Capítulo 24.

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(Sofía en multimedia)

“El amor es pasión, obsesión, no poder vivir sin alguien. Pierde la cabeza, encuentra a alguien a quien amar como loca y que te ame de igual manera. ¿Cómo encontrarlo? Olvida el intelecto y escucha tu corazón. Porque lo cierto, cariño, es que vivir sin eso no tiene sentido alguno. Llegar a viejo sin haberse enamorado de verdad, en fin, es como no haber vivido. Tienes que intentarlo porque si no lo intentas no habrás vivido”.

— Lindo, ¿no lo crees? — preguntó.

— Si, supongo— lancé una palomita de maíz al aire y abrí mi boca para que cayera en esta.

Y si, aquí me encontraba viendo una aburrida película romántica de 1998. ¿Conoces a Joe Black?.
Hablaba enserio cuando dijo que no haríamos nada.

— Que poco romántico eres — puso los ojos en blanco.

— Prefiero las peliculas de acción, esas si son buenas. —le quité el control remoto— Es más, veremos una justo ahora. — quité la película.

— Abraham no, dame el control— se acercó a mí con intención de arrebatarme el aparato, pero falló en el intento. — Hablo enserio— se cruzó de brazos mirándome mal.

La miré por unos segundos y no pude evitar sonreír al verla así.
Me acerqué más a ella.

— Ven aquí pequeña. —Pasé mi brazo al rededor de sus hombros y la atraje más a mi. Un acto que no supe porque lo hice. Solo lo hice y ya.

— ¿Quién eres?.

—¿Qué?— hablé confundido.

— Abraham Mateo, abrazandome sin que tenga que ser a la fuerza. Eso es nuevo— sonríe burlona. Pongo los ojos en blanco y la aparto de mi lado.— Oye, solo bromeaba— ahora es ella quien se aferra a mí en un abrazo.

— Ya se terminaron las palomitas— le mostré el tazón vacío.

— Tonto, arruinaste el momento— me arrebata el tazón de mala gana y se levanta del sofá con dirección a la cocina.

— Tú lo arruinaste primero— me levanto y empiezo a ver unas fotografías sobre un estante que desde hace un buen rato han llamado mi atención.

En la primera fotografía hay tres personas, una mujer de cabellos negros, un hombre de unos llamativos ojos verdes y una pequeña y muy sonriente, Sofía. Si no me equivoco, ellos deben ser sus padres, todos sonríen, son una familia feliz.

— ¿Qué haces? — habla a mis espaldas, me doy la vuelta quedando cara a cara con ella, tiene el ceño fruncido y carga el tazón de palomitas en una mano.

—Nada, solo miraba, tranquila no creas que te robaré— hablé medio en broma y medio enserio.

— Sé que no lo harás, ni siquiera lo había pensado — colocó el tazón en la mesa y se acercó a mí. — ¿Estabas mirando eso? — toma el cuadro entre sus manos y lo mira con una sonrisa nostálgica.

— Si, ¿quienes son? — oh, Abraham, ¿es enserio?, es obvio que son sus padres, ¿porque pregunté eso?.

— Son mis padres— sonríe.

— Solo te he oído hablar de tú mamá, ¿dónde está el?.

—Mi papá... — guardo silencio un rato, es como si se le dificultara hablar. — el murió, en un accidente de auto cuando yo era pequeña, esta fue nuestra última fotografía.

— Lo siento no lo sabía— razco mi nuca nervioso.

—Tranquilo, no pasa nada— sonríe, coloca el cuadro en su lugar y acto seguido pasa sus brazos al rededor de mi cuello, por instinto la sujeto de la cintura y la apego a mi. Ella se acerca, acabado con la distancias que nos separaba, dandome un suave beso en los labios. Se separa y me mira a los ojos con una sonrisa. — Eres el primer chico al que he besado, y quiero que seas el último.— oculta su rostro en un hueco de mi cuello.

Ya estaba comenzando a acostumbrarme a su tacto, a su presencia pero al oírla decir eso pude sentir un cosquilleo en el estómago, era molesto, no me gustaba sentirme así. Este sería el momento perfecto en el que tendría que salir corriendo, como el cobarde que soy. ¿Enserio estoy sintiendo cosas por, Sofía?, ¿Y si todo esto termina mal?. No quiero pasar por lo mismo.

— Terminemos. de. de. ver la. la. película, ¿si? —hablé nervioso

—Vale— sonríe. — ¿Te pongo nervioso? — habla burlona.

—¿Qué?, no te crezcas tanto pequeña parlanchina. — puse los ojos en blanco.

¿Porqué  mierda me he puesto nervioso?, Joder. No me sentía así en mucho tiempo.

Después de eso regresamos al sofá a terminar de ver la película, no me quejo, pudo haber estado peor. Me gustaba pasar tiempo con ella, es muy agradable lo que se hace raro, ya que somos muy diferentes.

— Nos vemos mañana, Abraham— abrió la puerta.

—Vale, nos vemos. —salí por esta.

— Tenemos que hacer esto más seguido— habló con una sonrisa.

— ¿Tú crees?.

— Si— se acercó y besó mi mejilla— hasta luego. — es lo último que dice para adentrarse en su casa.

Y así es como termina mi noche con aquella chica de cabellos negros. Empiezo a andar con dirección a mi casa, hasta que el sonido del celular llama mi atención, haciendo que saqué este. Vacilo un poco cuando veo de quien se trata, pero sin más termino contestando.

— Hola.

— Hola, Abraham, cuando tiempo sin hablar contigo. — habla coqueta.

— Lo mismo digo, tu llamada fue toda una sorpresa. — hablé en tono similar al de ella.

— Si quieres una sorpresa de verdad, ven hoy a mi casa y te la daré.

— Quedamos en que no volvería a pasar nada entre tu y yo, Irene.

— ¿Qué pasa, Mateo?, ¿No quieres revivir los viejos tiempos? — guardé silencio un momento.

— En 20 minutos estoy allí.

— Bien, aquí te espero. — habló por última vez, para después finalizar la llamada.

Retiro lo dicho, mi noche recién empieza.

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~Keyarbi 🌺

Bad Boy © (Abraham Mateo💥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora