¡Sumérgete en el fascinante mundo de Fhender y déjate llevar por una aventura inolvidable!
En esta apasionante novela, conocerás a Milton, un joven huérfano que se embarcará en un viaje lleno de misterios y descubrimientos asombrosos. A medida que d...
Los ojos del rey se encontraban admirando las flores en uno de los tantos jardines con los que el castillo contaba. Había verdes arbustos, con distintas formas y entramados ramales que los unían; también pinos podados a una misma altura y bancos de piedra, en donde Taniel recordaba alguna vez haberse sentado. Unos pasos comenzaron a hacerse eco en los oídos del rey, captando su atención y desconectándolo de lo que sea que estuviese pensando. La transición de su mirada fue fugaz y repentina; tan pronto el joven se presentó, las emociones del rey se tiñeron de oscuridad, hasta desaparecer.
—Señor tengo el informe de los Rasats —reverenciándose, mientras forzaba su voz para ocultar la jovialidad de su tono—. ¿Procedo a leer?
—No —respondía mientras se alejaba—. En este lugar, no se habla de guerra...
Sin levantar la mirada, el joven siguió los pasos del rey. En su mano derecha llevaba un papiro enrollado, mientras que con la izquierda acomodaba la ropa de cuero que llevaba. Los informantes, solían andar con cómodas ropas ya que su trabajo era viajar por los reinos relatando hechos e historias. Ghuet, trabajaba para la corona desde hacía unos dos años y debido a su trabajo, mantenía cierta cercanía con el rey; aun así, aquel muchacho debía guardar las formas y respetar los modos al momento de dirigirse al rey. Los informantes, a diferencia de los Rasats, trabajaban a pedido de la corona y con una misión específica. Cumplida dicha misión, la relación con el rey quedaba extinguida; hasta que el mismo, solicitaba los servicios nuevamente. Una suerte similar corrían los mercenarios con respecto al ejército real. Los informantes cumplían tareas desde la inteligencia, nunca desde las armas; por eso mismo, no eran considerados soldados. No por eso se consideraban menos importantes, sus acciones podían ir desde correr un rumor, hasta hacer estallar una guerra. Eran los responsables, en fin, de muchas de las tragedias, guerras y mentiras que se instauraban en los reinos. Muchos informantes intentaban acercarse a la corona por un trabajo de continuidad, ya que las misiones solían estar bien pagas. Ghuet en cambio, prefería mantener un perfil bajo ya que conocía la historia de aquel primer y último informante personal que Taniel hacía muchos años había tenido.
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Al llegar a su trono, el rey cómodamente tomó asiento y con un gesto de mano, incentivó al muchacho a hablar.
—Majestad... —hablaba mientras se estiraba para entregar el papiro—. Logré reunir mayormente la información que me solicitó —hizo una pausa observando que los ojos de Taniel no se corrían del papiro, se encontraba leyendo detenidamente el informe—. Rasgh solicitó mantener sus tres mil soldados argumentando que son su única defensa y que en el reino, cumplen tareas varias. Lenor aportará seis mil a pie y dos mil con gapers —carraspeaba y seguía—. Then aportará cuatro mil a pie y cuatro mil montados, Sha'a tres mil lanceros y A'ala ofrece doce mil.
—Sha'a tiene más lanceros —decía el rey sin correr la vista del papiro—. Quiero que les digas que si en Tuk'Hum no hay cinco mil o más lanceros, estarán en problemas —mirando al joven—. El pedido de Rasgh lo rechazaré... parcialmente. Quiero la mitad de los soldados que tengan —mientras hablaba, el joven anotaba lo más exacto y correcto posible en una carta, que con la firma del rey representaría su voluntad. Luego de unos instantes de silencio, el informante aprovechó para seguir hablando.
—En A'ala siguen preguntando por la desaparición de Martidius; específicamente su padre pide respuesta al repentino cambio que tuvo con Jeik —al ver en los ojos de Taniel el desinteres, prosiguió con la última parte de su informe—. He enviado tres Blitchs a Hor, y no obtuve ninguna respuesta.
—Me imaginaba que no responderían a cualquier mensajero... Tendré que encargarme yo mismo... ¿Eso es todo?
—Sí señor, y todo está en el informe. Los comandantes de cada reino moverán a sus tropas como usted lo pidió para que detrás del rio Billbó, se agrupen todas las filas.
—Lenor y Hor inevitablemente utilizarán el paso Leda para llegar —hablaba solo el rey—. Si los rebeldes destruyeron una parte de la represa, puede que algo tramen en el Bosque de Rus... Por eso —observando a Ghuet—. Es imperante, que Rasgh, Sha'a, A'ala y Then, sigan el paso Ampak. También tienen que saber —saliendo de su trono y bajando los escalones—. Que nadie cruzará el rio, hasta que mi ejército y yo no hayamos cruzado Enal —acercándose al joven estirando su mano para firmar la carta sin correr la vista de sus ojos—. Todos los reinos del Enal, atacaremos juntos y sin piedad hasta que no quede ningún Vahianer en pie.
NicoAGarcía
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