capítulo 4

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Antes de empezar me di cuenta de que todos estaban muy emocionados y...mareados.

Me acerqué a hinata con la intención de tranquilizarlo pero él salió corriendo al baño...este chico no tiene caso.

Ya no había nada que hacer, el partido iba a empezar.

Los chicos ya habían hechos las presentaciones y habían estirado, el partido estaba a punto de empezar y aunque fuera de practica o que no jugará yo el sentimiento de ganar me renconcomia por dentro.

(...)

El partido no iba como lo esperado, hinata  estaba demasiado nervioso...era como si jugará solo.

Y le tocó sacar.

Sinceramente no me esperaba nada bueno de eso, y así fue, la pelota impacto en la cabeza de kageyama causando la risa de Tanaka y mi hermano...que demonios la mía también.

-Pfff jajajajajaja buena recepción rey- dijo mi hermano sujetandose el estómago por la risa.

-¡¡¡Haced el favor de callaros!!!- grito daichi.

Pero entonces kageyama empezó a acercarse a hinata, yo ya estaba pensando que tipo de flores llevar a su tumba.

-Era esto, esto era lo peor que podías  haber hecho...dime a qué le tienes miedo- dijo mientras se golpeaba en la parte afectada.

Por un momento me recordó a mi.

Después de eso todo fue mucho mejor.
Pero algo no me cuadraba.

Faltaba alguien en el equipo contrario pero no sabía muy bien quién.

De repente los gritos de muchas chicas resonaron en todo el gimnasio

Que te parece, mi respuesta del cielo, ahí estaba el muy idiota con su "Ya~Ho" que me irritaba tanto.

Intente esconderme para no ser vista pero no tubo caso.

- Oh pero si es mi (t/n) chan- dijo tirándose encima mio- cuánto tiempo pequeña limonada dime...como está tu espalda?-  ese hijo de p**a, quería matarlo, iba hacerlo pero...

- Oikawa-san agradecería que soltara a nuestra manager- sentí un tirón en el abrazo.

- Moo~ Tobio-chan no me quites a la pequeña- bueno esto es el colmo.

No, (t/n) relájate, eres una mujer con clase.

- Mi espalda está bien gracias por preocuparte Oikawa-san, dime tú...¿Cómo está tu muñeca?- vi como su mirada de volvió sombría cosa que me hizo sonreír de una burlona.

- Tu pequeña...- el alargó su brazo en un intento de agarrarme cayendo en la trampa, lo esquive y lo agarre de la muñeca- Dime... Quieres que te la vuelva a romper? Si lo hago es posible que no vuelva a ser la de antes...que dices O-i-ka-wa- san~- todo aquello se dije al oído.

Todos en aquel gimnasio estaban mirando la escena desconcertados.

Oikawa logro reaccionar alejándose y sonriendo de forma inocente.

-Pues claro que me gustaría ir a tomar algo contigo (t/n)- Chan, cuando tú quiera- dijo el cabrón lo suficiente como para que todos lo oyeran.

Mi vena se incho como nunca, pienso dejar a ese chico paralitico, me preparé para saltar encima de él pero cuando estaba apunto de llegar a su cara y arrancarle los ojos sentí que alguien me agarraba por la cintura en el aire.

-(t/n) te he dicho mil veces que las cosas no se solucionan a golpes, recuerda, dialogar es la mejor arma- dijo mi hermano mientras me subía a su hombro, me sentó en el banco y hizo lo que siempre hacia para pagarme la llama...apagarla literalmente, cogió una de las botellas y me la tiro encima- ¿Mejor?- por alguna razón desde mi pequeña la única forma de calmarme era estar mojada.

La Hermana Del Cuatro OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora