VOLVÍ III

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-Si, lo hago... -Rogers simplemente respondió, levantó la mirada y la sostuvo lo más que pudo, para después verla hacer una mueca y soltar un leve suspiro.

-De acuerdo...

Nat se levantó del sofá ante la mirada expectante de Steve y fue directo hasta el horno en la cocina para sacar de ahí la ropa que había ocultado, perfectamente doblada, seca y limpia. Sabía que mentía, pero insistir no funcionaría más con él. Si mentir para alejarla era lo que quería lo aceptaba, después de todo se lo merecía por idiota.

-Nat... -Rogers intentó hablar ante el rotundo silenció que se formó a mitad de la habitación.

-Si tu eres feliz yo seré feliz también. -Natasha intentó creer sus propias palabras y aunque intentó sonreír su rostro no pudo ocultar su decepción.

-Yo... -Steve soltó dudoso mientras recibía su ropa.

-Quizá sea egoísta de mi parte, pero no dejes el equipo. Ellos te necesitan, Tony está muy preocupado. -Nat arrugó la frente y caminó de vuelta a la cocina bajo su mirada azul que la examinaba a detalle.

-¿Te quedarás? -Rogers susurró con temor a saber la respuesta.

-No... Cierra la puerta cuando te vayas. -Nat pasó un mechón de pelo detrás de su oreja y sin siquiera mirarlo tomó su taza de café frío y caminó a pasos suaves en dirección a su habitación

-Yo...-Intentó hablar para retenerla un poco más, pero ella lo ignoró, dejándolo finalmente sólo en el living de su apartamento.

Rogers bajó la mirada acarició las prendas de ropa que ella le había entregado en completo orden para después sentir ese enorme hueco que carcomió sus entrañas de arrepentimiento. ¿Pero que se suponía que debía decir? Ella era quien se había marchado aún cuando el le rogó que no lo hiciera, fue ella quién uso palabras hirientes, fue ella quién se rindió mucho antes de iniciar algo y a pesar de eso, si era honesto consigo mismo, jamás podría llegar a amar a ninguna otra mujer que no fuese ella, porque aunque le hubiese roto el corazón la amaba y la había extrañado como un desquiciado y ahora que la tenía a unos cuantos metros simplemente la estaba dejando ir nuevamente.

-Sharon debe estar preocupada. -Steve quiso evadir esos pensamientos que comenzaban a hacerlo sentir culpable.

El rubio desdobló su ropa interior y después de varios minutos perdido en sus pensamientos sobre aquél sofá, decidió ponerse de pie y ponerse los boxers que Nat había lavado por él, seguido de sus calcetas blancas con las que tuvo que sentarse de nuevamente para ponérselas. Steve miró una vez más a su alrededor sintiendo una ola de tristeza abofetearlo para que reaccionara. Pero su orgullo lo estaba hundiendo más, no quería a Sharon, no amaba a Sharon, no le gustaba Sharon, no soportaba a Sharon... Steve solo podía pensar en lo infeliz que sería su vida si se obligaba a hacer una vida con ella, en lo infeliz que sería Sharon al no poder recibir de él lo que tanto deseaba. No podía ser tan vil y cruel, ninguno merecía aquello.

-Quedate por favor, Nat... -Rogers pasó saliva levantó la vista del suelo con los ojos empapados en lágrimas y se puso de pie un tanto inseguro.

Rogers se talló las manos sobre los costados de sus muslos, quedándose estático y pensativo a mitad del living hasta que un fuerte ruido proveniente de la habitación de Natasha hizó que su corazón dejara de latir y que su sangre se enfriara hasta hacerlo perder el color de sus mejillas.

Steve corrió angustiado hasta la habitación para entrar abruptamente en ella y no encontrar más que miles de pedazos de vidrios rotos sobre el suelo junto a la ventana, seguido de varias gotas de sangre que hacían un camino torcido hasta la puerta de baño, la cual tenía una enorme mancha más de sangre escurrir de ella.

🌸LOVE YOU 3000🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora