Capítulo 64: El amor y su estupidez

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- Una balsa en mitad de un océano, sin rumbo, medio cerrada, entre las dos puertas de plástico duro una mano que sobresalía y con la punta de los dedos iba rozando en los golpes de las suaves olas, las suaves olas eran manchadas por gotas pequeñas de sangre, la mano no se movía pero se iba limpiando gracias al agua de sal. Una ola pequeña la cual venía acompañada de las suaves olas, terminó por golpear la mano completa y el agua entró un poco en la balsa, los relieves del interior de la balsa eran mojados por el agua que había entrado, recorriendo todo el camino en la balsa hasta llegar al cuello de Berta. 

- Ella, abrió los ojos, tumbada de costado, con pocas horas de vida y con varias de naufragio, miró la balsa sin moverse, puso la mano en el centro de su pecho y se vio empapada en sangre, aunque su herida estaba tapada, miró hacia sus pies y vio una luz que parpadeaba en un bolígrafo, una luz roja y de repente un fuerte movimiento en la balsa lo que hizo que ella cayera boca abajo con mucho dolor, metió su mano que sobresalía y sin fuerzas intentó asomar su cabeza hacia la puerta de la balsa, sus ojos se abrieron y sintió por segundos que no tenía dolor, sacó más fuerza y sacó su mano de la balsa colocándola encima de arena con pequeñas piedras, se arrastró para salir de la balsa y solo pudo sacar medio cuerpo, pero con cuidado se tumbó y dejó su espalda en la arena con pequeñas piedras mientras sentía el agua de la orilla y sus piernas en alto aún en la balsa, escuchó unos pasos pero ella sentía que sus latidos iban más lentos cada vez, hechó su cabeza a su lado izquierdo que es de dónde escuchaba los pasos y vio demasiado borroso unas botas de marine que caminaban hacia ella, alguien se arrodilló y Berta sintió como tocaban su cara, apenas veía y todo estaba borroso, pero si podía ver que esa mano llevaba una pulsera roja, un rojo intenso.

Berta: Ayúdame...- Dijo con dolor.

- Esa persona se puso en pie y se acercó a la balsa, volteó un pequeño frasco lleno de sangre dentro y puso un pequeño motor con localizador gps, le dió una patada a la balsa y fue navegando de forma suave y lenta.



*ÚRSULA: 


- Estaba en proa, viendo como avanzabamos y ya hacia muchas horas que habíamos salido, de hecho ya era de noche, veía como el barco iba con fuerza aunque se que íbamos a pocos nudos, dejar atrás Él Eloísa era difícil, pues no solo dejaba a gente que quería, también dejaba los recuerdos con Berta y sentía que esto era nuevo para mi, nuevos recuerdos.

Emilia: ¿Te puedo acompañar?.- Preguntó tomando asiento a mi lado.

Úrsula: Claro.- Miré mis piernas que colgaban por fuera del barco.

Emilia: ¿Cómo estás?.- Sonreí mientras miraba mis piernas.

Úrsula: No dejo de pensar en lo que dejo atrás y en como hubiera sido mi vida, si nada de esto hubiera pasado, si hubiera conocido a Berta, no sé...sigo sintiendo por ella, parte de mi se niega a saber que está muerta.

Emilia: Bueno, según leí, las personas que amas nunca se van, siempre están en nuestros corazones, aprendemos a llevarlo y va dejando de doler.- La miré.

Úrsula: Se que te lo he preguntado muchas veces...pero...¿Te has enamorado de verdad?

Emilia: Nunca.- Ambas reímos.- Pero si puedo entender por lo que pasas.- Bajé mi mirada.

Úrsula: Daria lo que fuera por verla...¿sabes?, solo una vez más.

Emilia: ¿Y por qué no te despides de ella?, gritalo, suéltalo.

Úrsula: Ya lo hice, pero no es suficiente...No puedo olvidarme de ella sabiendo que nuestro último encuentro terminó con un beso.- Dije apenada.- No puedo.

A 200 millas de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora