Capítulo 26: Ya no soy una niña.

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|Robin|

Al momento de levantarme de la mesa sentí tanta rabia que podría haber tirado mi comida al suelo.

Caminé hasta la heladería a paso rápido mientras Steve me seguía, aún quedaba una larga tarde de trabajo y yo no sabía si iba a poder atender gente con este humor.

Al llegar entré a la parte de atrás, había caminado tan rápido que estaba algo agitada, me senté y llevé mis manos a mi cara.

A los segundos sentí unos pasos y vi a Steve aparecer por la puerta.

–Si quieres estar sola, lo entiendo, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti.–dijo viéndome con preocupación.

–Te lo agradezco, pero la verdad es que sí, necesito estar sola.

–Te quiero.–dijo con una pequeña sonrisa y cerró la puerta.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, lo había hecho, había terminado una relación con la persona que más quise y más feliz me ha hecho.

Mi cabeza iba a explotar, me estaba ahogando con mis propios pensamientos.

[...]

Entré al baño para lavarme la cara y seguir con mi mierda de día.

Tocaba seguir sirviendo helados y sólo esperaba que la gente no hiciera preguntas del porqué de mi cara, se notaba bastante lo mucho que había llorado.

–¿Cómo te sientes?–preguntó Steve al verme.

No pude responder su pregunta, me sentía tan mal que no me salían las palabras.

–Me tienes aquí y no te dejaré sola en estos momentos, sé lo que es terminar una relación y te comprendo totalmente.–dijo abrazándome fuerte.

Agradecía infinitamente tener a Steve como amigo, él siempre me ha apoyado en todo.

La gente comenzaba a entrar para pedir sus helados, yo servía y Steve recibía el dinero. Así hasta que por fin terminó nuestro horario de trabajo.

–¿Quieres que te vaya a dejar a casa?–preguntó él.

–No quiero seguir siendo una molestia para ti, bastante has soportado mi mal humor, me has visto llorar casi todo el día y no es justo para ti, que siempre tienes una sonrisa en la cara.

–De eso se trata la amistad ¿o no?

–Ya hiciste mucho por mí.

–Robin, te quiero ayudar, permíteme hacerlo.

–Está bien, pero prometo que algún día te devolveré todo lo que estás haciendo por mi.–dije tomando mi bolso.

–No necesito que hagas nada por mi, tenerte como amiga ya es suficiente.–sonrió.

[...]

Cerramos el local y Steve me llevó a casa.

–Nos vemos mañana, por favor descansa.

–Lo haré, gracias.

Abrí la puerta de mi casa y me encontré con mis padres sentados en el comedor. No había ruido alguno, mi madre me miró y mi padre estaba sentado con sus manos juntas y dedos entrelazados.

–¿Hola?–dije viéndolos con preocupación.

–Robin, toma asiento por favor.–dijo mi padre.

Dejé mi bolso en el suelo y me senté frente a ellos, sabía que lo que venía no sería bueno.

–¿Pasa algo?–pregunté, sabía que si, pero ninguno de los dos decía algo.

–Iré al grano, quiero que me digas la verdad, ¿qué es esto?–dijo mostrándome una nota que me había escrito Clarity.

–Lo escribió... Clarity, era una nota para un chico que le gusta y tal vez se le cayó en mi habitación.–dije tragando saliva.

–No me mientas, ¿qué hay entre tú y ella?

Miré a mi madre esperando que me ayudara y dijera algo, pero estaba en silencio.

–Nada, somos amigas.

–¿Y se puede saber por qué en esta nota dice que te quiere y que la has hecho muy feliz?

–Ya te dije, es para el chico que le gusta.

–¡Dime la verdad!–se levantó de la silla golpeando la mesa.

Estaba enfadado, nunca había visto de esta forma a mi padre, al ser hija única soy como la princesa de papá, su niña y siempre me verá como su pequeña.

Me quedé en silencio.

–¿Tú no dirás nada?–le preguntó a mi madre.

–No seas tan duro, dale su tiempo.–le respondió ella.

–¡¿Tú lo sabías?!

–Tranquilízate y respira, no conseguiremos nada gritando.

–Quiero que me digan lo que está pasando, eso es todo lo que quiero en este momento.

Se formó un silencio en la cocina, había mucha tensión en el ambiente.

–¡Que alguien diga algo, por favor!–volvió a golpear la mesa.

–¡Me gustan las mujeres!–dije yo ahora.

No sé de dónde había salido eso, pero me había quitado un gran peso de encima, tampoco sabía lo que venía ahora, pero lo hice y no me arrepiento, no soy buena ocultando cosas ni mintiendo a mis padres.

–¿Qué estas diciendo?

–Lo que oíste, ¿querías la verdad? Esa es la verdad, me gustan las mujeres.

–Ustedes me han estado mintiendo todo este tiempo.–dijo viéndonos a mi madre y a mi.

–No es así, yo lo supe hace muy poco y quería que Robin te lo dijera, no era justo para ella que te lo contara yo porque no se sentía preparada.–respondió mi madre.

–No puedo creer que apoyes algo así.

–Claro que la voy a apoyar, en lo que sea, es tu hija, no puedes ser así.

–No, esa no es mi hija, mi hija es una niña de buena educación y...

–Basta ¡ya no soy una niña!–me levanté y ambos se quedaron en silencio.

–Estás confundida, pero tranquila, solucionaremos esto como familia.

–No hay nada que solucionar y no estoy confundida, pero no te preocupes por Clarity, ella y yo ya no estamos juntas.

That's my girl | Robin BuckleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora