Capítulo 10: No fue un error.

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|Robin|

El día estaba muy aburrido. Steve y yo atendíamos con las mejores de nuestras sonrisas a la gente que llegaba, aunque por suerte hoy habían muy pocos clientes ya que el día estaba nublado y se veía que podría llover más tarde.

Steve se encontraba sentado a mi lado esperando que llegaran más clientes, estaba igual de aburrido que yo, con la diferencia que yo no solo estaba aburrida, sino que me sentía triste, saber que Clarity no pasaría por mi hoy, o que no la vería quizá hasta cuando, pero quería respetar su espacio.

Pasado mañana Clarity cumplirá años y yo... bueno, no hay nada que pueda hacer.

–La extrañas, ¿verdad?–preguntó Steve sacándome de mis pensamientos.

–Es ridículo porque solo ha pasado un día, pero no te mentiré, la extraño, me acostumbré a que pasara por mi todos los días y... a verla todos los días.–respondí viéndolo.

–Ve a su trabajo, dile lo que sientes.–dijo tomando mi mano para acariciarla.

–Se enojaría más, prefiero que no.

–¿Y eso cómo lo sabes?–preguntó levantando una ceja.

–La conozco, tú en mi lugar tal vez harías lo mismo si la hubieses escuchado ayer.

|Clarity|

Era hora de almorzar, quise comer sola, no me sentía bien como para estar con gente.

Pensé toda la mañana en ir a ver a Robin y eso haría, así que al terminar de almorzar fui a la heladería, me quedé dudosa frente a la entrada pero decidí no pensarlo más.

Ahí estaban ellos, Steve tomaba la mano de Robin y ella estaba algo seria.

–Hola.–dije para llamar la atención de ambos.

–Hola.–respondió Robin levantando la mirada al oír mi voz.

–¿Podemos hablar?–dije viendo sus manos unidas para después tragar saliva.

–Estaré atendiendo por si necesitan algo.–dijo Steve a Robin soltando su mano y levantándose.

Le dediqué una sonrisa a Steve y Robin me hizo pasar a la parte de atrás de la heladería.

Estaba seria, se podría decir que estaba hasta enojada.

Ojalá supiera que hasta enojada luce hermosa.

–¿De qué quieres hablar?–dijo cruzando sus brazos.

–Lo sabes, no es necesario que lo diga.–dije sin poder verla a los ojos.

–Bien, entonces comienza.

–No te hagas la fría y por favor no estés así conmigo.

–¿Cómo quieres que esté?–preguntó ahora sentándose.

–Robin, perdóname.–dije imitándola, tomando asiento frente a ella.

–No, perdóname tú, me dejé llevar y eso no tendría por qué haber sucedido.

Sus palabras me dolieron, yo si quería que eso pasara.

Me quedé en silencio unos segundos pensando y decidí ser sincera.

–¿Sabes algo? Seré honesta, no me arrepiento de nada.–dije ahora viéndola a los ojos.

Ella se quedó en silencio esperando a que dijera algo más.

–No fue un error, al menos para mí no y no sé porqué reaccioné así cuando era lo que estaba deseando que pasara hace mucho y sé que para ti no significó nada porque mírate, estás enojada.–dije bajando la cabeza.

–Si estoy enojada es porque me dolieron tus palabras y además... no he dicho que para mi no significó algo.–dijo sin verme.

Espera, ¿qué?

–Robin, me gustas y mucho, perdón por ser una tonta, entenderé si te quieres distanciar, pero al menos necesitaba que lo supieras.–dije levantándome del asiento a punto de irme.

–Tu también me gustas, Clarity.–dijo tomándome del brazo para evitar que me fuera.

|Robin|

La tomé del brazo, no iba a dejar que se fuera otra vez de la misma forma.

–¿No estas jugando?–preguntó volteándose y viéndome a los ojos.

–¿Por qué jugaría contigo? Nunca lo haría.

Soltó la manilla de la puerta, por un momento me miró a los ojos pero luego bajó la cabeza.

Ambas nos quedamos en silencio, a mi ya se me había quitado el enojo y estaba esperando que ella dijera algo más.

–¿Y Steve?–preguntó Clarity luego de unos segundos.

–¿Qué pasa con él?–dije viéndola.

–Nada, olvídalo.

–Somos amigos, Steve sabe lo que pasó y sabe que me gustas, ¿por qué?

–Creí que te gustaba él.

Me acerqué un poco a ella, seguía sin mirarme.

–Pues no.

Nos quedamos unos segundos en silencio, yo la miraba y ella veía el piso, estábamos muy cerca.

–No pensé que alguien como tú se podría fijar en alguien como yo, me cuesta creerlo.–dijo levantando la cabeza pero sin mirarme.

–¿En alguien cómo?–pregunté extrañada, no entendía lo que me estaba diciendo.

–Ya sabes, soy totalmente lo opuesto a ti.

–Si no fuera así sería bastante aburrido.

–Pero mírate, eres...

–Una persona común y corriente que le gusta una chica muy especial, única y que vale demasiado.–dije sonriendo.

Noté que ella se sonrojó y sonrió mientras jugaba con sus manos.

–No hagas eso.

–¿Hacer qué?–preguntó al ver que ahora estaba seria.

–Sonreír de esa forma, tu sonrisa me hace todo muy difícil porque intento sacarte de mi cabeza pero no puedo, me gustas de verdad y hace mucho que no sentía esto por alguien.–dije viéndola a los ojos.

–Tú me gustaste desde el primer momento, ¿por qué crees que te invité a salir cuando te conocí?

Tomé su mano y comencé a jugar con sus dedos.

–Tal vez porque pensaste que era muy torpe, casi me atropellas.–comenzamos a reír ambas ante mi respuesta.

–Tal vez.–rió e hizo una pausa.–¿Sabes algo? La verdad es que desde ese momento tuve el presentimiento de que mi vida iba a cambiar, que ya no iba a estar sola y así fue, llegaste y ahora las cosas son tan diferentes.

–Que las cosas sean diferentes, ¿es bueno?

–Se podría decir que llegaste a cambiar mi vida para bien y ahora siento que no puedo alejarme de ti.

–No lo hagas.–susurré.

–No lo haré.–sonrió.

Corté la poca distancia que había entre nosotras y junté nuestras frentes, ambas sonreímos.

Por un momento cerré los ojos y sentí sus labios contra los míos.

–Robin, es tu turno de atender.

La voz de Steve hizo que nos separáramos rápidamente.

"Gracias amigo, eres un idiota", pensé.

That's my girl | Robin BuckleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora