—Venía a traerte esto y Daniel quería ver como estaba Alan... —comienza Lore sin dejar de mirarnos de forma burlona—, pero si están muy ocupados...
—¡No! —salto en mi sitio. Todos me están mirando raro, hasta Alan—. No, solo estábamos...
—¿Abrazados? —pregunta mi amiga, tratando de no reírse.
—Sí, bueno, no, bueno...
—Lo siento señoritas, pero este hombre viene conmigo un segundo—se adelanta Daniel, pareciendo extrañamente amenazador.
Agarra a Alan del brazo y lo jala hacia afuera. Muy bien, ¿qué rayos fue eso? Suena a que van a tener una de esas conversaciones superserias que tienen los hombres una vez en la vida. Lore no deja de mirarme con sospecha. ¡Genial! Ahora va a pensar que entre Alan y yo hay algo, ¡y no es así! Solo estaba siendo amable, y él... él... a él le gusta jugar con las mujeres. Pero no puedo negar que me dio un pequeño infarto cuando me acercó a él.
Si tan solo no nos hubieran interrumpido... ¡¿Por quéeeee?!
—N-No dijiste que vendrías—me remuevo en mi sitio con incomodidad—. Y con Daniel...
—Quería ver a Alan y me quería acompañar. ¡Ese no es el punto! ¡Él te gusta!
—Shhh... ¡baja la voz! ¡Ellos están cerca!
—Muy bien, muy bien —baja la voz, visiblemente culpable—. Él te gusta. Por favor ya no me lo niegues, tengo evidencias suficientes.
—¿Ah sí? —me cruzo de brazos. No creo haber dado razones para que piense eso además del evidente abrazo—. ¿Cuáles?
—Primero—comienza a enumerar con los dedos. Suspiro con pesadez, esto va para largo—te ayudó cuando estabas ebria. Segundo: prácticamente me rogaste que fuera a buscarlo para que no se perdiera el torneo. Tercero: al parecer que dijiste unas palabras muy conmovedoras ese día durante el torneo.
Lore bate su celular, indicando que lo vio por internet. Mierda.
—Y ahora te encuentro aquí, muy pegadita a él. Quiero decir, Daniel me dijo que se había encerrado en su apartamento y no quería ver a nadie.
Sí, eso era cierto. Creo que a lo mejor encontré su puerta abierta por pura casualidad. ¡Pero no es mi culpa! Además me preocupaba, lo cual haría cualquier vecina normal, asegurarse de que sus vecinos no estén muertos. Es parte del código de conducta, o algo así. Ay, ¿a quien quiero engañar? ¡Estoy odiando a Lore porque por su culpa no pude abrazarlo casi nada!
¡No! ¡¿Qué me pasa?!
—Dime la verdad, amiga. ¿Él te gusta?
Suspiro.
—No... no lo sé—murmuro, derrotada.
No vale la pena negarlo, pero tampoco estoy segura. Alan me mueve el piso desde hace rato y cada vez que su magnetismo me atrae me siento como una idiota, porque sé que solo me está usando para entretenerse. No creo que él me considere como alguien importante. Trato de eliminar el sentimiento de dolor que se siembra con fuerza en mi pecho. ¿Por qué me duele tanto?
—Oye, entiende que estoy preocupada por ti—me pone la mano en el hombro—. Alan no suele tener relaciones serias. Es del tipo de persona que se salvará a sí mismo ante cualquier cosa, y no digo que esté mal. Pero no creo que sea el tipo de hombre con el que debes meterte.
—Sí que crees mucho lo que Daniel te dice—refunfuño—. Tal vez no sea así del todo.
—Claro que le creo, él lo conoce mas que nosotras. Daniel también se preocupa. Probablemente se llevó a Alan para sermonearlo.
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Valeria por el premio
Short StoryCuando su mejor amiga consigue pareja, Valeria comienza a sentirse mal porque se da cuenta de que su trabajo y su videojuego favorito son todo lo que le da sentido a su vida. Sin embargo un día una oportunidad de oro aparece frente a sus ojos, cuand...