ℳℴ𝓂ℯ𝓃𝓉ℴ𝓈 ♡

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Jihoon bajó las escaleras muy contento, besó la mejilla de su madre y tomó la bolsita de su almuerzo junto a una tostada que sostuvo entre su boca, deslizó su mochila por su hombro y metió su almuerzo. Levantó una de sus manos para despedirse de la señora Lee y salió de su casa; era el día de volver a la escuela, pedaleo hasta ver al chico de ojos grandes y cabello castaño esperándolo a lo lejos.

—Buenos días Cheolie, sube, debemos irnos — le dijo cuando llegó hasta a el, mirándolo con ojos gentiles, esperando a que el mayor hiciera lo que le había dicho.

Pero pasaron algunos minutos y SeungCheol no se había subido a la bicicleta, sin embargo volvió a meterse al patio de su casa; Jihoon frunció su ceño confundido por la actitud del mayor, se bajó de la bicicleta y la estacionó para seguirlo, pero antes de que diera un tercer paso SeungCheol salió con una bicicleta, una de un color azul brillante, una que se ajustaba al tamaño de su cuerpo.

—¿SeungCheol? — Pronunció curioso, observando una sutil sonrisa en el rostro ajeno.

SeungCheol no dijo nada, le miró por unos segundos y salió hasta la calle, la estacionó, para después meter la bicicleta de Jihoon a su patio, el blanquecino miró toda la escena sin decir nada. Sus ojos siguieron a cada momento al mayor, parpadeo un poco al percatarse de que cuando salió, su bicicleta no estaba, en cambio, camino hasta subirse a la bicicleta azul.

Sus grandes ojos miraban los gatunos ojos de Jihoon, el blanquecino ya había interpretado lo que el castaño quería decirle con la mirada, pero no sé movió ni un centímetro. Esperó hasta que la voz gentil de SeungCheol golpearon sus oídos.

—Te llevaré — Fueron dos palabras, dos palabras que fueron pronunciadas por el mayor, dos palabras que hizo que el corazón de Jihoon diera un vuelco.

—SeungCheol, ¿estás seguro? — Inquirió, quería asegurarse de que el alto estaría bien, pero algo en esa pregunta hizo que sus ojos titubearan, tuvo pánico por breves segundos, segundos en los que tuvo terror de que SeungCheol respondiera lo contrario a lo que quería escuchar. Pero el bienestar del mayor era lo primero, quería asegurarse de que no estaba obligándose a si mismo.

—Sube — Le ordenó SeungCheol dándole unos golpecitos al asiento trasero de la bicicleta.

Jihoon inhaló y exhaló, tratando de controlarse. Se sentó en el asiento y comenzó a morder su labio nervioso, la bicicleta no tenía nada para sostenerse, sus mejillas se colorearon al comprender que debía hacer lo que SeungCheol hacia todas las mañanas, tímido rodeó la firme cintura del mayor.

El castaño sonrió bobamente y comenzó a pedalear, no lo había hecho por mucho tiempo, pero las dos semanas que estuvo en Daegu las utilizo para montar la bicicleta de su primo y poder recordar cómo echarla andar.

Era distinto a ir sentando en la parte trasera, podía sentir como el aire chocaba en su rostro, sus mejillas rojas y sus ojos brillantes al sentir los brazos de Jihoon. De pronto unas palabras golpearon su pecho, había recordado lo que el blanquecino había dicho aquella vez durante el almuerzo.

—Agárrate. Fuerte. Jihoonie — No pudo evitar tartamudear, su pecho ya era un caos con el simple hecho de pensar esas palabras antes de pronunciarlas.

Jihoon sintió como una calidez golpeaba a su ya alterado corazón, SeungCheol lo había dicho, había dicho ese apodo que tantas veces había leído en una pantalla de celular.

Al escucharlo de sus propios labios era mucho mejor de lo que había imaginado.

Ambos sin darse cuenta comenzaban a sentirse extraños. Jihoon ni siquiera notó el momento en que reafirmó su agarre y hundió su rostro en la espalda ajena.

Al llegar al instituto SeungCheol encadenó la bicicleta y se volvió hacia Jihoon, le sonrió y sus ojos recorrieron sin un rastro de malicia el delicado cuerpo del blanquecino.

—Me veo lindo ¿verdad? — Se apresuró el bajito a decir, había visto los gestos del mayor, para el era claro lo que quería decirle.

Así que decidió ayudarlo.

SeungCheol asintió y tomó la mano del blanquecino, está vez el lo guiaba hasta el salón.

Si esto continuaba, Jihoon sentía que en cualquier momento colapsaría, su corazón no aguantaría tanta ternura, por primera vez pudo ver desde la perspectiva de SeungCheol.

Desde venir sentado en la parte trasera de la bicicleta hasta caminar siendo sostenido por el mayor, en ambas situaciones podía ver la firme espalda del castaño y su mente solo buscaba una respuesta a unas preguntas.

¿En qué momento SeungCheol había cambiado tanto?

¿En qué momento los papeles se había intercambiado?

Pero también había confirmado lo que SeungCheol había respondido aquella tarde de compras de útiles.

—Efectivamente, caminar de es manera hacia que tuviera una mejor vista — Musitó para si mismo, caminando al paso del mayor.


Mi pequeño Bravucón (JiCheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora