El ataque masivo por parte de los arqueros había cesado, ya que ahora sus compañeros Vahianer se encontraban mezclados con el enemigo. Restaba esperar a que Alrand y sus tropas montadas, saliesen de las líneas enemigas, para volver a poder tener el tiro libre.
Por ahora la orden era clara, y se repetía constantemente:—¡Flecha limpia! —repetía Teilan mientras observaba la batalla—. ¡No podemos arriesgarnos a darle a uno de los nuestro! ¡Flecha limpia!
Los arqueros obedecían y pensaban dos veces antes de disparar sus flechas.
En los ojos de Teilan, se mostraba un escenario desfavorable. Las tropas reales seguían siendo muchas, y aunque los rebeldes combatían con habilidad y astucia, parecía no ser suficiente para salir victoriosos de la guerra.
El comandante de los arqueros había ordenado a sus soldados dispersarse por la muralla, encontrando ángulos que les permitiesen hacer disparos limpios. También observaba, el círculo de tierra y polvo en el que se encontraban inmersos Fhender y Taniel. Le era imposible distinguir a aquellos ahí dentro, pero estaba convencido de que su enfrentamiento estaba teniendo lugar ahí mismo. Lamentaba no poder ayudar; lamentaba no haber podido salvar ningún arpón, para asistir al Mythier desde la lejanía.
Mientras en su cabeza se hacían cuentas, y creaban alternativas de batalla; un hormigueo en su nuca, lo hizo percatarse, de que sus oídos le querían decir algo. Fue entonces que giró, y para su sorpresa, una mujer colorada saltaba hacia él con una daga en su mano. La velocidad del giro, ayudó a evitar que el puñal fuese a su cuello, terminando ensartado en su hombro.—¡Enemigos! —gritó con todo el poder de su voz, alertando a todos los arqueros, que al igual que él, no se habían percatado del sigiloso ataque—. ¡Están en la muralla! —decía mientras un montón de soldados comenzaban a interponerse entre él y Kinta.
En ese momento, los arqueros Vahianer empezaron a notar que muchos de sus compañeros habían desaparecido. Otros simplemente, estaban tendidos, muertos. No había duda que lo que estaba sucediendo era obra de un grupo profesional, organizado y sigiloso.
De repente todos los soldados de Teilan, se encontraban buscando entre los recovecos de la muralla, intentando encontrar a los enemigos que estaban llevando adelante tal exterminio.
Habiendo perdido el sigilo, poco a poco los Cursai comenzaron a aparecer cargándose a cualquier Vahianer que tuviesen enfrente. Los enfrentamientos surgieron en todas partes de la muralla. Se trataba de contrincantes escurridizos, entrenados para trepar, colgarse, esquivar y atacar. Sería difícil para los arqueros contrarrestar su ataque. Pero la peor parte, para Teilan, no era el enfrentamiento; sino la velocidad con la que debían reducir al enemigo allí presente. Cada segundo que perdían combatiendo con los Cursai, era tiempo valioso y necesario de cobertura para el campo de batalla.
El comandante de los arqueros soltaba un quejido mientras arrancaba de su hombro la daga de aquella mujer. Se culpaba por haber tomado demasiada confianza, y no prever que tal ataque, podía suceder.—¡Las manos en alto y no saldrás lastimada! —decía uno de los soldados de Teilan, que apuntaba a Kinta con una espada—. ¡Las manos en alto! ¡Sin movimientos bruscos!
La mujer estaba rodeada. Arcos y espadas amenazaban su vida; aun así, su situación parecía no preocuparle. Desarmada y habiendo utilizado sus sentidos para identificar a los enemigos detrás de su espalda, recorrió mentalmente sus posibilidades hasta que uno de los soldados apoyó sobre el hombro de la muchacha su mano. Ese paso en falso, era todo lo que Kinta necesitaba. Moviéndose tan rápido como el viento, giró clavando una daga en el cuello de aquel hombre. Inmediatamente después, disparó unos cuantos elementos punzantes, que terminaron en las gargantas de ciertos soldados. Girando sobre el suelo esquivaba un espadazo que bajaba directamente a ella; y sin más, saltó de la muralla.
La destreza y velocidad de la mujer, habían dejado atónitos a muchos de los que se encontraban presentes, volviendo a reaccionar con los gritos de Teilan.—¡Búsquenla! ¡Qué no escape!
Kinta caía mientras sacaba la última daga que tenía consigo, y calculaba el momento justo para clavarla en la pared. Sabía que si quería salir de allí con vida, debía ser lo suficientemente rápida para perderse en los pasillos del castillo, hasta poder encontrar el momento para escapar.
Algunos arqueros se posicionaban y comenzaban a lanzar flechas hacia la mujer. Encontrándose todavía a unos cuantos metros del suelo, la mujer clavó con toda su fuerza la daga en la pared, logrando disminuir la velocidad con la que caía. Pero pese a sus intentos por lograrlo, la daga no lo resistió. Sin perder la calma, inclinó su cuerpo, brevemente, y en el momento en que las puntas de sus pies tocaron el suelo, roló hacia adelante. Hubiese sido una caída perfecta, de no ser por el gran dolor que ahora sentía en los músculos de sus piernas. Como pudo, impulsó su cuerpo en un intento por largarse a correr, cuando un repentino dolor en su pantorrilla izquierda la tumbó en el suelo. Mirando su pierna, descubrió que una flecha atravesaba de lado a lado su músculo. Mientras tomaba oxígeno y maldecía, quebró la flecha y se echó a rodar, esquivando los proyectiles de los arqueros. Logró cubrirse tras un cantero, y observó que pocos metros delante de ella, había un pasillo. Creyendo su mejor oportunidad, aguantó el dolor mientras juntaba la fuerza en sus rodillas, y corrió con toda la velocidad que podía juntar. Lo que Kinta no habría podido imaginar, era que al llegar a la puerta del pasillo, Germanus pondría un arma sobre su cuello. Las miradas entre estos fueron intensas; y sin la necesidad de decir alguna palabra, la mujer comprendía, que había perdido.
Nota de Autor:
¡Gente! Muchas gracias por el apoyo de siempre!
¡Falta poco para el final! ¿Final? ¿Esto termina?
Como saben pueden seguirme en mi Instagram, donde subo contenido seguido y novedades de la novela! nicoagarcia_
Saludos!NicoAGarcía
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Fhender: La rebelión de los Vahianer ©
Fantasía¡Sumérgete en el fascinante mundo de Fhender y déjate llevar por una aventura inolvidable! En esta apasionante novela, conocerás a Milton, un joven huérfano que se embarcará en un viaje lleno de misterios y descubrimientos asombrosos. A medida que d...