Capítulo 6

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—Vamos. ¡Ya me disculpé! ¿Eso no es suficiente?

—No.

—Valeria...

Me detengo.

—¿Vas a seguir persiguiéndome? —me burlo mientras miro detrás de ella. La he mantenido corriendo detrás de mí casi por toda la empresa y no se ha dado cuenta.

Lore ha tratado de disculparse toda la mañana, pero no estoy molesta con ella. Sin embargo, al ver lo arrepentida que se veía no he podido evitar burlarme. Incluso fue al apartamento y no la dejé entrar solo para torturarla, además de que mi cerebro lastimosamente recordaba el acto noble y algo confuso de Alan, así que tenía suficiente en que mantener la mente ocupada.

—¿Cómo volviste a tu casa? —pregunta, arrepentida.

Desvío la mirada con incomodidad.

—Pues...

¿Debería decir la verdad? Conociéndola va a empezar a molestarme con eso de nuevo. Ya me parece bastante sorprendente que Alan haya estado tirado sobre su cama en medio de la noche y se haya puesto de pie, pensando en la posibilidad de que yo siguiera tirada en la misma silla. Me hace pensar que es mejor persona de la que quiere aparentar.

—En taxi—bufo.

—¿Tú tomaste un taxi? —pregunta.

—No. Alan me acompañó.

Pone esa sonrisita sospechosa y yo solo ruedo los ojos. Ahora va a empezar a armarse películas, pero la verdad es que no pasó nada raro. Bueno... sí, pero pudo haber sido peor.

—Conque Alan, ¿eh? —se burla—No sé por qué me preocupaba por ti entonces si estabas bien acompañada.

La miro con enojo.

—Solo lo hizo porque me vio sola. No porque le importara. Además no deberías decir eso cuando a ti no te importó dejarme por Daniel —la recrimino.

—Lo siento—luce arrepentida—. Pero estaba ebria y Daniel tampoco estaba en sus cabales. No te enojes con él.

Suspiro, desganada. No vale la pena irme contra Daniel, Lore lo defenderá. Además tampoco era su culpa. Supongo que son cosas que pasan.

—Al menos cumple tu trato de la noche de chicas —le digo—. Me hace falta pasar tiempo con mi amiga. Desde que te fuiste a vivir con Daniel ya casi no te veo.

—No me fui a vivir con él.

—No, pero pareciera.

—Pues entiende que él no puede ir a dormir a mi casa con mi madre —se ríe—. No quiero imaginarme eso. 

No, definitivamente no me lo imagino. Eso si le sumamos el hecho de lo pequeña de la cama.

—¿Entonces no estás molesta?

—No —me río. Aunque esa noche si lo estaba —. Solo me estaba burlando de ti.

Me da un golpe en el brazo mientras refunfuña.

—¡Eres cruel! Estuve preocupada por ti todo el fin de semana.

—Te lo mereces—le saco la lengua—. Vas a tener que darme muchos Doritos para ganarte mi amor de nuevo.

Lore se ríe y decidimos que esta noche tendremos una pijamada. Suena algo ridículo para la edad que tenemos, pero no nos importa. Comeremos palomitas, veremos películas, jugaremos y nos divertiremos como hace tiempo no lo hacemos. Pasar tiempo con mi amiga es justo lo que necesito y me ayudará a olvidar la extraña soledad en la que me veo enfrascada últimamente.

Decidimos caminar juntas hasta mi apartamento para disfrutar la tarde, hasta que veo algo que me hace frenar en seco.

No. Puede. Ser.

—Ooooooohhhh...

Arranco el volante del poste en medio de mi asombro.

—¡Valeria, no arranques pósteres de la calle! —me regaña.

—¡Mira esto! —le muestro el motivo de mi orgullo—. ¡Un torneo de Lol aquí! ¡En la ciudad! ¡Tenemos que entrar! ¡Anda! ¡Dí que sí! ¡Dí que sí!

Lore me quita el volante y lo mira con sospecha. Su emoción no es igual a la mía. Observa el volante con cuidado mientras yo me paro a su lado y salto en mi sitio, emocionada. Un equipo. Sí, ¡tengo que reunir a un equipo! Lore y yo somos dos, puedo decirle que convenza a Daniel y entonces...

—No lo sé...

¿Qué?

—Va a haber gente muy buena en ese torneo—me explica, mirando el papel—. Y yo juego por diversión.

Pero... pero...

—¡Pero Lore, esta es una gran oportunidad! ¡Podemos medir nuestros límites! ¡Y divertirnos jugando lo que mas nos gusta! —la sacudo de los hombros—. Vamos, no puedes dejarme sola. Las inscripciones casi terminan.

—Sí, pero yo no quiero medir mis límites... —dice, poco convencida de mi idea.

Me echo para atrás, decepcionada. De nuevo ha vuelto a abandonarme. ¿Noche de chicas? ¿Para qué? Ahora solo piensa en sí misma, y lo peor es que no puedo culparla por eso.

—Bien.

—Valeria...

—Olvídalo. Yo si voy a entrar—le quito el volante de las manos. 

Esta es mi oportunidad para salir de la rutina y experimentar algo nuevo. No voy a quedarme encerrada en mi vida solo porque Lore no quiere acompañarme.

—Oye, no he dicho que no. Solo déjame pensarlo—se excusa—. Además, ¿de donde vas a sacar un equipo para la próxima semana?

La señalo con mi dedo.

—Lo haré, ya lo verás. Voy a ganar ese torneo, incluso si hay gente mejor que yo.

También me ganaré mis propios méritos. No voy a quedarme lamentándome en mi apartamento. Observo el volante con atención mientras camino y Lorena me sigue. Bien, parece que los encuentros son los fines de semana, primero hay una etapa de selección, luego eliminatorias y así hasta llegar a la final. No voy a echarme para atrás. Esto puede ser emocionante.

Cuando llegamos al edificio Alan está rondando por allí, mientras guarda un papel en su bolsillo. Al verme no dice nada, solo me guiña un ojo. Ruedo los ojos, pero su presencia me altera. Baboso. Solo es taquicardia por el estrés, debe ser eso.

Entramos al apartamento con rapidez y Lore deja en la cocina las botanas que compramos para la noche. Bien, dijo que lo pensaría. No puedo pedirle demasiado, pero las inscripciones son hasta el viernes. Con eso debe ser suficiente por ahora.

Mis pensamientos se pierden cuando Lore me tiende un paquete de Doritos con una sonrisa.

Muy bien, con eso ya me tiene.


🎮

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Bueno, ¡este capítulo ha sido un poquito mas feliz! Pero se viene el torneo. ¿Qué cosas tan interesantes podrían pasar allí?

¡Muchas gracias por seguir esta historia a aquellas personitas que están por aquí! :3

Valeria por el premioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora