Capítulo 23.

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— Deja eso donde estaba— ordené.

— Pero aquí se ve mejor.

— Dejalo donde estaba, Sofía.

—No. Se quedará aquí— me sacó la lengua. Yo la miré mal.

—Mira Sofi, traje el espejo que me pediste, ¿donde lo pondremos? — preguntó la pelirroja.

—¿Disculpa?, ¿Un espejo?, esto no será un puto salón de belleza.— ambas me miraron, hicieron caso omiso a mis palabras y siguieron con lo suyo.

— Ey, Mateo, relajate — coloca su mano en mi hombro.

— Esto no era lo que tenía en mente— me crucé de brazo.

— Pero ella se ve feliz— levanté la mirada y la vi.

Su largo cabello negro, sus verdes ojos, su pequeña nariz, sus labios de un color carmesí, su blanca sonrisa.
Volví a la realidad de golpe, mi mejor amigo ya no estaba a mi lado y la pelirroja tampoco estaba en la habitación. En vez de eso tenía a la pelinegra justo en frente de mi con una amplia sonrisa en el rostro.
Se acerca más, pasa sus brazos al rededor de mi cintura y apoya su cabeza en mi pecho. No sé cómo reaccionar ante su acción, así que decido no hacer movimiento alguno.

— Sofía ya basta, pueden vernos. —traté de alejarla pero se aferró más a mi. Levantó la cabeza, así quedando frente a frente.

— Gracias por dejarme remodelar la guarida— una sonrisa burlona se escapa de sus labios y pasó seguido sus labios ahora se encuentran dando un sonoro beso en mi mejilla. Se separa y sale del lugar.

La guarida. Así es como le llama ahora al lugar que me encontré para estar solo. No sé ni cómo me dejé convencer.

— Nos vemos luego, gracias chicos— oigo como Sofía se despide de los chicos y la veo entrar al lugar cerrando la puerta.

— ¿Se fueron?.

— No, Abraham, siguen aquí. Lucas golpea a Abraham por favor— habla obvia. Puse los ojos en blanco y me tiré al sofá. Sofía se acerca y se sienta a mi lado. —¿Te gusta como a quedado?.

— Mmmm, dejame ver... — Me hago el que pienso mientras observo todo el lugar— Solo te faltó pintarlo de rosa.

— Oye, no es mala idea— suelta alegre.

— Ni siquiera lo pienses. Sofía.— ríe.

Empieza a moverse acercándose a mi. Sin darme cuenta ya la tengo encima mío con sus piernas a cada lado de las mías a horcajadas de mi.

— Sofía... No hagas eso... — la tomé de la cintura para alejarla de mi. Ella coloca sus brazos al rededor de mi cuello y se apega más a mí. Me mira a los ojos y tiene una sonrisa divertida en el rostro.

— Así que Abraham Mateo, tiene una debilidad— habla burlona.

— Cierra la boca— giré la cabeza a otro lado.

— Yo lo sabía.

— ¿El que? — hablé confundido.

— Que no eres como te haces ver. Por lo poco que te voy conociendo veo que eres un buen chico.

Oh querida Sofía, definitivamente no me conoces.

— ¿Tú lo crees?.

— Si — sonríe. Pero deja de hacerlo al oír sonar su celular. Se levanta apartándose de mi y contesta.  Una vez que finaliza su llamada se acerca a mi— Tengo que irme, era mi mamá.

— Vale, esta bien. — me levanto de donde estaba sentado.

— Adiós, nos vemos luego— se acerca a mi y besa mis labios, se separa y hace lo mismo pero con mi mejilla. Me sonríe, se da la vuelta y empieza a caminar hasta la puerta, desapareciendo por esta.

Doy un último vistazo al lugar, tampoco está tan mal, pero no es de mi estilo, en fin.
Me dirijo hacía la puerta, salgo por esta y ya que no tengo más que hacer voy hacía mi casa.

(***)

Son las diez de la noche, estoy en mi habitación jugando con la consola casi no salgo de aquí, no veo porque lo haría, no me agrada pasar tiempo con mis padres. Creo que eso ya está bastante claro.
La vista empieza a incomodarme un poco, me he pasado toda la tarde en frente del televisor y mis ojos ya están pagando la factura de ello. Dejo a un lado el control y apago el aparato, quedando así en completa obscuridad.
Me acuesto en la cama con la mirada en el techo, no hay mejor sensación que esta. La de estar solo, no oír a nadie , no ver a nadie. Paz total.
Luego de unos minutos en la habitación se hace presente una tenue luz seguida de una vibración, proveniente de mi celular. Lo tomo a regañadientes ya que no tengo ganas de hablar con alguien. Sin fijarme de quien es la llamada contesto.

—¿Hola? —la molestia en mi voz es notoria.

— Hola, ¿Te molesto?. — reconozco esa voz al instante, se de quien se trata.

—No, para nada. — nótese el sarcasmo.

— Vale... Eh, mira, mamá no está... No sé tal vez tú, eh... ¿Quieres venir?. — rio para mis adentros al oír como se pone nerviosa.

—¿Ir a tu casa?, mira que no es mala idea, ¿Qué tienes para ofrecerme a cambio? — trato de hacerme el interesante.

— ¿Ofrecer?, eh... Dejame ver... Una película, palomitas, y una linda compañía— habla eso último refiriéndose a ella.

— Mmmm... No lo sé, no me convence del todo.

— Abraham, ¿vas a venir si, o no? — su tono se vuelve más serio. Yo suelto una leve carcajada.

— Vale. Tampoco te enojes, no tienes ni idea de cuántas quisieran pasar una noche conmigo.

— Si aja, solo veremos una película, tampoco te emociones.

— Ya lo veremos Sofía, ya lo veremos.

— Sueña. Pero vale, te veo aquí entonces. Besitos. — y sin más finalizó la llamada.

Me levanto de una solo de la cama, con una sensación inusual en mi, estoy... ¿Emocionado?, bueno, ¿la razón?, señoras y señores, hoy follo.

Nuestro querido, Abraham en estos momentos 😂😂😂

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Nuestro querido, Abraham en estos momentos 😂😂😂


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Hola!! Pero cuanto he tardado, si lo siento☹, espero les guste el capítulo. 😊 Me divertí al escribir lo último 😂😂.

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Nos estamos leyendo, hasta el próximo capítulo 😉.


~KEYARBI 🌺


Bad Boy © (Abraham Mateo💥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora