Epílogo

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8 años después...

Me despierto al sentir un camino de besos que van desde mi cuello hacía mi boca. Que linda forma de despertar, por dios.

—Buenos días, Anderson —le dije mientras abría mis ojitos y me encontraba con esa linda sonrisa de parte de la persona que más amo en este mundo.

—Buenos días, preciosa —me dió otro beso —. Te traje el desayuno a la cama, como a vos te gusta.

Hace más de cuatro años que con Liam estamos viviendo juntos. Una vez que empecé la universidad, decidí irme a vivir sola por un tiempo, pero como me era muy aburrido estar sola, le propuse a Liam si quería que viviéramos juntos y aceptó.

Aunque al principio nos costó un poco, ya que nuestros padres no estaban de acuerdo con esto, pero con Liam estábamos seguros de nuestra decisión y no nos arrepentimos para nada. Y la verdad es que la pasamos muy bien. A veces tenemos alguna que otra discusión, pero no es nada del otro mundo.

—Sos lo más —le dije mientras tomaba un sorbo de café —, ¿Qué hora es?

—Las siete y media de la mañana apenas —dijo mirando su reloj —, estamos a tiempo todavía.

—Genial, porque lo que menos necesito en este momento es llegar tarde a la empresa.

Los voy a poner al tanto de todo, hace un par de años atrás que terminé la universidad y debo decirles que no fue tan fácil como pensé. Pero tanto esfuerzo valió la pena y a mis 26 años, ya tengo mi propia empresa en donde nos dedicamos a fabricar ropa con una gran variedad de talles, especialmente para personas con sobrepeso. Con ayuda de Eva, mi socia, creamos esta empresa y nos va bastante bien con las ventas por suerte.

Y se deben preguntar cómo estoy con respecto a lo que pasó años atrás, bueno déjenme decirles que ya lo superé, ya estoy bien y me acepto tal cual soy. Aunque mamá me insiste en que vaya a un grupo de apoyo para charlar con personas que pasaron por algo parecido, pero yo le dije que no hacía falta.

Liam, por otro lado, también terminó la universidad hace unos años y ahora es un médico que se especializa en la parte de pediatría. Es muy tierno ver como sus ojitos le brillan cada vez que ve un niño, espero que algún día, si llegamos a tener hijos, sea tan bueno como lo es con sus pacientes. Aunque falta todavía para eso, no se emocionen.

—Abby, no olvides que hoy yo me encargo la cena —dijo Liam algo nervioso.

—Tranquilo, me podré olvidar de muchas cosas, pero si tiene que ver con que alguien cocine por mí, jamás lo haría —me reí y le di un tierno beso y eso sólo llevó a que nos terminemos besando apasionadamente y bueno... ya se deben imaginar qué pasó después.

(***)

Luego de disfrutar un rato a la mañana con Liam, decidí ir a la empresa de mis padres antes de ir a la mía, ya que hace rato no los veía. Una vez que llegué, saludé a la recepcionista y me dirigí hacia el ascensor que me llevaba a la oficina de ambos, en el último piso.

Una vez que llegué, toqué la puerta y se escuchó un adelante, así que pasé.

—Buenos días, llegó el alma de esta familia —dije mientras me acercaba a saludarlos.

—Buenos días, hija —me saludaron ambos con un cálido abrazo.

—¿Qué hacían? —les pregunté curiosa mientras asomaba mi cabeza a los papeles que estaban mirando hace unos segundos.

—Nada importante —dijo papá mientras los recogía rápido —, ¿Qué hacías por acá tan temprano?

—Tenía un rato libre antes de ir a la empresa y decidí pasar a saludarlos. Hace dos semanas casi que no los veo por todo el trabajo que tenía —dije recordando que tengo más trabajo todavía.

¿Una simple apuesta? - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora