Nuestra querida protagonista ____, quién posee una vida un tanto complicada, está a punto de darse cuenta que debe convertirse en la niñera y guardaespaldas de la famosísima Roseanne Park, hija del embajador más importante de Corea del Sur.
¿Surgir...
Onda y yo íbamos camino a la ubicación del "supuesto" escondite de Suga. No les voy a mentir, me intriga saber que voy a encontrar ahí.
-Oye ____, sé muy bien en qué piensas, relájate. Me dijo Onda sacándome de mis pensamientos.
-Lo sé, pero no puedo evitar estar nerviosa. Dije pasando ambas manos por mi cabello. Onda de la nada detuvo el auto.
-Escucha, entiendo perfectamente que estés preocupada por haber dejado a Rosé sola, ¿esa es la razón de tu nerviosismo no? Me quedé muda, ¿será por eso?
-Yo...no lo había pensado así. ¿Deberíamos volver? Tengo un mal presentimiento Onda. Dije mirando por la ventana, sentí la mano de Onda en mi hombro, un gesto reconfortante.
-Hey tranquila, todo irá bien. La miré y sonreí.
-Me alegra que volvieras. Le dije, ella abrió sus ojos y volvió su vista hacia el frente.
-Mejor seguimos. Dijo incómoda y acomodándose el cuello de su blusa, yo reí.
-Aww, ¿nuestra querida Onda se puso nerviosa? Dije dándole unos golpecitos en el hombro.
-Cállate, sabes que no me gustan las muestras de cariño. Volví a reír y decidí molestarla más.
-Pues no te vi quejándote ayer cuando Lucy te estaba haciendo piojito. Ella tragó saliva y me dio un codazo.
-____ te juro que si no te callas te dejo aquí. Reí a carcajadas.
Así pasó nuestro viaje, ambas nos molestábamos mutuamente. Luego de una hora de viaje ya nos encontrábamos afuera de la ciudad.
-Llegamos bella durmiente. Dijo Onda despertándome de mi sueño.
-Menos mal, ya necesitaba estirar mis piernas. Salí del auto y me estiré, Onda me imitó.
-¿Todo listo? Yo asentí y caminamos hacia la casa.
Cuando observé mejor el lugar me di cuenta que era como una mansión abandonada.
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Onda miró por una ventana, examinando si había alguien. Me hizo un gesto para que me acercara, yo procedí a ir donde ella.
-Las ventanas no se pueden abrir y la puerta está cerrada. ¿Ahora qué? Comencé a pensar.
-¿Intentaste abrirla con el clip? Onda me miró irónica.
-Ohh ¿cómo no se me ocurrió? Me dijo de forma sarcástica, yo rodé mis ojos.
-Bien cállate y quédate aquí, iré a ver si hay otra entrada. Rodeé la casa y noté que la puerta trasera para nuestra suerte estaba abierta. Llamé a Onda y ambas entramos.
