No dejo de mover mi pie con inquietud mientras veo a Alan hablar con Aura. O mejor dicho coquetear con ella. Ni siquiera sé por qué me molesta tanto, o bueno, si lo sé. ¡Es un hipócrita! ¿No se supone que yo le gustaba? ¿Tan rápido se olvidó de lo que sentía por mí? No puedo creerlo, pero después de todo así son los hombres de su clase. Un día te declaran sus sentimientos pero al otro ya eres una desconocida. Solo es una treta para hacerme caer en sus redes. ¡Y él se puso en mi contra cuando me vio con Santiago! ¡¿Con qué derecho vino aquí?!
¿Pero y si él y Aura se conocían desde antes? ¿Y si entró aquí para verla?
—Me estás asustando—dice Stella, sentada en frente de mí mientras almorzamos—. Parece que fueras a matar a Aura. ¿Es porque está con el chico guapo?
Gruño por lo bajo. No me gusta esto para nada.
—¿No se supone que deberías estar muy feliz de que él esté aquí? Tú eres la que debería estar almorzando con él—dice, mirando hacia atrás con cautela. Alan dice algo de lo que Aura se ríe. ¡Ella se está riendo! ¡Aura casi nunca se ríe!—. ¿Qué pasó cuando fuiste a verlo?
¿Debería hablar de eso? Ni siquiera lo sé. Afortunadamente -o por desgracia-, alguien nos interrumpe.
—Señoritas—una mano se pone sobre la mesa. Alzo la mirada y cuando veo quien es, el desgano aumenta—. ¿Qué hacen aquí tan alejadas del resto?
—Vete, cara de sapo—farfullo—. Estorbas.
—Vamos preciosa—insiste Santiago—. Tú y yo podríamos divertirnos un rato. ¿Qué dices si vamos a alguna parte durante el almuerzo?
Estoy a punto de decir que se vaya al demonio, pero los ojos que me observan desde la otra punta del lugar me detienen. Ya no le presta atención a lo que está diciendo Aura, sus ojos están sobre mí. Desvío la mirada y trato de ignorarlo, pero los rayos de inconformidad y molestia son imposibles de ignorar. ¿Está celoso? ¿No estaba muy ocupado con Aura?
—Vamos, no me dejes esperando—ruega Santiago—. Solo pasaremos algo de tiempo juntos.
Ah... ¿por qué haría eso?
Pero los ojos de la única persona que me gusta están sobre mí. Es la única persona con la que me gustaría pasar algo de tiempo juntos de forma mas íntima. Sé que está molesto conmigo por lo que le dijo Esteban, tanto que incluso ha empezado a ignorarme. Pero no puedo tolerarlo. Esto es muy difícil. Sería mas sencillo si fuera hasta él y le hablara honestamente, pero no es tan fácil como suena.
Esta distancia que nos separa cada vez más comienza a volverme loca. Llegará el día que pase por los pasillos y ni siquiera me determine. Creo que no podría soportar eso. Todo porque no soy capaz de hablar con él, de decirle lo que verdaderamente pasó en ese entonces, porque no soy capaz de explicarle lo que necesita oír para que ya no me juzgue. Odio pensar que soy una escoria en su cabeza, ¿por qué me castiga de esta forma?
¿Fue mi culpa? ¿Yo causé todo esto? No quiero que hable de mi pasado como si supiera de lo que habla, pero tampoco quiero que se aleje. ¿Pero qué podría decirle? ¿Qué podría hacer para que vuelva a sonreírme?
—Oye—Santiago se acerca tan abruptamente que me echo para atrás. Su rostro está demasiado cerca...—. Estoy justo aquí. No mires al estúpido del nuevo.
Una silla rechina a lo lejos mientras Santiago lleva una mano a mi rostro. Lo miro con enojo, ¿de verdad está haciendo esto en público?
—¿Sabes? Podría besarte aquí mismo—sonríe él—. Pero eso sería incómodo, ¿no? Sería mejor si estuviéramos solitos, en una habitación con menos gente y menos luz.
Es extraño como eso no me causa nada. Tampoco me asusta. Pero si me preocupa por la posibilidad de que Alan se pueda imaginar algo que no es. Es cierto, ¡Alan está mirando!
—¡Santiago!
El mencionado salta en su sitio. Juan David está a unos cuantos metros de nosotros con una cara de molestia. Se acerca a nosotros, y por su cara sé que me voy a meter en problemas. No puede creer que de verdad piense que yo quería algo con él, ¿o sí? No puede estar tan loco.
—¿Qué rayos te pasa? Estamos en el trabajo.
—Vamos hombre, sabes que ella me gusta—se mete las manos a los bolsillos del pantalón—. No veo que tiene de malo.
Juan David lo jala del brazo y ambos hombres se dan la espalda mientras cuchichean. ¿Saben que aún estoy aquí?
—Ella no te gusta, idiota—murmura—. Solo quieres saciar la curiosidad.
—Bueno, ¿y eso qué?
—No te metas con ella. Ya está tomada.
¿Que yo qué? Al parecer ya estoy tomada y no lo sabía. ¿Acaso no pueden tener mas discreción al hablar de otros?
—Ah así que ya estoy tomada—me pongo de pie. Ambos hombres me miran—. ¿Y por quién se supone que estoy tomada?
Se forma el silencio sepulcral. De repente todas las miradas están puestas sobre nosotros e incluso Alan se ha puesto de pie en su sitio. No sé a que clase de circo están jugando, pero me estoy cansando. Últimamente todo el mundo me está mirando como un bicho raro y eso no puede hacerme sentir peor. Por lo general no me molesta la atención, pero ahora mismo desearía que su fuente de interés fuera otra cosa.
Quiero que las cosas sean como antes. Quiero poder sonreír como lo hacía antes, pasar tardes con Alan viendo películas y riéndonos de estupideces, pasar tiempo con mis amigas y volver a ese tiempo donde todo era feliz. Pero creo que desde que entré al torneo y desde que Alan apareció, las cosas solo se han complicado con el tiempo.
Lo miro desde la distancia. Quiero decirle algo, pero ni siquiera sé que es. La distancia que mantiene entre nosotros me quema, como si estuviera asegurándose de estar una cantidad determinada de metros lejos de mí. Y cuando vuelvo a mirar a Juan David, lo capto.
—¿Es por él? ¿Por él estoy tomada? —señalo a Alan—. ¡Abre los ojos! La persona que vino a buscar aquí... no soy yo. Es Aura.
Aura se levanta y me mira como si estuviera loca.
—¿Estás mal de la cabeza? ¿Crees que me interesan esta clase de hombres? —se burla, señalando a Alan.
—Está bien. No tienen que ocultarlo—digo con tristeza.
—Valeria, creo que estás malentendiendo las cosas—dice Stella, poniéndose de pie—. Deberías escuchar lo que-
—No. Quiero que me dejen en paz—murmuro mientras me aferro a su brazo—. Solo quiero volver al trabajo.
Me marcho de ahí antes de que puedan hacerme alguna pregunta. Llego a mi escritorio mas pronto de lo normal, el lugar está vacío. Todos están almorzando. Respiro profundo y tomo un lapicero para tomar apuntes, pero cuando trato de escribir mi letra tiembla. Agarro una mano con la otra para tratar de contener el temblor, hasta que una gota cae sobre la tinta y mancha la hoja.
Tendré que escribirlo de nuevo...
🎮
.................................
Como dirían en "¿Y donde están las rubias?": Es dura de conquistar. ¿Por qué habrá creído tan fácilmente que Alan vino por Aura? Y por cierto, ¡trataré de actualizar todos los días esta semana! Así que deseenme suerte ^^
ESTÁS LEYENDO
Valeria por el premio
Short StoryCuando su mejor amiga consigue pareja, Valeria comienza a sentirse mal porque se da cuenta de que su trabajo y su videojuego favorito son todo lo que le da sentido a su vida. Sin embargo un día una oportunidad de oro aparece frente a sus ojos, cuand...