Capítulo 32 - Exámenes

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[Capítulo 32 — Exámenes]

A lo lejos podía escuchar lo que parecían ser pitidos electrónicos. El estado de inconsciencia llegaba a su fin y sus cinco sentidos se aclaraban poco a poco, pero aún no quería abrir los ojos, hasta que terminara de despertar y despejarse por completo.

—Espera, me haces cosquillas— escuchó una risueña voz seguida de un par de risas que trataban de ser silenciosas, ya casi estaba por completo despejado y pudo identificarla, mientras recordaba lo último que había visto antes de caer inconsciente.

Abrió los ojos lentamente, tratando de acostumbrarse a la luz de lo que estaba casi seguro era una habitación de hospital. A lo lejos podía seguir escuchando aquellas pequeñas risas.

—Qué te esperes, se va a despertar— replicó la voz de Shanks. Se había sorprendido la primera vez que lo escuchó, dado que aquellas risas sólo podían ser de alguien que estaba jugueteando un rato pero, ¿con quién?

—No te preocupes, está bien dormido. —Esa voz lo hizo terminar de abrir los ojos de golpe. Bien, eso sí que no se lo había esperado.

Levantó un poco la cabeza sólo para ver y comprobar lo que estaba pensando; en el sofá frente a la cama se encontraba Shanks sentado sobre el regazo de Thatch con las piernas extendidas a un lado, con un ligero sonrojo y soltando risas, mientras que el castaño lo tenía abrazado de la cintura y mantenía el rostro escondido en el cuello del otro, también soltando risas de vez en cuando.

En ese momento pudo ver cómo la mano de Thatch comenzaba a escabullirse debajo de la camiseta del otro, y éste soltó un ligero suspiro. “Bien, suficiente diversión para ustedes”.

—Si piensan continuar con eso será mejor que vayan a otro lugar— comentó de lo más tranquilo.

Ambos dieron un respingo por el susto, y Thatch por impulso se levantó rápidamente, ocasionando que el pelirrojo cayera al suelo. Mientras el otro se inclinaba para ayudarlo a levantarse, Marco sonrió divertido por haber asustado a sus amigos. Trató de sentarse en la cama, formando una pequeña mueca mal contenida al sentir una punzada de dolor en el pecho.

—¿Cuánto tiempo llevas despierto?— preguntó el castaño.

—Un rato. Podrían tratar de ser más silenciosos, chicos.

—¿Ves? Te lo dije— le reprendió Shanks al castaño, quien sólo volteó el rostro hacia otro lado mientras silbaba inocentemente.

—¿Desde cuándo están juntos?— preguntó curioso, en realidad nunca le había pasado por la cabeza que esos dos tuvieran algo.

—Pues… hace unos cuantos días— contestó Thatch.

—Perdona por no habértelo dicho antes, no habíamos tenido oportunidad de contártelo.

—No hay cuidado— dijo el rubio negando ligeramente con la cabeza. —Ahora que lo pienso, creo que yo tampoco les hablé directamente sobre mi relación con Ace.

—Sí, ya hemos tenido tiempo de conversar con él ayer mientras estabas inconsciente— dijo el pelirrojo.

—Por cierto, estaba muy preocupado por ti— comentó el castaño.

—No me digas que se ha saltado los exámenes y está allá afuera— pidió Marco, casi podía ver a Ace entrando por la puerta en ese momento, y aunque se moría de ganas de verlo no quería que el chico tuviera problemas en la escuela sólo porque a él se le había ocurrido recibir un balazo.

Los chicos sonrieron por el comentario.

—No, sabía que  eso no te agradaría y fue a presentarlos, pero dijo que vendría en cuanto terminaran— contestó Shanks.

Historia de tres hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora