Corina Herrera, conocida como una mujer mediterránea alegre e independiente, es la mujer del prestigioso inspector de policía Leónidas Cron. Un joven matrimonio, perdidamente enamorado, con toda una vida por delante.
Aquella noche se apagó la luz de...
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Admiro con detenimiento el largo vestido de novia blanco con encaje que lleva puesto Rubí. Nos encontramos en una pequeña tienda de vestidos de novia, en un pequeño pueblo más cercano a la finca de los Jones. Mece su cuerpo hacia los lados para tener una mejor visión de su esbelta y perfumada figura. Su madre, aquí presente, nos insistió mucho esta mañana en ir a escoger de una vez por todas el que será el vestido de sus sueños. Rubí no es una mujer de gustos fáciles, por lo que llevamos aquí por lo menos cuatro horas. Espero que este sea el vestido indicado y pueda recuperar mi libertad. _¡¿Pero y si me caigo con este?! ¡¿Has visto lo largo que es por esta parte?!_pregunta histérica la futura novia...aunque al paso que va creo que no llegará a serlo. Levanta el final del precioso vestido. Su madre acude a ella con urgencia, intentando ocultar su expresión de alarma. _Es precioso cariño mío_ _¡Eso mismo has dicho de todos los anteriores!_suspira con molestia, arrugando un poco el borde del pobre vestido. Me mira, haciéndome sentir al instante verdadero miedo y terror_¡Corina!_me levanto del cómodo sofá verde, de una plaza, al escuchar mi nombre salir de sus labios_¡Ayúdame tú! Sé que tienes buen gusto_me acerco a las dos mujeres de cabello como el carbón. Temerosa ante su atenta y ansiosa mirada. Finjo admirar, de nuevo, el blanco vestido que poco a poco está siendo arrugado. Su mirada ansiosa e impaciente está sobre mí, esperando mi respuesta. _Tu madre tiene razón, es precioso_respira con fuerza, llevando sus manos a la cabeza. No conocía esta faceta suya. _¡Agg!_su madre me mira con compasión_¡No me gusta!_capta la atención de la amable mujer que nos a atendido_¡El siguiente!_ _¡Rubí!_salta su madre, regañándola por su comportamiento infantil. Río mientras camino de vuelta al duro sofá verde oliva. Cojo de nuevo la revista que estaba leyendo del revistero, escuchando de fondo los pequeños gritos infantiles de la novia y los regaños de su madre.
Esto tiene pinta de no acabar nunca.
Dejo la revista en mi regazo y me giro un poco hacia atrás al haber escuchado un golpe insistente en el cristal de la tienda. Jen consigue captar nuestra atención al instante. Miro asombrada su cambio de vestimenta. Un traje blanco y elegante, con una camisa azul, lo acompañan. Su cabello negro como la noche está peinado hacia atrás y sus ojos están cubiertos por unas gafas de sol oscuras, ¿A qué viene este cambio? No digo que no me gusta, al contrario,pero se me hace raro verlo tan...tan...diferente. _¡¡No!!_el ensordecedor grito de Rubí hace que gire de nuevo con brusquedad para mirarla. La amable mujer que la atiende también se ha asustado ya que la mira con horror_¡Que no me vea! ¡Mamá!_ La pobre Cristina mira a su hija sin saber qué hacer. Rubí la mira con enfado. Corre hasta desaparecer de la vista de Jen. _¡Corina!_la miro al instante_¡Dile que se vaya! ¡Ya! No quiero que me vea_ _¡No te preocupes!_digo apresuradamente, andando a paso rápido hasta salir de la tienda que empiezo a aborrecer. El sonido que produce esta al ser abierta le hace saber a Rubí que está fuera de peligro. _¿Y ese cambio de look?_pregunto nada más poner mi pie en la amada acerca gris de la calle. Jen con rapidez me mira, quitándose las gafas de sol, para dejarme ver sus hermosos ojos azules. Se mira a si mismo. _¿Este?_pregunta divertido, mostrándome sus perfectos dientes blancos. Asiento,metiendo mis manos en los bolsillos de mis pantalones vaqueros azul_Quería probar algo nuevo_río, consiguiendo que su sonrisa se curve más. Da unos pocos pasos hacia mí_¿Te gusta?_lo miro. _Estás increíble_confieso, relajando mi cuerpo. Asiente, agradeciéndomelo. _Ya lo sabía_lo miro, fingiendo estar ofendida. Llevo una mano a mi pecho. _¿Cómo se puede ser tan creído?_nuestras ruidosas risas se mezclan en el cálido aire del exterior. Miramos hacia la puerta de la tienda al escuchar un ruido_Te recomiendo no ver a la novia por ahora, si no quieres morir_ _¿Tan mal va la cosa?_pregunta divertido, sin prestarle real atención a los berrinches de Rubí. Se acerca otro paso más a mí. Me inclino un poco hacia atrás, con mis manos en los bolsillos de mi pantalón preferido. _Digamos que después de cuatro largas horas nadie puede concentrarse más. Es un milagro que Cristina siga manteniendo la compostura y paciencia. A mí hace horas que se me ha ido y no sé cómo sigo aquí_río al recordar las horas anteriores, contagiándolo. Este también se balancea, con su mirada perdida en sus zapatos negros. _Quiero pedirte un favor_su nerviosa voz hace que lo mire directo a los ojos_Y por favor_cierra los suyos por unos breves segundos, pensativo y preocupado_No se lo digas a nadie_asiento. _Claro_me mira de una forma diferente, más cercana, más..._¿De qué se trata?_traga con pesadez, ansioso. No puede soportar más su tormentoso silencio. _Bésame_
