Bad Boy © (Abraham Mateo💥)

Capítulo 39.

Apoyé mi cabeza en su, desnudo y fuerte, pecho mientras oía los latidos de su corazón. No hay sensación más bonita que esta. Puedo sentir como sus traviesos dedos se enredan en mi cabello mientras que con su otra mano acaricia de arriba a abajo mi espalda.

— Ya deja que me vista, le prometí que iría.— hablo refiriéndome a la pelirroja que minutos atrás llamó pidiendo que vaya a verla.

—Quedémonos un poco más así, puedes ir otro día.— habla mientras coloca ambas manos en mi cintura aferrándome más a él.

— Puede que sea importante.—beso su mejilla— ¡Abraham!— lo reprendo mientras sujeto sus manos al sentir como recorrían la parte baja de mi cadera con otras intenciones. Él suelta un suspiro pesadamente. 

—Está bien, ve.— me incorporo y busco mi ropa por el lugar.

—Si quieres puedes venir conmigo— paso mi camiseta por encima de mi cabeza.

—No gracias, tengo cosas que hacer— habla mientras comienza a vestirse.

—Siempre tienes cosas que haces, ¿No puedes pasar más tiempo conmigo?, al menos un poco más. 

—Eso estaba tratando de hacer.— se levanta.

— Entonces ven conmigo.— abrazo su cintura mientras levanto mi rostro para mirarlo.— Por favor...— hago un puchero.

—En serio tengo cosas que haces.

— Por favorcito...— hablo agudizando la voz. Él suelta un suspiro de resignación mientras le muestro una enorme sonrisa. 

(***)

— Tu celular no ha dejado de sonar desde hace un rato, ¿Está todo bien?.

—Si, solo ignóralo.

La caminata a casa de mi mejor amiga ha sido muy silenciosa excepto por el celular del castaño que no deja de sonar una y otra vez.

— ¿Y si contestas?, puede que sea importante.

—Dije que lo ignores, Sofía.— pone los ojos en blanco mientras pone el aparato en modo silencio.

— ¿No quieres contestar porque estoy contigo?.

—¿Vas a seguir con eso?.— me detengo de golpe.

—Yo pregunté primero.— me cruzo de brazos. El castaño se detiene y da media vuelta para quedar cara a cara.

— Sofía, déjate de juegos y vamos de una puta.— habla entre dientes.

—Abraham, solo tienes que contestar la llamada.—Guarda silencio un momento.

—No lo haré.

—¿Por qué no?.

—¡Porque no se me da mi jodida gana!, ¡¿De acuerdo?!.— eleva la voz excesivamente.

—Sigues ocultándome cosas, ¿No es así?.— Me mira fijamente mientras aprieta los puños con fuerza. No responde.— Ve a hacer lo que sea que tenga que hacer, luego regresaré a la guarida por mi mochila.

—¿No querías que vaya contigo?

—No, ya no.— empiezo a andar.

—Sofía...— me llama.

—En serio anda, de todos modos si vienes conmigo te aburrirás, hablaremos cosas de chicas y todo eso.

—No te estoy ocultando nada.— suelta.