Estoy mirando por la ventana del autobús que nos lleva a Valencia para que podamos competir en una competición nacional. No es nada importante como podría ser el Campeonato de España, pero si tenemos que esperar a tener una competición así de importante nos tendríamos que esperar al año que viene para poder intentar competir por conservar el título de Mejor equipo de baile español. Voy con los cascos conectados a mi iPhone y observando cada árbol, cada señal y cada coche que veo en la carretera. Vamos todo el equipo de baile (ya que los de baloncesto y fútbol no han podido venir) pero yo voy sola. No paran de hablar unos con otros, de hacer planes por la ciudad, charlar sobre cómo va LaLiga entre otras cosas. Yo, que no estoy interesada en hablar de nada de eso y menos con algunos de ellos, me limito a contestar, hacer planes y pensar en LaLiga en mi propia cabeza, sin la necesidad de hablar y disfrutando de la música de Morat. ¿Duro? Bueno, duro fueron los primeros días. Ahora a nadie le extraña que no entre cantando en el comedor, a nadie le extraña que mi sonrisa ya no luzca 24/7 en mi cara, a nadie le extraña que no participe en las conversaciones y a nadie le importa. Los primeros días me miraban con pena y compasión, intentaban unirme a las conversaciones aunque fuera preguntándome la hora, pero ya no. Estaba claro que ya no. A mí tampoco me molesta. Hago mi vida, salgo con las chicas, bailo, me dedico tiempo a mí misma y a crear una relación con mi yo interior, a quererme como quería a los demás y a centrarme en mí, mirar por mi salud mental, mi felicidad.
Bajamos del autobús y nos instalamos en nuestras respectivas habitaciones. Yo, como siempre que viajamos a alguna competición o cualquier cosa con el equipo, comparto habitación con Laura. Os mentiría si os dijera que mi relación con ella sigue igual que hace un mes, porque no es así. Mis grandes apoyos en Valdebebas y en el Real Madrid eran Marco, Rubén, Nacho y Sergio, y Daniel. Laura también, pero no llegaba ni de lejos a la altura de ellos. Con Marco, obviamente, ya no cuento. Con Nacho y Sergio tampoco, y a Rubén no le veo casi nunca. Él está cuidando de su abuela y si alguna vez hacemos FaceTime es dando gracias. Ahora, mi gran apoyo, el único, es Dani y mi relación con Laura se ha enfriado desde el distanciamiento de esta con mi amigo. Aún así, sigo queriéndola, apreciándola y considerarla una muy buena amiga, pero ya nada es igual.
Del hotel vamos, como siempre que llegamos al sitio donde tenemos que competir, al teatro-polideportivo (si os soy sincera no me he enterado muy bien que es) para ver el escenario que nos acogerá esta noche. Sí, hoy mismo bailamos. ¿Viaje rápido? Totalmente, pero tenemos que seguir entrenando y creando coreografías para otras pequeñas competiciones como la de hoy y no tenemos tiempo que perder. Hemos venido hoy y mañana mismo dejaremos el hotel para volver a la capital. Cuando llegamos a bambalinas, doy dos pasos más y me quito las zapatillas para sentir el escenario bajo mis pies. Esto es algo que hago siempre en cualquier escenario al que voy. En mi primera competición lo hice ya que nunca había pisado un escenario de competición. Sentí una vibración recorrer todo mi cuerpo y quise volver a sentirlo, así que en la segunda competición hice lo mismo. Así, una competición tras otra, sigo haciéndolo a día de hoy.
-¿Preparada? -me dijo Dani.
-Tendré que estarlo de todas formas, ¿no? -le contesté yo riendo y poniendo uno de mis brazos en sus hombros (me tuve que poner de puntillas, si).
•••
La competición ya ha empezado. Hay tres pruebas: ballet, hip hop y tríos. Yo compito en ballet y tríos. Lo primero de todo ha sido el hip hop, obtienes una puntuación y tienes que seguir bailando las siguientes pruebas. Los tríos están siendo fantásticos. El nuestro está formado por Ana, Celia y yo. Creo que lo vamos a hacer muy bien y, sinceramente, tengo las expectativas muy altas.
Íbamos vestidas con un vestido azul largo y unidas entre nosotras con una cuerda. Ana estaba en el centro y Celia y yo en los extremos, con una mano suelta. La música comenzó a sonar cuando terminamos de colocarnos en el escenario e hicimos la coreografía sin (que al menos nosotras no hubiéramos notado o visto) ningún error.
El problema llegó cuando apenas unos segundos antes de que la canción terminara, después de levantar mi pierna en la parte de la coreografía en la que tenía que hacerlo, empecé a marearme. Me sentía una peonza a la que nadie podía parar de dar vueltas. De repente mi visión se convirtió en una pantalla negra y caí al suelo sin evitar mantener mi equilibrio. Las chicas, sin saber muy bien que hacer, terminaron la coreografía tiradas a mi lado intentando salvar un poco esa parte del baile. El telón se bajó y todo el equipo, parte de los trabajadores a cargo del evento y sobre todo, un par de médicos, corrieron hasta mi lado para ayudarme. Yo no era consciente de nada de lo que estaba pasando. No veía, no oía, y tampoco sentía.
Narra Marco
-Tío, que no me empujes. -le dijo Isco a Nacho cuando este le terminó metiendo un gol al malagueño en el FIFA. Estamos todos los españoles del equipo en mi casa jugando un poco.
-Eh eh, que ya bailan los chicos. -dijo Lucas después de comprobar en su móvil que el Estudio de baile Real Madrid era el siguiente en la competición en Valencia. Dejamos el partido a medias para cambiar y ver en la tele la competición. Ana, Celia y Carolina ya estaban en el escenario. Estaban quietas colocadas en sus puestos hasta que la música empezó a sonar. Bailaron y yo no podía dejar de mirar a la rubia. Casi al final de la canción, la cámara le enfocó y se vio como tenía el ceño fruncido. Yo repetí su gesto al no entender qué le pasaba.
-¡Se ha caído! ¡Se ha caído! -gritó Sergio desesperado. Carol se había desmayado en el escenario. No podía creerlo. No podía estar pasándole a ella.
Después de salir del shock me levanté del sofá y llegó el momento de la impaciencia e intranquilidad. Estaba muy nervioso. Sergio había llamado a Florentino pero el presi no le había dejado nada en claro, sabía lo mismo que nosotros.
-Marco tío, deja de dar vueltas que me estás mareando. -me dijo Nacho mirando como recorría el salón de mi casa de una punta a otra.
-No puedo parar tío, no puedo. -dije alterado. Necesito saber algo, cómo está, por qué se ha desmayado, algo. En una milésima de segundo un nombre viene a mi cabeza: Daniel. Está claro que si alguien sabe algo o está con ella es él.
Un tono. Dos tonos. Tres tonos. Iba a colgar cuando se oyó una voz fría, distante y borde al otro lado de la línea. Dani todavía no me ha perdonado que le hiciera daño a Carolina y lo entiendo. Yo tampoco me he perdonado.
{Llamada}
-¿Que quieres? -me dijo nada más coger la llamada.
-¿Como está Carolina? -le pregunté obviando su poca amabilidad (lo cual veo normal y no me sorprende). Cuando estoy solo, pienso en ella o hablo con los chicos me gusta referirme a la rubia como "Carol", igual que antes de todo lo que pasó. Delante de ella y de Dani no porque, si no me contestan de por si, llamándola Carol menos aún.
-No te importa. -dijo y colgó. Suspiré y volví a llamar.- ¿Como coño tengo que decirte que no te voy a dar ningún tipo de información sobre mi amiga, Asensio? -odio que la gente que me conoce, mis amigos y gente cercana a mi me llame por mi apellido. Lo odio y lo he odiado toda mi vida, así que cuando lo escucho solo me queda rodar los ojos para ponerlos en blanco aunque no me ve y bufar en mi cabeza para no hacerlo en el micrófono del teléfono haciendo que el bailarín me cuelgue para no cogerlo más.
-Quiero saber cómo está. Lo necesito, Daniel. Te lo pido por favor. Solo dime si está bien. -dije desesperado.
-Ahora mismo no estoy con ella, está siendo atendida por los médicos pero no responde. Está inconsciente. -me dijo algo más tranquilo con respecto mi persona y yo me asusté un poco más de lo que ya estaba.
-Gracias. -terminé por decir después de unos segundos de silencio intentando asimilar todo. Acto seguido, Daniel me cuelga y solo me queda esperar sentado en el sofá de mi salón."Hipoglucemia y varios tipos de niveles bajos en sangre. Pérdida del conocimiento durante unos minutos. Probablemente causado por una mala alimentación las últimas semanas y una sobrecarga de deporte." -me enteré en los deportes 4. El equipo no nos había comunicado nada del estado de Carolina así que las primeras noticias que tuve desde la llamada de Daniel fueron estas. Todo el país y el mundo del baile estaba muy atento al estado de Carol.
No me extraña nada que lo que le haya provocado todo esto haya sido la alimentación ya que no come nada desde lo que pasó, y lo que come es comida basura, helados... Es la primera en llegar al gimnasio, no come, ensaya las coreografías durante horas, es la última en salir del gimnasio y se va a la cama sin nada en el estómago.
¿Lo peor? Que un sentimiento de culpabilidad se apodera de mí porque, aunque es lo último que querría en mi vida, ella está mal por mi culpa.
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El mejor error de mi vida {Marco Asensio}
Fanfiction||Primera temporada terminada|| Carolina Díaz es la nueva estrella en el mundo del baile y la música. Marco Asensio, la estrella de fútbol, se cruza en su camino. #6 realmadrid (20/06/2020) #3 realmadrid (08/09/2020) - #2 realmadrid (07/10/2020) - #...