Capítulo 32

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Esta ahí en frente de mí, tan atractivo para la gente como siempre. Él tiene el poder de atraerme como un imán y a la vez de hacerme sentir cosas inexplicables. Fue mi salvación al principio, pero luego se convirtió en mi destrucción. Creí que por una vez había tenido suerte, pero luego descubrí que sus intenciones desde el principio siempre fueron destruirme. A lo mejor me quería, pero a la vez quería acabarme. En su cabeza era una lucha constante entre el bien y el mal.

Para mi desgracia, su deseo por hundirme fue más fuerte.

—Mucho gusto, señor Cruz—se levanta Juan David para saludarlo. Le da la mano para saludarlo—. Lo estábamos esperando. Ella es Lorena, la jefa del departamento de informática. Y ella es Valeria, la ejecutiva del departamento de ventas que nos estará ayudando en el proceso.

Los ojos de Esteban se quedan fijos en los míos.

—El placer es mío.

No soy capaz de determinar en qué plan viene. Sea como sea yo no quiero tener ningún tipo de relación con él, ni siquiera profesional. Pero no puedo decírselo a Juan David, no hay forma de explicarle algo así. Además se supone que en el mundo de los negocios no se puede poner a los sentimientos por delante. Muy bien, ¿quiere que trabajemos juntos? Lo haremos, pero eso es lo único que obtendrá de mí.

No permitiré que me aplaste de nuevo. No lo permitiré nunca más.

Tomo aire y agarro mis papeles. Tengo que demostrar que su presencia no me afecta en lo absoluto, aunque en realidad si lo hace. Verlo aquí es como si algo me gritara que Alan es la misma clase de persona y que tampoco debería confiar en él. Si Esteban nunca hubiera aparecido a lo mejor no sería tan prevenida con Alan.

—Bien, como sabemos la última versión del software ha sido un éxito, pero ha venido quedándose obsoleta debido a las nuevas versiones del sistema operativo Android sacado en el mercado—comienzo a decir—. El propósito es actualizarlo de forma que las nuevas funcionalidades de las últimas versiones de Android puedan ser aprovechadas correctamente.

Lore me mira con orgullo, sabe lo difícil que es para mí tener que estar tan cerca de él.

—Eso es muy conmovedor—me tenso al oír su voz—. Señorita...

—Valeria—lo miro con enfado. No puedo evitarlo, sé que tengo que ser profesional pero me cuesta.

Pero ahí está de nuevo, su sonrisa coqueta e irresistible. Cierro los ojos con fuerza por un instante, no puedo sentirme mal. No voy a hacerlo. Sigue siendo el mismo de siempre.

Aun es capaz de destruirme si se lo permito.

— ¿Pero cómo aseguraremos que siga siendo compatible con versiones anteriores?

— ¿Cómo?

Su repentina contradicción me perturba tanto que ni siquiera puedo pensar en una respuesta ingeniosa.

—Sí, es cierto que las versiones de Android se actualizan cada vez con mayor rapidez—comienza a decir con un tono de desdén—. Pero eso no quiere decir que debamos descartar a las versiones anteriores. Aún existe un porcentaje importante de la población que utiliza un celular de gama media-baja después de todo. ¿De qué nos sirve su propuesta a nosotros entonces?

Me está retando, lo veo en su mirada. No voy a permitírselo, no dejaré que me aplaste de nuevo.

—No hemos dicho que vayamos a descartar a esa población—le digo con un tono de voz desafiante. Su curiosidad aumenta—. Solo digo que la adaptaremos para que sea capaz de aprovechar las propiedades de los Android más avanzados. En cuanto a los celulares de gama media-baja, nos aseguraremos de que el rendimiento siga siendo el adecuado.

—Ya veo—comienza a decir—. Me gustaría seguir discutiendo este tema con usted más a profundidad. ¿Cree que podríamos hablarlo con más calma?

—Podrían reunirse después del trabajo—comienza a decir Juan David—. Así discutirán los detalles con mayor cuidado.

Ah, ¿hola? ¿Acaso esta junta no era para esto? No entiendo a Juan David, ¿está tan desesperado por conseguir el trato con Aeris que no le importa sacrificarme en el camino? ¡Ni siquiera entiendo cómo es que Esteban terminó en esa empresa! Maldita sea mi suerte. Ojalá se hubiera ido lejos, muy lejos.

—Si me permiten opinar, creo que yo-

—Ella estará encantada—dice Esteban, sonriendo como un zorro—. Ahora pasemos al presupuesto.

Me echo agua en la cara varias veces. Esteban está ahí afuera en alguna parte, esperándome. Bien, el plan es el siguiente: me infiltraré entre la gente de modo que Esteban no pueda identificarme, luego cuando llegue a la recepción a salvo me aseguraré de irme lo más rápido que pueda y así me libraré de toda sospecha.

Me acerco a la entrada del baño y tomo aire. Tres... dos... uno... ¡Ahora!

Salgo corriendo. ¡Lo siento, Juan David! ¡Ahí te ves! No voy a ser tu peón de cambio para cerrar un negocio. Así que me escabullo entre la gente hasta llegar a la recepción. No hay señales de Esteban. Cuando salgo a la calle sonrío con triunfo. ¡Sí! ¡Lo logré! Ahora podré prepararme psicológicamente para mañana, cuando me regañen por haber dejado a Esteban solo. ¡No me importa! ¡Dije que no estaba de acuerdo en salir con él! Puedo hacerle un informe o algo así para que lo lea. Miro hacia atrás mientras me alejo. Aun podría volver. Mmm... Nah.

Me pongo pálida. ¡Lore! ¡Le dije que podía quedarse en mi casa esta noche! Soy una estúpida. ¡Estúpida, estúpida! La llamo, pero no me contesta. ¡Soy la peor amiga del mundo! Al final decido mandarle un mensaje: «Nos vemos en mi apartamento».

Me apresuro a llegar, por favor, por favor que lo haya visto. Espero que esté allí. Pero cuando llego no es a Lore a quien me encuentro.

Es Esteban frente a mi puerta. Hablando con Alan.


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¿Qué les parece el edit? ¡Está hermoso! Gracias a Made Guevara por hacerlo, de verdad te quedó muy lindo :3 ¡Muchisimas gracias! Y si lees esto, pondré el otro al principio de Lorena contra el jefe :D

Valeria por el premioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora