34. Las competencias

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Hercus moldeó una sonrisa de satisfacción

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Hercus moldeó una sonrisa de satisfacción. Años de deseo por hablar con su majestad y por fin había podido conversar con ella, sin que estuviera en una posición lamentable, como ser acusado de ser u ladrón, si no, como el vencedor de una competencia. Apretó el puño y los juegos de la gloria continuaron. Lo siguiente fue una prueba de fuerza. Con un yugo de los que se utilizaban para transportar agua, los participantes se lo colocaron sobre los hombros. Pero en lugar de cargar líquido, la reina hacía aparecer pesados pedazos de piedra congelada, la cual se iba haciendo más grande cuando acabara el tiempo en un reloj de arena. Cada vez los participantes iban cediendo ante el peso de los témpanos. Había gruñidos ante el malestar de sostener tal cosa. Sus cuellos les dolían. Al avanzar los minutos, el coliseo fue quedando con pocos competidores, hasta que quedaron los más fuertes, grandes y fornidos. A excepción de Hercus, que a pesar de su contextura esbelta y agraciada no caía ante la dificultad. Una de sus habilidades sobresalientes era su fuerza sobrehumana, como si los mismos espíritus lo hubieran dado tal virtud, que había desarrollado aún más con sus entrenamientos.

El gigante Axes, el fornido de Hams y otros caballeros corpulentos lograron mantenerse en pie. Mas, el peso de los bloques gélidos llegó a ser imposible de cargar. Fueron dejando caer su yugo el suelo, que parecía hacer temblar la tierra. Hams perdió y Axes quedó con Hercus. Los espectadores no entendían como alguien de una figura más delgada y bajo que los otros, tuvieran tanta fuerza. No solo era veloz y hermoso, sino que destacaba en su tenacidad.

Hercus había vuelto su cuerpo un arma de guerra. Desde siempre había contenido para no lastimar ni herir a sus hermanos de Honor. Pero al fin podía mostrar sus atributos, sin necesidad de limitarse un poco.

Las chicas de la nobleza y las plebeyas, se sintieron más encantadas por aquel competidor que se robaba las miradas. Además que, le había dado un ramo de flores a la reina. Aunque no tuviera un apellido o fuera de una ilustre casa, ellas lo querían desposar. Hercus, se mantuvo en pie, luego de que Axes exclamara de modo terrible al no poder aguantar el peso del yugo y los témpanos de hielo.

—El ganador es Hercus de Glories. De marca negra. Es el más fuerte —dijo el pregonero, repitiendo su discurso.

La imagen de Hercus apareció en todos los espejos de cada reino y tribu de Grandlia, llamando la atención de los espectadores, no solo por su atractivo físico, sino por dos triunfos consecutivos y por su desempeño en las competencias. Hercus se acercó al lugar de la reina y le hizo reverencia. Esta prueba de resistencia tomó muchas horas. El sol de tintes naranjados se empezaba a esconder. Así dio fin el primer día de los juegos de la gloria. En la noche, los participantes fueron invitados a un banquete para ellos, con los otros nobles y la realeza.

Hercus y su grupo fue marginado e ignorado en una esquina del gran salón. Sus compañeros bebían y comían de los aperitivos. Pero ni la reina ni la princesa se presen. Usaba el primer atuendo que Heris le había preparado. Su esposa había arreglado para él cada atuendo. Tocó el anillo de bodas en su bolsillo y luego acercó a su nariz el pañuelo con el que se habían casado. Era el principio y había mucho por hacer. Al día siguiente, en las siguientes competencias, se hicieron lanzar una bola pesada cristal. Aquel que la hiciera llegar más lejos sería el vencedor. Hercus fue el vencedor, así como en la prueba similar de arrojar la lanza. Hubo otra carrera dentro del coliseo, para conocer al más rápido.

EL HIELO DE LA REINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora