-¡Corre, corre, el equipo nos espera! -Steve le gritó a Sam cuando sintió el cemento bajo sus pies crujir antes de que éste comenzara a abrirse.
-No lo lograremos, Cap, debes irte. -Sam intentó correr a pesar de que su pierna herida no había parado de sangrar desde que les habían disparado al salir de las celdas de máxima seguridad en las que los tenían prisioneros.
-No, es mi obligación cuidar de todo el equipo. -Rogers se echo a Sam sobre su hombro a regañadientes y comenzó a correr cuesta arriba, pero desafortunadamente para ambos antes de llegar al helipuerto de aquella prisión una fuerte onda de alto impacto los derrumbó hasta quemar, mandándolos a ambos a volar mientras todo el exterior ardía en llamas.
-¡Natasha! -Steve gritó adolorido mientras intentaba salir debajo de todo los escombros, pero sus piernas estaban atrapadas y sus brazos parecían haberse desgarrado también ya que no podía si quiera mover un dedo.
-Es el fin Steve, el fin de la línea... -Sam susurró antes de que sus ojos perdieran ese brillo de vida y quedarán abiertos para hacerle saber que su muerte había sido su culpa.
-¡No, no, no! -Rogers intentó mover cualquiera de sus extremidades mientras sentía el fuego avanzar en su dirección y escuchaba cómo los alaridos de una mujer provenían desde la explosión, causando que su desesperación aumentara y sus lágrimas comenzaran a salir con impotencia.
-¡Natasha, Natasha, Clint, Wanda, Scott! -Steve gritó desde los escombros mientras los gritos se hacían cada vez más terroríficos y agudos para sus oídos, se estaban quemando, su equipo estaba ardiendo bajo los escombros de aquella explosión y no había nada que pudiese hacer para ayudarlos.
Rogers percibió los crudos jadeos desesperados de dolor de todos ellos mientras la corriente de aire que pasaba sobre las llamadas atraían hasta él el olor a carne humana siendo calcinada por el fuego, causando que se rindiera y dejara de luchar entre lágrimas y lamentos de culpa, quería arder al igual que ellos porque muy en el fondo sabía que no había más responsables para la ruptura del equipo, él era el único culpable de que su familia se hubiese separado.
-¡Steve, Steve, despierta!
Nat se preocupó al ver a Rogers pelear consigo mismo por abrir los ojos, no había parado de dar pequeño saltos sobre la cama mientras su pecho subía y bajaba desesperado por respirar, su frente estaba cubierta por una ligera capa de sudor y mostraba un semblante de tristeza que le apuñaló el corazón mientras que algunas pequeñas lágrimas había conseguido escapar de sus ojos cerrados.
-¡Vamos, abuelo! Despierta, por favor. -La pelirroja lo movió por el hombro con brusquedad y palmeó sus mejillas con fuerza en un intento fallido ya que él no despertaba.
Natasha se puso de pie en seguida y caminó hasta el baño para tomar una toalla y humedecer la con agua fría. Regresó con Steve y le quitó la camiseta para poder comenzar a mojar su cuerpo con el trapo, secando su sudor y refrescando su piel, la rusa notó en seguida que estaba funcionando así que poco a poco su cuerpo comenzó a relajarse y su ceño fruncido se fue suavizando al igual que la tensión muscular de sus brazos y piernas.
-¿Qué sucede, Steve?... -Nat susurró para si misma con preocupación, últimamente las pesadillas de su amigo fugitivo habían ido en aumento, casi no dormía y cuando lo hacía sufría aquellos episodios que tampoco la dejaban dormir, pero prefería mil veces estar pasando la noche en vela cuidándolo a que estubiese sólo enfrentando todo eso.
-Nat... -Un suave susurró ronco y flogo llegó hasta sus oídos, causando que levantara la mirada y la llevara hasta sus labios que intentaban abrirse para decir algo.