Capitulo 53. Aprender a vivir sin...

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¿Que mi vida en Valdebebas era una montaña rusa? Ja, pues aquí ya flipais. Estoy todo el día para arriba y para abajo sin saber muy bien por dónde tengo que ir o dónde voy a aparecer. Todavía me estoy haciendo a la idea de estar en Los Angeles, me estoy familiarizando con el idioma y, sobre todo, con el acento. Ya he ido una vez al plató del World of Dance y os prometo que es impresionante. En cuanto puse un pie me impuso como si fuera la primera vez que pisaba un escenario. Día tras día siento la responsabilidad de dejar en un buen lugar a nuestro país en su primera vez compitiendo por este título. Nunca antes un bailarín/bailarina español había llegado a pisar Los Angeles para bailar en este gran concurso.
Estoy en un taxi de camino a la escuela de baile que la organización del World of Dance nos ha proporcionado a los concursantes para entrenar y montar las coreografías. Tenemos horarios para no coincidir y que cada uno tenga su tiempo sin prisas y sin otro concursante esperando. Yo tengo que venir a las 18:30 y tengo hasta las 19:30. La música suena y poco a poco, paso a paso, voy montando mi coreografía. Obviamente hay muchas pruebas en el concurso, muchas rondas. Para pasar a la siguiente tienes que descalificar a tu contrincante por lo que, al menos de momento, voy a centrarme en hacer unas tres coreografías. Luego, si veo que voy pasando rondas, voy montando más bailes. Tal vez, y claramente también esta opción forma parte de mis planes, no pase ni a la primera ronda, y en ese momento tendré que ver qué hago con mi futuro, ¿quedarme, volver a España, volver al Real Madrid...?
Cambiando de tema y sin tener nada que ver con el baile, ya puedo decir que conozco a alguien en esta gran ciudad. Aparte de mis compañeros del concurso, todos de países distintos entre los que nos comunicamos mediante el inglés, la chica de la habitación de enfrente del hotel, que se va a quedar una larga temporada, es más o menos de mi edad y majisima. Es estadounidense pero al parecer se ha cambiado de estado para poder crecer en su profesión. Es más que obvio que no tengo la confianza ni el nivel de cariño que hacia mis chicas, Dani y Rubén o mis compañeros de Valdebebas, pero es el comienzo. Tengo que abrirme y conocer a gente. Básicamente tengo que aprender a vivir sin un apoyo incondicional a mi lado que me levante cada vez que me hunda y ahora pues aprender a vivir sin el Real Madrid.

Narra Marco
Ver cajas y cajas por los pasillos de Valdebebas ya se ha vuelto costumbre. De hecho, creo que ya no recuerdo la ciudad deportiva sin todo ese cartón formando un cubo repleto de cosas. Todas tienen el mismo destino: Los Angeles. Florentino ya nos avisó de que estas se quedarían aquí hasta que Carol encontrara una casa a la que llamar hogar.
¿Que cómo estoy yo? Pues, para ser sinceros, bastante jodido. Todavía no me hago a la idea de no ver la melena rubia de Carolina por Valdebebas ni de no oírla cantar cuando todos sus compañeros, perdón, excompañeros (lo que decía, que no me hago a la idea), ya han terminado. Bueno, en verdad ninguno somos conscientes de la ida de la bailarina.
¿Que si la sigo queriendo? Creo que más que nunca. Eso que dicen de que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes ya lo experimenté cuando todo pasó, pero ahora ese sentimiento se ha multiplicado por, mínimo, tres.
Los niños la echan mucho de menos, entre ellos y yo estamos luchando por ganar. Los chicos intentan animarme y más de dos periodistas han comentado mi bajón emocional que se nota en las últimas semanas.
-Chencho, vuelve a la Tierra. -me dijo Nacho chasqueando los dedos delante de mi cara para sacarme de mis pensamientos.
-¿Em? -dije mirando a mis amigos que comían manteniendo una conversación entre todos ellos.
-A veces tengo la sensación que solo estás físicamente. -comentó Lucas.
-Yo también, orejas. Yo también. -le dije volviendo a coger los cubiertos para echar algo de comida a mi cuerpo.
-Supérala. -dijo Isco.- Todos le echamos mucho de menos y notamos su ausencia, sólo hace falta ver cómo vuelve a estar esto, -dijo haciendo referencia al silencio que inundaba todos los campos de nuestra zona de entrenamiento. No es un silencio como tal, pero se nota que no hay la misma energía, la misma alegría y la misma amabilidad en todos nosotros, sentimientos que han sido reemplazados por la tristeza y ese "silencio".- pero tenemos que mirar hacia delante. Tú tienes que mirar para delante. -dijo haciendo énfasis en el "tú". Yo me limité a asentir ya que no salían palabras de mi boca.

Cuando volví a casa me recibió, como siempre, Rome. Yo le acaricié durante un pequeño periodo de tiempo y después subí directamente a mi habitación a buscar la sudadera que Carol me entregó en el aeropuerto y que se ha convertido en mi tesoro más preciado. Duermo todos los días con ella entre mis brazos para, de alguna manera, sentir que ella está conmigo o, al menos, algo más cerca. No ceno y paso directamente a ponerme el pijama y meterme en la cama. Con la sudadera entre mis brazos, el nórdico cubriendo mi cuerpo y mirando el marco de fotos que tengo en la mesilla desde que Carol me lo regaló en Navidad. Entre pensamientos, releyendo el último mensaje de la rubia vía WhatsApp en el que me daba las gracias por el vídeo que le hice y viendo los vídeos que me salieron en recomendados a partir del vídeo que Carol me mandó hace tiempo (cuando estábamos juntos) y que guardé en instagram de las cuentas de fans de nosotros dos. Los vídeos están hechos de las fotos y vídeos que hemos subido durante este tiempo a las redes sociales o cuando se nos ha visto por la calle juntos y me flipan. No he podido dejar de verlos desde que Carol se fue del restaurante pero es que ahora se ha convertido en obsesión.
Supongo que llegará el día en el que aprenda a vivir sin ella, pero de momento no lo veo muy cercano.

El mejor error de mi vida {Marco Asensio}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora