Capítulo 36: No sabes lo que te espera.

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|Robin|

–Es hora de que volvamos al trabajo.–dijo Steve.

Sequé mis lágrimas.

–Basta de llorar, sabes que te quiero y que no te dejaré sola jamás.–puso sus manos en mi cara secando mis lágrimas con sus dedos pulgares.

Quité sus manos, ahora me sentía enfadada, no podía con la idea de que de algún modo esto estaba pasando por sus celos de verme con Clarity.

–¿Pasa algo?–preguntó.

–A trabajar.–respondí y abrí la puerta delantera.

Habían llegado dos clientes. Pregunté el sabor del helado, las personas pagaron y se fueron.

Estaba comenzando a hacer calor así que llegaba mucha gente, lo que extrañamente me alegraba, de esta forma mi mente se mantendría ocupada.

[...]

Cuando terminó nuestro turno, me fui a quitar el uniforme de trabajo, cuando siento que la puerta se abre.

–¡Steve, me estoy cambiando!–dije cubriéndome.

–No soy Steve.–vi entrar a Clarity.

Me quedó mirando, se mordió el labio y se acercó a mi.

–¿Me puedo cambiar?–pregunté.

–No.

–Clarity...

–Pero si ya te he visto de esta forma, Buckley.

Me sonrojé un poco pero no le respondí y comencé a vestirme con la ropa que traía en mi bolso, me sentía algo enfadada.

–¿Pasa algo?–me preguntó.

–Nada, ¿ya nos vamos?

Se puso delante de la puerta para impedir que la abriera.

–Te conozco y sé que algo te pasa.–me miró a los ojos.–además se nota que lloraste.

Me quedé en silencio.

–Está bien, si no me quieres contar, no lo hagas, pero quiero que estés bien, y por eso, hoy te quedarás en mi casa porque te tengo una sorpresa.

–¿Y qué le diré a mis padres?

–Les dirás, "padres, Clarity me invitó a su casa porque es la mejor novia del mundo, la más genial, maravillosa y me tiene preparada una sorpresa, así que nos vemos mañana", así de fácil.

–Pero...

–Nada de pero, toma tus cosas y vámonos.–hizo una pausa.–el plan es llegar a tu casa, tomas un poco de ropa y nos vamos a la mía.

–No me gustan las sorpresas.

–Tiene que ver con nosotras.

–Entonces si.–sonreí.

Me besó en los labios y abrió la puerta.

Steve estaba arreglando sus cosas.

–¿Ya te vas?–le pregunté.

–Oh, Robin, por fin me hablas.–respondió.

Después de lo que había pasado, no le dirigí la palabra en toda la tarde, así que entendía el porqué de ese comentario.

–No aún no me iré, ¿por qué?–dijo él a los segundos.

–Sólo preguntaba, yo me voy ahora, así que adiós.

Clarity tomó mi mano.

–Que estén bien.–se despidió.

That's my girl | Robin BuckleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora