Historia de tres hermanos

Capítulo 22 - Mala Noche

[Capítulo 22 — Mala Noche]

En ese momento lo que aún quedaba de él terminó de romperse por completo, jamás pensó que el escuchar dos palabras podrían causar tanto daño, pero ahí estaba, destrozado hasta el último centímetro por ellas, mientras veía cómo Sabo se iba sin mirar atrás, hasta que se alejó lo suficiente para salir de su campo de visión.

—Tsk, tenían que llegar los polis— refunfuñó Kid ya que todos se habían alejado. —Oye, Killer, ¿qué fue todo eso con el rubio?— preguntó confundido.

Killer apretó los puños y volteó hacia Kid con la mirada más asesina y aterradora que podía formar, prácticamente ardía en llamas mientras lo hacía pedazos en su mente. —Me largo— declaró antes de darle la espalda al otro y retirarse.

—¿Y ahora qué le pasa a éste?— se preguntó aún más confundido que antes, optó por dejar el tema de lado y concentrarse en lo importante, las cosas no habían salido en absoluto acorde a lo que había planeado, y es que nunca imaginó que ese maldito mocoso los tuviera tan bien puestos, y para rematar llegan los hermanos y le plantan cara, todo se vino abajo.

Pero había algo entre todo eso que tal vez le daría la vuelta a su favor, mientras peleaba con el pecoso se distrajo un momento en el que captó a Trafalgar con aquel mocoso, pero lo más interesante fue la expresión del oji gris al ver al chico lastimado, un rostro que expresaba culpa con todas las de la ley. No se le había ocurrido antes, pero qué mejor que un plan B para regresar todo al camino por el que se supone que debería ir.

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—¿Y dónde estaba?— preguntó el peli verde.

—No lo sé, sólo me dijo que ya lo habían encontrado— contestó Nami.

Había recibido un mensaje de Law informándole que encontraron a Luffy, también le pidió que les avisara a los demás para que se reunieran en la entrada. Ya habían llegado todos y estaban esperando a Law y los que venían con él.

—Ahí viene— indicó Usopp señalando a Law a lo lejos, quien se acercaba a paso lento y con la mirada perdida en el suelo, pero lo extraño era que ni Luffy ni sus hermanos venían con él.

—¿Dónde está Luffy?— preguntó Zoro en cuento el otro llegó a donde estaban.

—Él se fue con sus hermanos— contestó el oji gris indiferente.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué desapareció de repente?— preguntó el narizón.

—No tienen que preocuparse por eso, dejen las cosas como están— dijo en el mismo tono que había utilizado anteriormente.

A Zoro le pareció muy extraño el comportamiento de Law, parecía como perdido y ni siquiera los miraba directamente, prácticamente estaba hablando en modo automático. ¿Habría pasado algo con Luffy?

—Yo tengo que irme— declaró el oji gris antes de comenzar a caminar de nuevo, alejándose de todos y saliendo del lugar.

—Bueno, yo también me voy, no me han quedado ánimos para nada— comentó la peli naranja. En realidad todos se sentían igual, lo que pasó  los dejó agotados y sin ganas de nada, así que se despidieron y cada quien se fue por su lado.

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El coche estaba inundado por completo en tensión, tanto que podría cortarse con una navaja.

Marco dirigió una mirada al pelinegro en el asiento del copiloto, el cual tenía la cabeza baja, mirando su regazo sin pronunciar palabra. Echó un vistazo por el retrovisor para encontrarse a Sabo mirando por la ventana con la misma actitud que Ace, y a Luffy observando a su hermano con esa cara de preocupación que no había borrado desde que salieron de aquel callejón.