Capítulo 11: Chica ahoy.

4.1K 350 31
                                    

|Robin|

Estaba maldiciendo a Steve en mi cabeza, lo miré con odio.

–Hablamos luego, también debería volver al trabajo.–me dijo Clarity con una sonrisa, a lo que respondí de la misma forma.

Clarity salió al igual que yo, di un empujón a Steve en el brazo y nos despedimos de ella.

–Esto no se va a quedar así, chica ahoy, paso por ti cuando cerremos la tienda.–me apuntó ella sonriendo.

–Está bien.–guiñé un ojo.

–Adiós.–dijo moviendo la mano despidiéndose, yo sólo podía mirarla con una sonrisa.

–Siento haberlas interrumpido, pero ya estaba cansado.–oí a Steve decir detrás de mí.

–Si, nos interrumpiste.–dije volteándome con los brazos cruzados para verlo, fingí estar enojada cuando por dentro estaba feliz y no podía esperar para verla de nuevo.

–Lo siento.–rió.– pero, ¿se arreglaron la cosas?

–Le gusto.–de la nada se formó una sonrisa en mi rostro al recordar sus palabras.

–¿¡Cómo!?–se llevó las manos a la boca sorprendido.

–¡Si!–dije con voz de niña.

El corazón me latía rápido, la conversación que habíamos tenido realmente me había dejado más que tranquila.

–¡Yo lo sabía!–dijo abrazándome fuerte.

–No sabes todas las emociones que tengo en este momento, siento que nada ni nadie podría arruinar este día.

–Me alegro mucho por ti, ahora a trabajar.–dijo separándose del abrazo.

–Eres un idiota.–dije riendo por su broma.

–Pero me quieres.

–La verdad es que si.–dije revolviendo su cabello con mi mano.

|Clarity|

Cuando salí de la heladería no podía estar más feliz ¿y cómo no estarlo? ¡Le gusto a Robin Buckley! Me costaba creer que esto era real.

No podía esperar para terminar mi turno y pasar por ella.

Cuando estoy con Robin me siento tan cómoda y en confianza, sé que ella nunca me va a juzgar por nada, me siento en la libertad de contarle lo que sea.

[...]

Ya era hora de cerrar la tienda, se me había hecho eterno el resto del día, así que ordené mis cosas y tomé mi bolso para ir camino a la heladería.

Steve y Robin estaban cerrando. Suspiré y sonreí al verla, estaba ocupada ordenando las cucharas de los helados, aún no me había visto y sólo podía pensar en lo hermosa que luce con su traje de marinera y ese gorro.

–¡Ahoy!–dije para llamar su atención.

Ambos me miraron, pero yo solo podía centrarme en Robin, en esos ojos azules que me traen loca.

–Salgo en un minuto, ¿me esperas?–dijo ella.

–Clarity te esperaría la vida entera.–bromeó Steve.

–Muy gracioso Harrington.–dije cruzando mis brazos.

–Es una broma.–comenzó a reír.

–Te espero, pero no te tardes.–dije ahora viendo a Robin.

Steve se despidió de ambas y salió mientras Robin se cambiaba el uniforme.

Me senté en una de las mesas de la heladería para esperarla y luego de unos minutos apareció por la puerta, echó llave y terminó de cerrar.

–¿Lista?–pregunté sonriendo.

–Lista.–respondió de la misma forma.

Caminamos hasta donde estaba mi auto y nos subimos.

–Te voy a llevar a un lugar para que podamos hablar tranquilas, ¿te parece?–dije viéndola.

Ella asintió y sonrió.

|Robin|

Mientras Clarity conducía no podía evitar mirarla, no sabía dónde íbamos pero me daba igual, si estaba con ella podría ir donde sea, aunque no podía negar que sentía curiosidad.

–¿Podrías darme una pista del lugar al que vamos?–pregunté sin dejar de verla.

–No te lo diré, pero conoces ese sitio.–respondió bajándole un poco el volumen a la música.

Pensé en muchos lugares pero sólo me quedaba esperar.

Luego de un rato conduciendo, llegamos al parque, era el mismo que Clarity me había traído a conocer cuando llegué a Hawkins.

Tomó mi mano y me guió hasta el mismo puente escondido de aquella vez.

–Tal vez este lugar no era lo que esperabas, pero me gusta venir aquí y pensé que sería un buen lugar para hablar de nuestras cosas.–dijo con una sonrisa tímida.

–Me gusta, además de ser muy bonito, se ve tranquilo.–la miré.

–La verdad es que lo es.

Hubieron unos segundos de silencio, hasta que recordé algo.

–¿Por qué esa vez me dijiste que no habías traído nunca a alguien aquí?–pregunté con curiosidad.

–Porque así es y también porque desde el primer momento supe que eras alguien especial, alguien que se volvería muy importante para mi.–tomó mi mano y me miró a los ojos.

Nos quedamos así, ambas viéndonos a los ojos, no hacían falta las palabras.

Rompí el silencio con algo que hace mucho quería que supiera.

–¿Sabes algo? A veces lo pienso y la verdad no sé que hubiese pasado conmigo si no te hubiera conocido, estaría sola, no hubiese encontrado mi puesto de trabajo en la heladería, me pregunto qué estaría haciendo en estos momentos, porque si alguien me dijera que estaría con alguien como tú, nosotras solas hablando en este lugar, tal vez no lo creería.–suspiré.–no sé si sentirás lo mismo, pero yo pienso que tuvimos una conexión desde el primer momento.

–Tal vez nos debíamos encontrar en algún momento de nuestras vidas, digo... era algo que a lo mejor debía pasar si o si.–puso sus manos en la baranda y miró al frente.

Puse una de mis manos sobre la de ella y con la otra la tomé de la barbilla para que me mirara.

–Si fuera así, entonces sería una afortunada.–sonreí.

–Perdóname, pero la afortunada aquí soy yo.–dijo acercándose a mi.

Junté nuestras frentes y sonreí.

Acaricié su mejilla y me acerqué más para besarla. Fue un beso lento, para mí solo existíamos las dos en ese momento, la música que se oía a lo lejos ya no existía para mí, ni el ruido de los autos o los gritos de los niños, éramos sólo ella y yo.

That's my girl | Robin BuckleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora