El mejor error de mi vida {Marco Asensio}

Capitulo 42. Navidad

No quería que los futbolistas y jugadores de baloncesto fueran a vernos bailar en la competición. Era obvio. No quería tener nada que ver con ellos después de lo que pasó hace ya una semana en el restaurante. Aún así, yo no era nadie para decirles que no entraran en la sala en la que iba a tener lugar la competición por lo que, obviamente, fueron todos a vernos.
Hoy es un día nuevo, el último entrenamiento antes de que tengamos las fiestas de Navidad. Bajé al campo de entreno con las manos en el bolsillo de mi sudadera lista para ser, un día más, el punto de atención de todo el equipo madridista. Me senté en el césped con las piernas cruzadas, las manos todavía en el bolsillo de mi sudadera y callada esperando a que dijeran mi nombre para subirme al escenario a cantar la canción que había preparado para hoy. Fue mi turno y subí. Hoy necesitaba mi piano y me senté en el banquito de él.

Narra Marco
Estábamos entrenando antes de irnos de vacaciones. Zidane hoy nos estaba dando bastante caña para irnos "descansados" a navidad. Los bailarines estaban en su campo (al lado del nuestro) y se les oía cantar. Estaba pendiente por si sonaba la voz de Carol pero nada. Normalmente ella suele ser de las primeras en cantar, pero hoy no. De hecho, no oí la voz de la rubia hasta el final.
Empezaron a sonar las teclas de un piano y todos, incluido Zidane y el equipo técnico, nos miramos confundidos. Siempre suena una melodía de la canción en modo karaoke, pero nunca habían tocado música en directo. Paramos por un momento y prestamos atención a lo que sonaba por los altavoces del campo de al lado, que por eso mismo se oía perfectamente. Miré hacia arriba y vi a Florentino y Butragueño mirando hacia Carol por la gran cristalera que ocupaba una pared del despacho del presidente. La rubia empezó a cantar Amorfoda de Bad Bunny en versión piano. La canción del cantante de moda se convirtió en una balada en la que Carol estaba soltando toda su impotencia, su rabia y su dolor. Se estaba desahogando a medida que presionaba con más fuerza las teclas del piano. Su voz se rasgaba, se rompía y le daba aún más emoción a la interpretación. Lo estaba haciendo de maravilla.
"Si pudiera te pidiera que devuelvas todos los besos que te di, las palabras y todo el tiempo que perdí. Me arrepiento una y mil veces de haber confiado en ti." "Que te odio no es secreto, ante todos lo confieso."
Cuando terminó todos aplaudimos, tanto nosotros como el resto de bailarines, los entrenadores, cuerpo técnico y también Florentino y Butragueño. Ella se bajó del escenario y, después de que los entrenadores dieran por terminada la sesión de hoy, se fueron todos. Carol pasó la primera al edificio y la perdí de vista cuando subió las escaleras.

-¿Dónde vais este año? -me dijo Lucas refiriéndose a mis vacaciones navideñas de este año mientras subíamos a la sala de descanso.
-Esta tarde cogemos el avión para Cuba. -le dije. Mi padre, mi hermano, mis amigos de Mallorca y yo nos vamos a Sudamérica a pasar la nochebuena.
-Nosotros nos quedamos aquí para nochebuena. En nochevieja nos vamos a Nueva York. Oye, ¿tú no oyes la guitarra?
-Sí, viene de la sala de descanso. -dije. Cuando nos acercamos pudimos ver a Carol sentada con una pierna doblada y la otra normal en el sofá. Estaba con una guitarra acompañando la melodía con su voz. Estaba cantando "Dime quien ama de verdad" de Beret y le estaba quedando preciosa. Lucas y yo pasamos para sentarnos en la mesa con Morata y Luca Zidane. Nos quedamos en silencio escuchando a Carol cantar hasta que ella terminó la canción y se fue de la sala ya que muchos jugadores habíamos ido llegando. La miré una última vez y la vi desaparecer, otra vez, por los pasillos de la ciudad deportiva madridista.

Narra Carol
24 de diciembre.
La Navidad siempre ha sido mi época favorita del año. Cuando era pequeña la disfrutaba todo lo que podía. Para mí empezaba a ser navidad el 1 de diciembre y nadie me podía quitar el ambiente navideño.
Hace unos años, cuando mis padres se fueron y las navidades las empecé a pasar con mis tíos, todo cambió. El ambiente navideño no me invadía de la misma manera y era muy duro el no ver a mis padres en la mesa, tener que quitar sus cubiertos y no poder decorar nuestra casa juntos. Este año pensaba que iba a ser diferente. Marco y yo habíamos hablado, de hecho comprado, nuestros billetes con destino Cuba. Ese billete ya no significaba nada para mí, no como antes. Hace unas semanas ese billete significaba libertad, significaba volver a vivir la navidad de una forma distinta, significaba una salida y a la vez una entrada a una nueva forma de vida. Ahora significaba ahogo, significaba dolor y tristeza.

Salí de la habitación y no se oía nada en el edificio, cosa que no me extrañaba. Todos estaban con sus familias disfrutando de las fiestas y celebrando. Decidí ir a la sala de baile con unas mallas cortas y una camiseta de entrenar. En ese momento, en el que estaba andando por los pasillos de Valdebebas sola, me di cuenta de lo que estaba pasando. Estaba sola. Puse una canción en el altavoz que tenemos en la sala de ensayo y empecé a moverme.

"Esta canción habla de no hundirte y dar el siguiente paso en tu vida. Tal vez sea hora de pasar página. Algo que amas no debería hacerte daño y ahora cuando bailo recuerdo todo lo malo que me ha pasado en mi vida. Sentí que el Real Madrid era mi familia, pero no creo que lo siga siendo. Sentí que era mi hogar, pero no lo es."
Me aferré al baile porque era lo único que me quedaba. El baile siempre me ha acompañado y ha sido lo único que nunca me ha fallado y ha estado ahí. Acabé la coreografía llorando, sola en el suelo de Valdebebas y sin tener a nadie al que poder llamar. Creo que nunca me había sentido así, ni siquiera cuando mis padres murieron. Ahora sí que sí sentía que estaba sola en el mundo; sin los "amigos" a los que consideraba familia, sin mis tíos, sin Marco y ni siquiera Rubén me había llamado hoy.
Solo estábamos el baile y yo.
Quizá era momento de pasar página, e incluso cambiar de capítulo.