El mejor error de mi vida {Marco Asensio}

Capitulo 25. A ciegas

Desde aquel "encuentro" (por llamarlo de alguna manera) que tuve antes de ayer con Marco, no he hablado con él. Pasamos todas las rondas de ayer y estoy bastante contenta porque estamos a nada de conseguir estar en la final.
¿Qué cómo le he evitado? Bueno, no ha sido muy difícil ya que él, aunque estén aquí, ha tenido que entrenar con el equipo y yo también he ensayado mucho. Jùlia me ha quitado totalmente mi sitio al lado del mallorquín, así que tampoco hablamos entre comidas. Vamos, que hemos retrocedido casi hasta la casilla de salida.
-¡Carol! Laura está con el tobillo torcido en la sala de baile. -me dijo Rubén alterado cuando abrí la puerta de mi habitación después de que él la aporreara, qué poca paciencia tiene.
-¿¡Que!? No puede ser posible. -le dije saliendo después de cerrar la puerta. Iba con chanclas y ropa deportiva, con lo que estaba en mi habitación, y digamos que no voy muy guapa.- ¿Dónde está? -dije cuando entré a la sala donde supuestamente se había lesionado ensayando mi amiga, pero no había nadie. Me giré para ver a Rubén, pero él ya no estaba allí.- ¿Rubén? Tío joder, estas bromas no tienen ni puta gracia.
-Bueno, más que una broma es una encerrona. Y no ha sido culpa de Rubén, ha sido mérito mío. Él solo me ha ayudado. -me dijo Marco entrando en la sala por la otra puerta que había.
-¿Marco? ¿Que es esto?
-Ya te dije que tenemos que hablar y si no lo hacemos ya no sé cuando lo vamos a hacer. Será mejor aclarar todo porque en estos dos días ya nos hemos separado lo suficiente.
-Pues tú dirás. -le dije ya que no sabía cómo empezar la conversación.
-El otro día... -empezó a decir pero su móvil sonó. Cogió la llamada y se apartó un poco para hablar (cosa que hace una semana no hacía). Lo que yo decía, que mi relación con Marco ya no está ni va a estar igual que antes.- Perdón. Bueno, que el otro día, cuando me intentabas coger el móvil...
-¡Marco tío! Te llevo buscando un cuarto de hora. ¡A entrenar! -dijo Sergio.- Hola Carol. -me dijo esta vez a mí y yo levanté mi brazo moviendo mi mano en señal de saludo.
-Me debes la conversación, que lo sepas. -me dijo el mallorquín antes de irse corriendo con Sergio a entrenar. Yo asentí queriendo decir un "no si lo puedo evitar, Marquito".

Rubén, Daniel y yo fuimos al restaurante a desayunar y hoy solo estábamos los bailarines ya que los jugadores estaban entrenando. No sé muy bien en qué momento se nos ocurrió ponernos a bailar en medio del restaurante. Estábamos riendo y disfrutando. Obviamente estábamos disfrutando de todo el campeonato, pero los nervios hacían que el disfrutar disminuyera. Estábamos todos muy concentrados en que todos los bailes nos quedaran bien y en poder pasar de ronda. Este baile espontáneo nos sirvió de mucho, soltándonos y olvidándonos, aunque fuera por un minuto, de donde estábamos y bailar simplemente por gusto.
Terminamos de desayunar y yo me fui a otra reunión de capitanes. Llegué al hotel de nuevo con toda la información sobre la ronda siguiente y todos me estaban esperando, como ya se ha vuelto una costumbre.
-Tendremos que bailar con los ojos tapados. -dije rápido, sin más rodeos y sin darle más vueltas.
-¿Como que con los ojos tapados? ¿¡Sin ver!? -dijo Laura y yo asentí.
-Sí. Laura, Bruno, Ana, Jùlia y yo saldremos con un antifaz en los ojos. Habrá equipos que probablemente disminuyan el número de bailarines pero, obviamente, el jurado valorará más si hay más bailarines en el escenario. Nosotros somos cinco y el máximo son seis, así que si todo nos sale bien, probablemente ganaríamos.
-¿Y si nos caemos o nos lesionamos? -preguntó Rubén.
-Habrá controladores en el borde del escenario. Si nos acercamos allí, nos eliminarán. Tendremos que controlar muy bien los espacios.
-Chicos, no tenemos tiempo que perder. Vamos a ensayar ya. -dijo Miriam y nosotros asentimos. Todos los que me habían estado esperando también se quedaron viéndonos mientras que los cinco componentes del equipo que tendríamos que salir a bailar dentro de apenas unas horas ensayábamos. Durante todo el ensayo sentí algo de nervios y un poquito de miedo, ya que si nos caíamos podíamos lesionarnos.
-Vale, parad parad. -dijo Javi.
-Esto no está funcionando. -dijo Florentino.
-No, para nada. A ver, hacedlo una vez viendo, sin antifaces. -dijo Javi y nosotros nos pusimos a hacer la coreografía como la habíamos ensayado siempre. La teníamos muy preparada, así que esta vez sí que nos salió bien. Obviamente, al no ver todo es más difícil pero confío en que al final nos salga lo mínimamente bien como para, al menos, no hacer el ridículo.- Vale, ahora poneros los antifaces. Primero lo haremos despacio y sin música. Tenemos que intentar que quede lo mejor posible.

-¿Preparados? -nos dijo Rubén antes de salir. Todos asentimos y terminamos de colocarnos los trajes (el mío azul) para salir perfectamente al escenario.
-Ten cuidado, por favor. -me dijo Marco justo antes de salir a bailar.
-No te preocupes. -le dije sonriendo y salí a bailar, ahora ya, con las palabras de preocupación de Marco, más tranquila y algo más feliz.

Narra Marco
Estuve sufriendo toda la actuación, sobre todo cuando Carolina hacía piruetas o Bruno tenía que cogerla (que fueron varias veces). Tenía miedo de que se hiciera daño o que se lesionara y no pudiera bailar, que es lo que le apasiona. Sí es cierto que desde el "casi beso" no hemos hablado mucho y tampoco le he visto todo lo que me gustaría, pero la situación es un tanto incómoda entre nosotros.
Terminó el baile y suspiré tranquilo, lo habían bordado y nadie se había caído, lesionado o equivocado en ningún momento. Todos pasaron a bambalinas después de enterarse de que habían llegado a semifinales, lo más lejos que había llegado nuestro país en todos los años que habíamos venido. Les recibimos entre aplausos, sonrisas y abrazos y ellos nos respondieron de la misma manera. Jùlia vino a abrazarme (que mujer más pesada, está obsesionada conmigo) y yo me solté para ir a por Carolina. Bastante nos habíamos separado ya como para no ir a felicitarle.
Llegué hasta su lado y sin pensarlo le agarré de la cintura y le di el beso que el otro día no pude darle por culpa de mis amigos. No pude evitarlo, fue un impulso y solo lo seguí. Ella al principio se echó un poco hacia atrás ya que no se lo esperaba, pero después me siguió el beso. Nos separamos y le sonreí. Vi que ella también estaba sonriendo y la estreché contra mí. Pasó sus manos por mi cintura y no paré de sonreír ni un segundo.
Miré a mi alrededor y vi a gran parte de nuestros compañeros sonriéndonos.