Historia de tres hermanos

Capítulo 23 - Perdóname

[Capítulo 23 — Perdóname]

—¿Qué estás haciendo, viejo?— preguntó Sanji al ver a su padre sentado en la mesa del comedor escribiendo algo. Se dirigió al refrigerador y sacó el envase de jugo.

—La lista para los suministros del restaurante— contestó sin desviar su mirada del escrito.

—Ya veo. —El menor sirvió el jugo en un vaso y le dio un trago. —Por cierto, me dijo Carne que había renunciado otro camarero.

—Sí, el jueves después de que te fuiste. Demonios que esos mocosos no aguantan nada —refunfuñó Zeff.

—Es que para aguantarlos a ustedes —comentó Sanji para sí mismo.

—Bueno, necesitaré tu ayuda extra hasta que encontremos a otro— le informó el mayor.

—Lo siento, hoy no puedo.

—¿Por qué?— preguntó alzando una ceja.

—Saldré con Zoro, además es mi día libre— comentó encogiéndose de hombros.

—¿Roronoa? No sabía que eran tan amigos. —En realidad, según él sabía esos dos sólo se la pasaban peleando cada vez que estaban juntos.

—Ah sí… ya ves— dijo con un poco de nerviosismo, había olvidado que Zeff aún no sabía nada de su relación, y no tenía ni idea de cómo reaccionaría si se enteraba. —Bueno, pero igual puedo empezar con las horas extra mañana —comentó para desviar el tema.

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—¡Ya voy!— gritó el rubio desde la sala al escuchar que tocaban la puerta. —Hola, Marco, pasa— dijo con una sonrisa al chico frente a él.

—Gracias. —El mayor entró en la casa y el otro cerró la puerta.

—¡Ace! ¡Marco ya vino por ti!

—¡En seguida bajo!— se escuchó decir al nombrado en el segundo piso.

Luffy se acercó a su hermano silenciosamente sin que éste se diera cuenta y se tumbó sobre él, cayendo ambos al suelo, el menor sobre la espalda del otro.

—Shishishi, te gané, Sabo— dijo con una enorme sonrisa.

—Ni lo pienses. —El rubio alargó su brazo tomando la muñeca del otro y lo jaló hacia el suelo, posicionándose sobre él y apresando su cuerpo contra el piso. —¿Qué harás ahora?— preguntó burlonamente. Luffy se removía tratando de quitárselo de encima, pero sin conseguirlo.

—¿Por qué están peleando?— preguntó Marco curioso.

—No estamos peleando, es entrenamiento. Luffy quiere ser más fuerte— explicó Sabo mirando al mayor, pero sin aflojar su agarre.

—Ya date por vencido, Luffy— dijo el pecoso bajando el último escalón. Sonrió y se dirigió hacia su novio. —Perdón por la tardanza.

—No hay problema— contestó sonriendo también.

En el suelo el pelinegro dejó de pelear y colocó una carita de puchero en el rostro, aceptando la derrota contra su hermano. El mayor se puso de pie y le tendió una mano.

—Anda, levántate —dijo con una sonrisa. Luffy aceptó la ayuda y se incorporó.

—Vas a ver, llegará el momento en que no podrás contra mí— le dijo al rubio antes de dirigirse a la cocina en busca de un bocadillo.

—¿Seguro que está bien que te deje solo con Luffy?— preguntó el pecoso a su hermano.

—Sí hombre, ahora vayan a divertirse.