Liam 4

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En medio de una fresca noche de viernes, me encontraba dando vueltas y vueltas por la casa de mi mejor amigo, buscándolo como loco, ya que al boludo se le ocurrió la maravillosa idea de emborracharse en medio de una fiesta que él mismo organizó. ¿El motivo? Una chica.

Desearía estar con mí chica en estos momentos, en lugar de buscar a Alex que seguro está por ahí lamentándose por la suya.

«Necesito mi dosis diaria de los mimos de Abby»

No bebí nada para mantenerme lo más cuerdo posible y disfrutar el momento, pero mi mejor amigo no sería mi mejor amigo si no cagara mis planes la mayoría de las veces.

Di la vuelta en un pasillo que daba a la cocina y ahí lo encontré, tirado a un costado, con su camisa desabotonada, su pelo hecho un caos, bebiendo vaya a saber qué, y soltando dramáticas lágrimas que de una forma muy extraña, comprendí. Menos mal que no había nadie a su alrededor.

—Al fin, te encontré —le dije a un borracho Alex cuando me le acerqué y lo ayudé a ponerse de pie.

Sabía que lo haría, pero todavía no podía creer que siguiera enamorado de Luna. No porque sea fea o algo por el estilo porque, de hecho, ella es todo lo contrario a eso y no lo digo porque me guste ni nada de eso, sino que a lo que me refiero, es que cada mujer tiene lo suyo y yo respeto eso; pero a lo que voy con Alex y ella, es que pasaron por tantas cosas, que me sorprende que aún así tengan tanta conexión entre ellos.

Su historia es bastante larga, pero la voy a resumir lo más posible como para que la puedan entender. De chicos, Luna siempre le hizo saber a Alex que le gustaba y a él nunca le importó, es más, hasta hubo momentos en los que se le burló en la cara. Obviamente, en algún momento ella se iba a cansar de sus actitudes, y cuando pasó, él se dió cuenta de que de verdad le importaba ella. Y bueno, pasaron muchas cosas más en el medio, a parte de que todo el colegio se enteró de lo suyo y ahora ella lo ignora.

No juzgo a Alex por cometer errores porque todo el mundo los comete, incluyéndome, claro está, pero no significa que esté de acuerdo la mayoría del tiempo en lo que hace, como estoy seguro que es lo mismo viceversa y él puede no estar de acuerdo conmigo. Siempre nos complementamos de una manera muy extraña, pero reconfortante, ya que siempre logramos entendernos al final del día y confiarnos casi todo. Es como un hermano para mí y no sé qué sería de mí sin ese boludo que tengo como amigo.

—Hermano, ¿Por qué ella ya no me quiere? —me preguntó mientras yo ponía todo mi esfuerzo en llevarlo a su habitación sin que se cayera.

—Yo estoy seguro de que sí te quiere, de hecho, es obvio que ambos lo hacen; pero sólo quiere que le demuestres que de verdad te importa, Alex —le respondí lo más sincero que pude, total, mañana no lo recordaría —. Eso es lo que tenés que hacer, pero... no ahora —le indiqué cuando quiso escaparse de mi agarre.

—¡Lo encontraste! —suspiró de alivio Manuel apenas me lo crucé en el camino.

—No, lo perdí —dije sarcástico —. Claro que lo encontré, ahora ayúdame a llevar a este estúpido a su habitación.

Luego de un rato bastante largo, logramos que Alex se quede en su habitación, inconsciente, pero lo logramos.

—¿Viste a Abby? —le pregunté a Manu.

—Creo que la vi en el patio —respondió.

Cuando notó que iba a buscarla, me sujetó rápidamente del brazo y me dió una mirada casi amenazante, tal y como me las da papá cuando hago algo "incorrecto", según él.

—Liam, no olvides lo que hablamos —me recordó y cuando fui a buscarla, sus palabras quedaron dando vueltas en mi mente, «Hoy era el día».

Cuando salí al patio y la vi, me sorprendí al notar que estaba bailando con un chico y demasiado cerca para mi gusto. Si mal no recordaba, creo que era uno del equipo del Royal. Los celos no se hicieron esperar en mi interior, por más que intentara contenerlos. Era algo más fuerte que yo y me sacaba de sí. Ver a Abby con otras personas, especialmente con chicos, siempre me generaba un gusto amargo en la boca que me tenía harto y no sabía cómo lidiar con él. Era como si ella fuera una completa debilidad para mí, pero a la vez la causante de todo lo que me generara problemas.

¿Una simple apuesta? - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora