Capítulo 22.

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- Te tienes que disculpar. - repitió como por décima vez.

- Ya te dije que no lo haré. No insistas.

- Ve a disculparte Mateo, está en frente tuyo, solo tienes que ir y disculparte.

- Pero que pesado te pones. Bien lo haré. Pero solo es para que me dejes en paz. - me levanté del asiento.

-Bien - me miró victorioso, ya que consiguió lo que quiso.

Hoy al llegar al instituto Sofía no me dirigió la palabra, es por eso la insistencia de Lucas en disculparme con la pelinegra.
Estábamos en el patio del lugar. La chica de ojos verdes estaba sentada con su mejor amiga justo en frente nuestro.
Me dispongo en ir a disculparme, una ves me levanto del asiento, poso mi vista en donde se encuentran ambas chicas, miro la escena y vuelvo a sentarme.

-¿Qué pasó ? - preguntó confundido.

- Ya se me adelantó ese idiota. - mi mejor amigo me mira confundido y posa su vista en donde yo mire minutos antes. Entiende a qué me refiero y no dice nada más.

Dan se me había adelantado, y ya estaba platicando muy cómodamente con ambas chicas. Pero no me hiba a dejar vencer tan fácil, puedo notar que su objetivo es la pelinegra, ya que no ha dejado de mirarla ni un solo instante.
Me levanto decidido y voy hasta donde están ellos. Una vez en frente Valeria nota mi presencia y golpea con el hombro a su amiga pelinegra que al entenderla, clava sus profundos ojos verdes en mi.

- Sofía, tengo que hablar contigo- solté.

- ¿De?- preguntó.

- Tiene que ser en privado. - al decir esto la pelinegra se levanta dispuesta a venir conmigo pero alguien la detiene tomándola del brazo.

- Espera. Aún no hemos quedado a que hora tengo que ir a tu casa. - habló el rubio.

- Tranquilo, solo se trata de la tarea, lo hablamos después-

- Ya la oíste amigo- hablé mientras pasaba mi brazo por los hombros de la pelinegra, no sé porque lo hice pero pude ver el odio en la mirada de Dan. He ganado.

Caminamos juntos, buscando un lugar tranquilo donde pudiéramos hablar, ¿de qué? No tengo ni una puta idea. Se supone que solo me tenía que disculpar.
Nos detuvimos al llegar al salón de química, y ya que todos estaban en receso, el salón estaba vacío.
Me adelanté y entre al lugar, esperando a que la pelinegra hiciera lo mismo. Pero no pasó. Salí del salón y me encontré con Sofía, cruzada de brazos y con la mirada fija en mi.

- Ni creas que entraré ahi.

-¿Porqué no? ¿Tienes miedo? - hablé burlón.

-¿Miedo? Claro que no.

-Entoces ven conmigo.- extendí mi mano, ella la tomó y la hice entrar al lugar junto conmigo.

Cerré la puerta con un poco de fuerza, queriendo divertirme un poco asustandola. Pero se veía calmada.
Me acerqué a ella y la tomé de la cintura apegandola a mí. Sus ojos entaban fijos en los míos y nuestras respiraciones chocaban.

- Sofía... Yo... Lamento lo de ayer. No debí dejarte ahí sola. Lo que pasó fue que... - no pude terminar de hablar, sus labios estaba puestos en los míos, y sus manos en mi pecho.

Incliné un poco mi cabeza para que el beso sea más profundo. Y lo fue.
Podía sentir las manos de la pelinegra ir de mi pecho a mi cuello lentamente y terminar en mi cabello, jugueteando con el.
Bajé mis manos un poco más, llegando a su trasero y apretando este entre mis manos. Sofía gimió.

Eso fue directo a mi...

Abraham, calmate. Misión imposible.

Cargué a Sofía, haciendo que sus piernas queden una a cada lado de mi. La apoyé con un poco de brusquedad contra la pared.
Ambos cortamos el beso y nos separamos un poco, para podernos mirar a los ojos.
Ambos con la respiración y hormonas descontroladas.

- Te extrañé, Abraham- habló con dificultad por la falta de aire.

Dejé de mirarla a los ojos para hundir mi rostro en su cuello, respirando el exquisito aroma que emanaba de ella. Un aroma muy dulce.

- También te extrañé pequeña parlanchina- y no mentí al decirlo.

No mentí.

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~Keyarbi 🌺

Bad Boy © (Abraham Mateo💥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora