Capítulo 3: ¡Qué empiece el juego!

4.6K 240 3
                                    

La suerte siempre está de mi lado, ¿Se nota? De todas las personas en el mundo que me podía cruzar, justo él tenía que ser ahora.

—Uy, disculpá —me dijo.

—No, disculpame vos, yo no miraba por donde iba —dije mientras ponía mi mejor cara de hipócrita.

¿Por qué no podía ser alguien más? Decía para mis adentros.

—Abby, no te reconocí.

—Hola, Anderson —dije sin muchos ánimos de socializar justo ahora.

—¿Qué haces por acá? —me preguntó ignorando mi actitud.

Cuando quiero, soy un amor de persona, pero cuando estoy enojada, quiero y puedo mandar a la mierda a cualquiera que se me cruce sin ningún problema. En estos momentos, me encuentro en un punto medio, donde no sé bien qué es lo que siento y menos cómo voy a reaccionar a ciertas cosas.

—Tomo un poco de aire fresco —me limité a decir.

—¿Te puedo acompañar? —me preguntó y automáticamente quise decirle que no, pero por su expresión, él no iba a aceptar un no por respuesta y acepté. Mientras caminábamos, me preguntaba cosas sobre cómo me había ido con el regreso a clases o cómo estaban mis padres y Ethan.

No les conté, los padres de Liam y los míos son grandes amigos de toda la vida y tienen varios negocios juntos. De vez en cuando nos juntamos a cenar con ellos, por ende, nos debíamos ver. La verdad es que a mí siempre me daba igual si él estaba o no, pero ahora al querer meterse conmigo las cosas cambiaron y para mal.

—Martina me dijo que Ethan se retiró hoy, ¿Le pasó algo serio? —me preguntó.

Martina es su hermana menor y es compañera de Ethan, no tengo nada en contra de ella, es más, hasta me cae muchísimo mejor que el boludo que tiene como hermano, o sea, Liam.

—Sólo comió algo que le cayó mal, ¿Y tus papás? —le pregunté.

—Lo de siempre, papá trabaja y mamá lo acompaña a todos lados.

Era muy consciente de que en este momento estaba hablando con Liam, el que hizo una apuesta sobre mí y qué mejor que empezar cuanto antes.

Me permití detallarlo un poco disimuladamente y noté que llevaba puestos unos jeans gastados, una camiseta con el logo de un cuadro de fútbol que no recordaba en estos momentos, pero que hacía que se le marcaran perfectamente los músculos trabajados, y unas zapatillas deportivas.

No me aguanté las ganas de preguntarle para ver si tenía los huevos o no de decirme la verdad.

—¿Por qué de la nada me hablas? —le pregunté directamente.

Se notó que mi pregunta lo puso algo nervioso y trató de que no se notara, pero no lo logró.

—Yo... eh... te quería conocer más —respondió nervioso.

—¿Por qué? —insistí.

—Porque me gustas... digo, me gustaría que nos llevemos bien —dijo no muy convencido.

Si no supiera la verdad, me lo hubiera creído, mientras tanto me iba a divertir con la situación.

—¿Por qué no empezaste por ahí? Ya me estaba asustando —dije.

—Porque al no hablar hace mucho tiempo, no sabía cómo ibas a reaccionar —dijo y era cierto, nunca se sabe cómo voy a reaccionar y mucho menos luego de años, porque sí, él y yo nos conocemos desde hace años.

—Bueno, supongamos que te creo —dije riendo.

Caminamos por un rato sin decir mucho, hasta que llegamos a mi casa. A pesar de que le dije que no era necesario, él se ofreció e insistió en acompañarme para asegurarse de que llegara bien.

—¿Qué te parece si mañana paso por vos para ir al colegio? —me preguntó de repente.

—No lo sé, tengo que llevar a Ethan también, si es que se siente mejor, obviamente —dije con duda.

—No te preocupes, los llevo sin ningún problema. Además, también tengo que llevar a Martu.

—Está bien —acepté —, adiós, Liam.

—Adiós, Abby —me saludó y se fue.

Apenas entré a casa, mamá me empezó a bombardear con preguntas sobre él. No puede ser que me estuviera espiando y no lo notara.

Como le gusta hablar de chicos a esta mujer.

—¿Qué hacías con Liam? —me preguntó.

Esto de ser muy directos es de familia por lo visto.

—Nada del otro mundo, mamá. Me lo choque en la plaza, hablamos un rato y se ofreció a acompañarme hasta acá. También que mañana nos va a llevar a Ethan, si se siente mejor, y a mí al colegio, nada más —dije cansada —. Así que si ya terminaste con el interrogatorio, ¿Puedo ir a mi habitación?

—Está bien, y por suerte tu hermano se siente mejor, ahora sí te podes ir —dijo, subí a mi habitación y apenas entré, llamé a Liv y Nick, y les conté todo lo que había pasado.

Una vez que termine de hablar con ellos, fue como si lo hubiera invocado o algo parecido, porque me entró una llamada de Liam.

—Hola —le dije un poco animada.

—Hola, Abby, te llamo para avisarte que mañana paso por ustedes a las siete y media, ¿Okey? —me dijo.

—Me hubieras mandado un mensaje, no hacía falta que me llames —le dije mientras reía.

—Lo sé, sólo quería escuchar tu voz —dijo de repente.

¿Así es como conquista a alguien? Wow, hasta pena me da. Aunque...

—Okey, me tengo que ir, nos vemos mañana, bye —le dije y sin esperar respuesta, corté.

No puedo creer que me ponga nerviosa que me diga ese tipo de cosas, es una completa estupidez, además, es todo mentira. Creo que esto se me va a complicar más de lo que pensé.

¿Una simple apuesta? - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora