Capítulo 2: Hawkins.

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Al siguiente día me desperté cerca de las diez, bajé a desayunar en pijama y ahí estaban mis padres, esperándome con tostadas y jugo de naranja.

–Buenos días, cariño.–dijeron ambos al unísono.

–Buenos días, ¿cómo han dormido?–pregunté.

–Muy bien.–dijo mi padre mirando a mi madre con una sonrisa pícara.

Me quedó más que claro lo que había pasado en la noche, pero no quería hacerme una imagen mental, así que rodeé los ojos e hice cara de disgusto.

Comenzamos a hablar de temas de la casa, cómo la íbamos a decorar y demás.

[...]

Cuando acabé de desayunar, subí a mi habitación para elegir la ropa que me pondría hoy y fui al baño para asearme.

Me vestí con ropa cómoda y miré la hora, faltaba aún media hora para que llegara Clarity, así que aproveché el rato que me quedaba para ordenar un poco más.

[...]

Sentí la bocina de un auto y luego a mi madre gritándome que ya habían venido por mi.

Dejé las cosas como estaban, tomé mi chaqueta ya que de nuevo había mal tiempo y bajé corriendo las escaleras.

–Nos vemos más tarde.–me despedí de mis padres con la mano y salí.

Ahí estaba Clarity en su auto, observándome con una sonrisa.

–¡Hola!–dijo bajándose de su auto para saludarme con un beso en la mejilla.

–Hola, ¿cómo estás?–pregunté.

–Bien, ¿estás lista?–preguntó caminado para abrirme la puerta.

–Si, ¿dónde iremos?–subí al auto y ella cerró la puerta.

No me esperaba que lo hiciera, fue muy amable de su parte.

–Vamos al centro de Hawkins, cerca hay una plaza muy bonita que sé que te va a gustar.–respondió una vez que había entrado.

–Bien.–sonreí.

Comenzó a conducir y apoyé mi cabeza en la ventana. La verdad no es que me estuviera fijando mucho en el camino, sino estaba pensando en el silencio que se había formado.

Al parecer Clarity también notó que había un silencio incómodo, así que puso música y comenzó a cantar.

La miré y veía como sonreía y cantaba.

Ahora yo estaba sonriendo, Clarity hacía movimientos graciosos y sacudía la cabeza, pero todo esto sin perder la vista del camino.

–Amo está canción.–dijo cuando había acabado.

–Lo noté.–reí.

–Y... dime Robin, ¿por qué te mudaste a Hawkins?–preguntó bajando un poco el volumen de la música.

–A mi padre le ofrecieron un trabajo con un sueldo bastante bueno al que no se pudo resistir y nos vinimos aquí los tres.–respondí.

–¿Los tres? ¿Eres hija única?

–Así es, ¿y tú? Háblame un poco sobre ti.–la miré.

–Vivo con mi padre, es un tema muy complicado que...

–Si no quieres hablar sobre eso, no lo hagas.–la interrumpí al notar que su expresión había cambiado.

–Lo siento, algún día te contaré.–dijo sin desviar su mirada del camino.

–No te preocupes.–sonreí compresiva.

Había comenzado a sonar una canción que me gustaba mucho, ella notó que yo estaba cantando y volvió a subir el volumen.

Ahora las dos cantábamos, o mejor dicho, gritábamos.

–No puedo creer que también te guste este grupo.-dijo viéndome con una sonrisa.

–Es mi favorito, lo escucho cada vez que me siento triste, me sube el ánimo rápidamente.–sonreí.

Esta chica algo tiene, no sé qué es, pero ahora me estaba sintiendo mucho más cómoda con ella.

Cuando la música acabó, comenzó a sonar otra canción, pero esta era romántica y lenta, lo que vino perfecto para mis pensamientos.

La miraba de reojo, la veía concentrada y de vez en cuando quejándose con algunos conductores que como decía ella "no saben conducir".

Por un momento giró su cabeza para mirarme y tuve que disimular viendo hacia adelante.

–¿En qué piensas, Robin?–preguntó.

–Estaba fijándome en el camino, en los árboles tan altos, parece un bosque.–mentí.

–Es un bosque.–rió.–pero no tiene nada de interesante, solo hay árboles... y algunos animales salvajes.

–¿Qué?–pregunté sorprendida.

–Es broma.–comenzó a reír.–no hay animales salvajes.

También reí, pero me sonrojé, sentí como ardían mis mejillas.

[...]

Luego de un rato más conduciendo, llegamos a nuestro destino.

Clarity sacó el seguro del auto y nos bajamos.

–Ven, sígueme, te voy a mostrar algo.–dijo tomando mi mano y caminando delante de mí para mostrarme el camino.

Vi nuestras manos unidas y fue inevitable pensar tantas cosas.

Llegamos a un lugar donde no había gente.

Había un pequeño puente donde abajo corría agua.

–Aquí vengo cuando me siento mal, nunca había traído a alguien aquí.–dijo soltando mi mano.

Espera, me acababa de conocer y me trajo a un lugar donde supuestamente no había traído nunca a alguien.

¿Por qué?

That's my girl | Robin BuckleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora