Capítulo 18 - Dos opciones

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[Capítulo 18 — Dos opciones]

«Impel Down — Facultad de Psicología»

—Al fin se acabó —dijo el pecoso aliviado.

—Sí, se acabó la escuela, pero tú y yo pasaremos toda la tarde metidos en libros —comentó el rubio rompiendo la fantasía de su hermano— así que será mejor que nos vayamos ya.

—Sí, mamá —contestó el pelinegro antes de empezar a guardar sus cosas, su hermano se limitó a sonreír por el comentario.

Killer se levantó de su lugar y se colgó la mochila al hombro, se suponía que Kid tenía planes de hacer quién sabe qué  y lo había involucrado, pero su amigo no se había parado por el lugar en todo el santo día y no tenía ni idea de dónde estaba. Dirigió su mirada hacia el lugar de Sabo, quien terminó de guardar sus cosas y estaba esperando a su hermano. Al parecer el menor se dio cuenta de que lo miraba y le sonrió, Killer le regresó la sonrisa, tal vez podría hablar con él antes de que se fuera.

—Oye, Killer —llamó el pelirrojo desde la entrada, el nombrado volteó a verlo, Kid le hizo una seña para que saliera y se alejó de la puerta.

El rubio suspiró, “Plan frustrado”, le dedicó una sonrisa a Sabo como disculpándose y salió del aula tras su amigo.

—¿Tu padre te prestó el coche hoy? —preguntó el pelirrojo comenzando a caminar rumbo al estacionamiento.

—Sí, lo hizo —contestó caminando junto a él.

—Bien, entonces nos vamos en él —declaró Kid.

—Ya qué. ¿Y, en dónde has estado todo el día? —preguntó Killer.

—Por ahí, no me apetecía tomar clases —contestó encogiéndose de hombros.

—Si sigues así reprobarás los exámenes —advirtió el rubio, dado que no era la primera vez que su amigo faltaba a clases sólo porque sí.

—Sabes que me importa una mierda la materia —dijo al momento en que se detenía a un lado del coche del padre de Killer.

—Sí, lo sé. —Rodeó el vehículo y quitó el seguro.

El rubio entró en el asiento del piloto y su amigo en el del copiloto.

—¿Y a dónde vamos? —preguntó mientras encendía el carro.

—Por el momento a mi casa.

—Bien. —Killer salió del estacionamiento y tomó camino hacia la casa de Kid.

El pelirrojo miró a su amigo, el cual no había borrado esa extraña sonrisa de su rostro en todo el rato—. ¿Y ahora tú, por qué tan sonriente?

—Me pasó algo bueno —contestó sin desviar su vista del camino.

—¿En serio? ¿Qué?

—Pues, digamos que ahora tengo pareja —dijo ampliando un poco más su sonrisa.

—Vaya, hace tiempo que no tenías una. ¿Chica o chico?

—Chico. 

—Hm, te doy máximo dos semanas para que te canses de él, y me estoy arriesgando —comentó Kid divertido.

—Cállate Kid, eso no va a pasar —replicó el rubio en tono de molestia.

El pelirrojo quedó sorprendido, normalmente su amigo se habría reído o incluso respondido un «Eso es demasiado tiempo» como siempre lo hacía, pero no recordaba una vez en que se hubiera molestado por un comentario como ese.

Historia de tres hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora