TE ENCONTRÉ

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-¿Sabes algo de él? -Natasha tomo asiento sobre el catre que tenía aquella habitación de hotel.

-Lo siento, Nat. Steve lleva algunos meses sin ponerse en contacto con nosotros. -Sam escuchó el suspiro preocupado de su amiga llenar el vacío de la llamada.

-De acuerdo... Por favor, avísame si encuentran alguna pista. -La pelirroja se despidió de él y colgó la llamada.

Natasha apenas había conseguido salir con vida de aquella misión tan inesperada que la envolvió entre los recuerdos dolorosos de su pasado. Terminando de una vez por todas con los asuntos pendientes que no la habían dejado respirar tranquilamente por años. Sin embargo, ahora se encontraba sola nuevamente, huyendo del gobierno y tratando de localizar al idiota de su amigo, cuyo orgullo aplastado lo había llevado a huir y aislarse de todos ellos.

-Donde puedes estar, Steve... -Natasha caminó hasta la ventana de su habitación e hizo un último intentó por localizarlo, marcando su número desde su celular.

Natasha soltó un poco de aire contenido, se mordió el labio y apretó los ojos en espera de que un milagro sucediera y que las energías del universo conspiraran a su favor. El tono de la llamada finalmente entró, devolviendole el aliento mientras éste comenzaba a sonar contra su oído, causando que sus latidos se dispararan ansiosos de escuchar la voz de Steve una vez más, pero nada pasaba y su desesperación aumentaba a cada segundo.

-Vamos, responde, abuelo... -Nat abrió sus ojos y se mordió el pulgar mientras su pierna comenzaba a moverse con ansiedad.

-Deje su mensaje después del tono... -La grabadora sonó de inmediato, causando que Nat cortara y maldijera. No pensaba darse por vencida, llevaba 3 meses tratando de contactarlo y finalmente había encendido su teléfono, eso debía ser una señal. Así que la rusa tomo valor y volvió a marcar, cruzando los dedos para que esta vez si respondieran.

1 tono... 2 tonos... 3 tonos...

-¿Oui? -Una voz femenina atendió la llamada, causando que Nat despegara la oreja del teléfono y revisara si había marcado bien.

-¿Steve? -Natasha preguntó cautelosa.

-Steve a oublié son téléphone ici... -La mujer le informó que el rubio había olvidado su celular.

-Il est mon ami... Est-ce que vous pourriez me dire l'adresse? -Natasha pidió la dirección del lugar exacto para ir por el aparato.

-Sainte-Marie, Rue MassiLorrie #205. Chao bella. -La mujer se despidio y colgó, dejándola con la palabra en la boca y con una enorme interrogante en su cabeza, más bien dos interrogantes.

Una de ellas era el por que Steve estaba en Francia y la otra por que una chica había respondido su llamada. La rusa arrugó el ceño y sin más que pensar tomó las pocas cosas que tenía y salió disparada en dirección al aeropuerto, sus identidades falsas le permitirían llegar sin problema, aún así debería ser muy cuidadosa.

La rusa tardó casi dos días en llegar hasta el lugar que le habían dicho, temía que fuese demasiado tarde, pero aún así su esperanza se mantenía de pie. Natasha llegó finalmente a un viejo pueblo que se encontraba rodeado de algunas montañas y enormes campos de lavanda que producían que el ambiente fuese sumamente relajante y despreocupado, la gente del pueblo parecía ser bastante agradable y su Francés le permitía contonearse por todas partes sin ningún problema.

La pelirroja no esperó más y fue directo al número que le habían dado por teléfono, encontrándose con lo que parecía ser una tradicional caverna de viejos ebrios. Con un poco de extrañeza, Nat entró y fue directo a la barra para preguntar por el viejo fósil. Los datos no fueron muchos, le aseguraron que hace ya varios días que no lo veían por ahí, que la última vez lo habían tenido que llevar a rastras hasta su casa de lo ebrio que estaba y que sufría mal de amores por una chica que jamás se interesó en él... El hombre de aquel lugar le entregó el celular del rubio y le indicó el camino para llegar hasta la colina en donde se encontraba la chosa del hombre.

🌸LOVE YOU 3000🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora