente, estaba prácticamente segura del mal que padecía, pero en el hospital no contaban con los recursos para los análisis que necesitaba practicarse y comprobar sus sospechas, por eso había mandado las muestras de sangre y otras cosas al Centro de Salud de Skypea. Los resultados deberían estar listos  para el fin de semana y podría haber encargado que se los mandaran, pero su paciente había insistido en ir a recogerlos hasta allá personalmente.

Tomó un nuevo trago, si los análisis resultaban en lo que ella ya había dado por hecho entonces no podría ayudarlo, porque, así como no tenían lo necesario para las pruebas, tampoco lo tenían para el tratamiento, y no le gustaba para nada la sensación de no poder ayudar a un paciente, sobre todo cuando se trataba de una enfermedad de ese calibre; una enfermedad terminal.

El teléfono comenzó a sonar, mostrando la luz que indicaba la línea de recepción. Presionó el botón de alta voz.

—Dime.

—Doctora Kureha, se solicita su presencia en quirófano para una cirugía de urgencia— dijo la chica del otro lado. —El Doctor Hiluluk se dirige a su oficina con el informe del paciente.

—De acuerdo, voy para allá. —Terminó la comunicación y le dio un último trago a su bebida antes de dejarla en el escritorio y ponerse de pie. Se encaminó hacia la puerta y tomó su bata blanca antes de salir.

Mientras caminaba por el pasillo colocándose la bata se encontró con el Doctor Hiluluk.

—¿Qué tenemos hoy, novato?— preguntó cuando Hiluluk comenzó a caminar a su lado.

—Un policía, 25 años, herida de bala por la espalda, se acercó bastante al corazón— explicaba mientras leía el informe en sus manos. —Ya lo han llevado a quirófano, está inconsciente y ha perdido mucha sangre.

Kureha chasqueó la lengua ante ésta última información. Ambos doctores siguieron caminando hasta la sala de preparación, donde se encontraron con otros dos médicos y una enfermera que los asistirían durante la operación.

Cuando estuvieron todos listos se dirigieron rápidamente hacia quirófano, no podían perder más tiempo si querían salvarle la vida al paciente.

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Las puertas principales del Hospital se abrieron dejando paso a un grupo de cinco adolescentes que entraron corriendo en el lugar, con un joven pelinegro a la cabeza de ellos, dirigiéndose directamente hacia el puesto de informes.

—Necesito información sobre el paciente Phoenix Marco— pidió apresuradamente el pecoso ni bien llegó al lugar, abalanzándose un poco sobre el escritorio cuando frenó su recorrido. Los chicos que venían con él se quedaron a su espalda, esperando también.

La enfermera asintió y, a sabiendas de que el chico parecía estar desesperado por saber algo, comenzó a teclear el nombre que le habían dicho tan rápido como sus dedos pudieron moverse sobre el teclado.

—El señor Phoenix está siendo llevado a quirófano en estos momentos— informó la chica en cuanto el registro apareció en pantalla.

—¿No sabe algo acerca de su estado o...?