Capitulo 29. Cena

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Narra Marco
¿Entrenamiento? Para nada. Hoy nos tocaba día libre, el único de la semana. Yo sabía que Carol estaba al tanto de que hoy no entrenábamos, y sé que le extrañaría cuando se lo dije en nuestra conversación por instagram, pero no iba a decirle que había estado preparando una cena romántica (o al menos intentarlo) porque se perdería toda la gracia y la sorpresa. Fue mi padre el que me animó a prepararla y así hablar con Carol sobre nuestra "relación" actual. "Prepárale una sorpresa, algo como una cita romántica. Lánzate hijo, si todos sabemos que los dos queréis estar juntos.", me dijo, con palabras textuales, mi padre al rato después de que mi rubia favorita saliera por la puerta de mi casa con dirección Valdebebas.
La relación de Carol con mi padre y mi hermano no podría ser mejor. Ellos se conocen de antes de que yo tuviera nada con ella, así que me he ahorrado presentaciones y encima sé que se llevan bien. Igor y ella se pican muchísimo, cada vez que se ven, pero luego son hasta amigos (aunque con ella no es difícil) y con mi padre es una relación preciosa. La trata como si fuera su hija y ella recibe su cariño encantada y dándole más amor que al resto de personas. Ya tengo comprobado que las tardes con esas tres personas, diría que las más importantes actualmente en mi vida, son mis favoritas sin ninguna duda.
Veo a Carol salir del baño vestida y peinada, sencilla con unos vaqueros blancos, una camiseta blanca también y un cardigan (chaqueta algo más larga) en color negro por encima. Sus inconfundibles converse negras de plataforma y un bolso negro también, básica pero preciosa.
-Vas guapísima. -le dije en cuanto me levanté de la cama.
-Tendré que estar a tu altura, ¿no? -me dijo y yo la miré con una ceja levantada. Ella rodó los ojos y me golpeó flojamente en el pecho.- Que si, que ya sé que tú eres más alto, pesado.
-No te enfades tonta. -le dije riendo mientras ella salía de su habitación. Yo seguí riendo más y más fuerte. Siempre le pico con que es una enana y que yo soy más alto que ella haciéndole "enfadar" casi el 98% de las veces. Sí que es verdad que soy más alto que ella pero tampoco por tanto, para ser chica es alta, no sé, una estatura normal.
-¿Me vas a decir donde me vas a llevar? -me preguntó ya en el ascensor. Ella le dio al 0, es decir, la planta baja, pero yo le di al +2. Carol me miró con una ceja levantada sin entender nada y yo solo subí los hombros sonriendo como si no supiera nada.- ¿Que te traes entre manos, Marquito?
-¿Yo? Nada. -dije sonriendo y salí del ascensor. Llegamos a la sala de baile. Sí, habéis leído bien, la sala de baile. Estaba decorada con luces de color cálido, dándole un toque más acogedor a la habitación. También había una mesa en el centro de la pista de baile donde Carol y sus compañeros entrenan diariamente. En el suelo había varios pares de velas y pétalos de rosas distribuidos a nuestro alrededor. Encima de la mesa habían dos campañas gastronómicas con nuestra cena, sushi, una de las comidas preferidas de Carol. Me giré para ver la cara de mi acompañante en esta noche y pude ver una expresión de alegría y sorpresa.
-¡Marco! ¿Pero que es todo esto? ¡Es increíble! -me dijo dando una vuelta por la mesa observando todo lo que había preparado como si fuera tan frágil y tan valioso como un diamante en bruto.
-Nuestra cena de hoy, rubia. ¿Que te parece? ¿Te gusta? -le dije con una mano en la nuca esperando a que su contestación fuera afirmativa.
-¿Que si me gusta? ¡Me encanta! -me dijo sonriente y yo repetí su gesto. Nos sentamos en la mesa, uno enfrente del otro y disfrutando del sushi que había encargado en el mejor restaurante de comida china de todo Madrid.- ¿Como has preparado esto si has estado en mi habitación?
-Bueno, digamos que tengo muy buenos amigos. -dije y Daniel y Nacho salieron con los postres, tarta de tres chocolates (la favorita de Carol).
-¡Ala! Que chulo, vosotros le habéis ayudado. -dijo levantándose a abrazarles cuando nos quitaron los platos de sushi para ponernos las tartas.
-¿A que me queda bien el traje? Sí, claramente. Creo que cuando mi carrera futbolística termine trabajaré en hostelería. -dijo el de Alcalá y todos reímos. Después de una corta conversación ellos se fueron y nosotros atacamos al chocolate. La cena siguió entre risas y conversaciones variadas, sin necesidad alguna de tener sentido, como siempre que estamos juntos.
-¿Y todo esto por qué es? -me preguntó. Yo dejé mi copa de agua en la mesa y aclaré mi garganta.
-Carol, quería hablar de nuestra relación. O bueno, mejor dicho, nuestra no relación. Cuando estamos juntos, jugando a la play, viendo una película, o cenando, da igual, el tiempo se para y no hay nada más que tú y yo. Yo te quiero mucho, muchísimo, y quiero que seamos algo más. No sé, quiero poder decir a todo el mundo que Carolina Díaz, la mejor bailarina y persona del mundo, es mi novia. -dije y aclaré de nuevo mi garganta. Levanté la mirada y vi que Carol estaba sonriéndome.- ¿Quieres ser mi novia, rubia?
-Pues claro que sí, Marco. Claro que quiero. -me dijo. Me levanté al igual que ella y le abracé. Me separé poco a poco y le di un beso, un beso con el que le quería demostrar todo el amor que sentía hacia ella.
-Te quiero Carol.
-Y yo también Marco, te quiero mucho.

Salimos de Valdebebas y fuimos a mi casa. Entramos en el salón y mi padre y mi hermano se giraron.
-¿Entonces...? -me dijo mi padre y yo asentí. Él se levantó del sofá sonriendo y nos abrazó.
-¿Que tú eres la novia de mi hermano? Joder, pues menuda mierda. ¿Seguro que no has encontrado nada mejor? -dijo mi hermano tan serio que por un momento me lo creí. Se levantó del sofá y se empezó a reír abrazando a Carol.
-Ay Gilberto, cuanto lo siento por ti. ¿No os pudo salir nada mejor de dos personas tan maravillosas como María y como tú? Algo tipo Marco. -dijo Carol seria también picando a mi hermano. Después todos reímos y nos quedamos viendo una película en antena 3 en el sofá.

El mejor error de mi vida {Marco Asensio}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora