Si antes Alan me ignoraba, ahora aun mas. No solo eso, sino que el tercer encuentro se acerca, y serán los octavos de final. Habrá eliminados. He entrenado duro con el equipo, la verdad es que tengo miedo de que a la próxima no tengamos tanta suerte. Si perdemos podríamos ser eliminados y no quiero eso. Quiero ganar, eso significaría mucho para mi. Es por eso que veo tantas guías, aprendo tanto sobre el juego y entreno incluso cuando no juego con el equipo.
Pero cada vez que veo a Alan pierdo la concentración. No lo entiendo, de verdad que no. Pensé que nos estábamos llevando bien, pensé que de una u otra forma... yo le importaba. ¿Pero entonces por qué fue tan amable conmigo antes? ¿Es posible que todo haya sido un juego? ¿Ya se cansó de mí? ¿Ya no me quiere ver? ¿Significa que nunca más voy a poder hablarle?
Ahora cada vez que me mira, su expresión se vuelve firme y dura. Yo provoco eso. No le provoco una sonrisa o una sensación agradable. Le provoco fastidio.
Mientras dejo el pequeño envase plástico con la dona sobre el escritorio de Juan David, el sentimiento me atraviesa.
Fastidio... yo le fastidio. Le molesta estar cerca de mí. ¿Por qué? No quiero que sea así, ¿por qué tiene que ser así?
Probablemente sea cierto, yo solo era un juego para él. Pero no estoy dispuesta a ser eso, ya vivi la experiencia una vez y no la voy a repetir. Debí saber que Alan era como Esteban, que al final no había nada bueno allí. Debí saber que estaba podrido por dentro.
—¿Y esto? —pregunta Juan David cuando recoge la dona de su escritorio. Lo miro con indiferencia mientras le dejo unos papeles.
—¿Qué pasa? —pregunto.
—N-Nada... ¿viste si alguien entró?
Me encojo de hombros mientras pongo los papeles sobre el escritorio.
—Fuera de los del departamento de ventas, no.
—Ya... —mira la dona con duda—. ¿Tú no dejaste esto aquí?
—¿Por qué lo haría? Si me disculpas tengo cosas que hacer.
Me voy de ahí dejándolo con la duda. Al menos Carolina estará feliz de saber que su identidad secreta está a salvo. Juan David es como Alan, al fin y al cabo son amigos, ¿no? Aunque no entiendo por qué Carolina no quiere que él sepa que es ella quien le deja las donas.
—Mañana es el tercer encuentro—me dice Lore con emoción. Sé que trata de animarme—. ¿Estás lista?
—Supongo.
—Vamos, quita esa cara—dice, jalándome los cachetes. ¡Duele! —¡Sonríeeeee!
—No puedo—suspiro—. Creí que nos estábamos llevando bien.
—Yo te lo advertí y no me hiciste caso—me regaña—. Ahora te aguantas.
—¡Eso no me ayuda!—me enfado—. Lo siento amiga pero si vas a estar en ese plan prefiero que no me digas nada.
—¿Y cómo quieres que me calle? Andas como un zombie todo el día llorando por Alan.
—Yo no lloro por él—refunfuño.
—Sí lo hiciste—me recuerda—. Justo el día después de que te dijera esas cosas horribles.
—Está bien, no me lo recuerdes —suspiro—. Y lo peor es que me gusta encontrármelo incluso si me odia. Soy una masoquista.
—¿Y qué vas a hacer?
—Él dijo que lo dejara en paz—murmuro con rabia—. Eso voy a hacer. Pero te juro que lo voy a derrotar en ese torneo cueste lo que cueste.
Pero eso no será lo mas difícil de mañana. Lo mas difícil será verlo desde lejos y no poder acercarme a hablar con él. Saber que me odia, que solo era un juego. Tengo que superarlo, no puedo seguir lamentándome toda la vida. Pero no sé si su rechazo deje de doler algún día. ¿Será posible que si me haya enamorado de él? Pero ya no importa si es así o no. Me odia... y eso es todo lo que necesito saber.
Es hora de irme, pero sé que si salgo del apartamento y Alan está cerca se va a poner incómodo. Odio eso. Odio la cara que pone cada que me ve, la expresión de indiferencia y de fastidio. Incluso prefiere fingir que no existo. Y todo cambió desde que descubrí donde trabajaba. Entonces vi a la persona cretina que es, pero en contraste a eso no puedo dejar de recordar todas las veces que fue lindo conmigo.
¡Él no te quiere! ¡Déjalo ya! ¡Eres un fastidio para él!
Escucho la puerta de al lado abrirse y luego los pasos se detienen un segundo antes de alejarse por el pasillo. Cuando estoy segura de que no hay nadie cerca, salgo de mi apartamento. Me llevo una mano al pecho. Duele mucho, no quiero esto, debe haber una forma de arreglarlo. Pero por más que busco en mi mente, no hay nada.
Él es un mujeriego que solo piensa en sí mismo, y eso no va a cambiar. Esto no es como en los libros, es la vida real.
Los mujeriegos no dejan a otras chicas por una sola. Nunca.
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Lo sé, lo sé, este capítulo no tuvo mucha acción. ¡Pero que no cunda el pánico! Se viene el tercer encuentro y con eso cosas sabrosonas también 7u7
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Valeria por el premio
Short StoryCuando su mejor amiga consigue pareja, Valeria comienza a sentirse mal porque se da cuenta de que su trabajo y su videojuego favorito son todo lo que le da sentido a su vida. Sin embargo un día una oportunidad de oro aparece frente a sus ojos, cuand...