REGRESIÓN
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Bailando entre locas y altas notas musicales me hallaba yo sola. Frío era el espacio en el que estaba y para nada tranquilo. La misma presión en mi pecho volví a sentir. Y sí, todo acabó allí cuando una lágrima descendió, atrevida, por mi mejilla. Era mi interior lo que hacía tanto ruido, nada externo. Tan ruidoso era, que me pitaban los oídos.
(Silencio)
Eso era lo que quería y cada vez que lo pedía...mi voz sonaba como si estuviera bajo agua. Una muy fría y oscura. Mis manos se balanceaban hacia arriba, junto con mi cabello. Mis piernas, separadas, hacia abajo. Y mis párpados pesaban tanto...que estaban entreabiertos. Sin importarles el agua que entraba a mis pobres y desgraciados ojos.
(Más silencio)
El eco me volvía a callar con brusquedad. De pronto, mi interior se silenció. Mis sentidos, flojos, se mantuvieron a la espera. Sabían que algo estaba por suceder, pero yo no. Solo queria dormir bajo esta tempestad.
Las aguas se tornaron bruscas. Comenzaron un bailoteo violento. Obligándome a ir con ellas sin ninguna dirección. Mis manos bajaron a mis costados y mi cabello volvió a la altura de mis hombros. Hacia frío y el agua ya no me cubría. Un viento atroz azotaba mi cuerpo húmedo y malherido. Conseguí sentir el tacto de pequeñas y varias piedras y hojas secas. No tenía que estar en mis cinco sentidos para saber que estaba de nuevo en la superficie. En mi tierra querida. Volví a escuchar el pitido en mis tímpanos. Unos, que acabaron mezclándose con los sonidos de unas sirenas parecidos a los de la policía o las ambulancias. No comprendía nada de lo que estaba pasando exterior a mí. Solo quería dormirme del todo. Pero no pude. Mi vientre ardía, desgarraba como nunca lo había hecho antes y eso mismo hizo que surgiera de mi interior un grito tan desgarrador, que sentí como todos los que se encontraban socorriéndome se congelaron en sus puestos. Si, así es. Me quería morir, pero sin dolor.-¡¡Está dando a luz!!-
-¡Es un milagro!-
Grité cuantas veces me sentí romper en dos hasta permitirme desvanecerme en la oscuridad. Aunque sentía muy débil como me tocaban, no podía abrir los ojos para comprobar qué era lo que estaba pasando con certeza.
(Silencio)
El pitido volvió con una intensidad inigualable.
-Cora- el agua me estaba hablando. Pero no podía ser posible si yo ya no estaba en ella-Corina, mi amor- su tristeza comprimia mi corazón hasta tal punto de querer llorar sin consuelo alguno. ¿Quién era el dueño de aquella voz desconocida que estaba tan desvastada? ¿Acaso acudía a mi en busca de ayuda? ¿Lloraba por mí? Si lo último era cierto, no lo entendía pues yo estaba bien. ¿Verdad? Todo me hace dudar.
-Por favor, perdonadme-
Su último aliento me transmitió una fuerza sobrenatural para poder mover mis párpados y así ver, sin problema alguno, la mirada muerta de aquel ser quien pedía por mi. Quien suplicaba avergonzado mi perdón.
-Leónidas, mi amor-
Y fue en aquel instante en que mi cuerpo, inmóvil y sin dolor en el vientre, fue cubierto por una tela tan blanca, que me hizo sonreír en paz.
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No me olvides ✔
RomansaCorina Herrera, conocida como una mujer mediterránea alegre e independiente, es la mujer del prestigioso inspector de policía Leónidas Cron. Un joven matrimonio, perdidamente enamorado, con toda una vida por delante. Aquella noche se apagó la luz de...