Capítulo 28: Te necesito.

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|Robin|

A la mañana siguiente me desperté por la luz que entraba por la ventana. Vi la cama de Steve y no estaba.

Miré la hora y aún quedaba tiempo antes de entrar al trabajo.

–Buenos días, princesa.–entró Steve a la habitación sosteniendo una bandeja con el desayuno, cosa que me causó mucha ternura.

–No tenías que hacerlo, eres muy dulce.–dije con una sonrisa.

–Debes dejar de decirme lo que tengo o no que hacer, si te quiero ayudar, lo haré, quieras o no.

–No tengo palabras para agradecerte por tanto, te quiero un montón.–me levanté de la cama para abrazarlo.

[...]

Habíamos terminado de desayunar ambos y ya íbamos camino a Starcourt.

"Por favor que sea un buen día" era lo que pensé durante todo el camino.

Abrimos la heladería, nos pusimos nuestros trajes y comenzamos a atender.

Steve servía los helados mientras que yo recibía el pago.

–Un helado de chocolate, por favor.–oí una voz conocida.

Levanté la mirada y me encontré con la persona que justamente no quería ver.

Me quedé sin palabras, nos miramos a los ojos por un momento pero luego sacudí la cabeza para quitarme todos los pensamientos.

–Hola, ¿me das un helado de chocolate?–preguntó nuevamente Clarity.

–¿Desde cuando te gusta ese sabor de helado?... Oh, es verdad, hay muchas cosas de ti que desconozco.

–¿Me vas a servir el helado o tendré que hablar con tu jefe porque no lo quieres hacer?

Hice una seña a Steve para que le diera su helado, él lo hizo de malas ganas y se lo entregó.

–Gracias, Steve.–le dijo Clarity con una sonrisa.

Ella me pagó y volvimos a hacer contacto visual.

–¿Se puede saber a qué viniste?–le pregunté.

–Quería hablar contigo pero veo que no estás de humor.

–¿A ti se te olvidan rápido las cosas, cierto?

–Robin, ¿podemos hablar? La verdad no quiero este helado y ni siquiera me gusta el sabor a chocolate.–dijo botándolo a la basura.

–Estoy trabajando.

Ella suspiró.

–¿Qué pasaría si supieras que hoy es mi último día con vida?–me preguntó.

–No sé a qué viene esto.

–Respóndeme.

La miré y luego a Steve, él se dió cuenta de lo que le estaba pidiendo, así que asintió y se puso en mi lugar para que yo saliera a hablar con Clarity.

–¿Por qué me hiciste esa pregunta?–le dije mientras caminábamos hacia la salida.

–Aún estoy esperando que la respondas, hazlo y te lo digo.

Tragué saliva y me quedé pensativa por unos segundos, pero luego le tomé el peso a lo que me estaba preguntando, era algo fuerte de imaginar.

Agaché la cabeza y se me llenaron los ojos de lágrimas, no quería que ella me viera así, me las sequé rápidamente.

–Tranquila, esto también está siendo muy difícil para mí.–dijo tomando mi mano.

–¿Te pasa algo?... ¿estás enferma?

–No, no estoy enferma y no me pasa nada.

Esta vez mis lágrimas se hicieron notar, ella las secó con su mano y me abrazó.

Nos quedamos así durante un largo rato.

La verdad es que necesitaba un abrazo de ella, la extrañaba y eso era más fuerte que mi enojo, mucho más fuerte.

–Siento haberte asustado con esa pregunta, pero ayer por la noche me quedé pensando en que realmente nunca sabremos cuándo será la última vez que veremos a alguien o lo último que hablaremos con esa persona, por eso quería hablar contigo y pedirte perdón, si esta es la última vez que me quieres ver yo lo entiendo, ódiame, pero me quedaré tranquila porque al menos me disculpé contigo y...

–Te amo.–no dejé que acabara de hablar, sus palabras me estaban destruyendo por dentro.

Era primera vez que le decía "te amo", era lo que yo sentía, lo único que nació de mi corazón decirle.

Ella se quedó en silencio.

–Perdón, tengo que volver al trabajo.–dije soltando su mano.

Sequé mis lágrimas y me volteé, pero ella me tomó la mano nuevamente para evitar que me fuera.

–Yo también te amo.

Por un momento creí que se había incomodado con lo que le había dicho, pero al oírla sentí algo en el pecho, algo inexplicable.

Ahora estaba llorando de emoción.

–No llores, no me gusta verte llorar.–dijo tomando mi cara con ambas manos y secando mis lágrimas con sus dedos pulgares.

–No sabes todo lo que he necesitado tenerte cerca.

–Perdóname.–dijo viéndome a los ojos.

–No podría no perdonarte.

Pasé mis manos por su cintura para atraerla más a mi y ella se acercó un poco más para besarme.

–Gracias.–dijo en un susurro cuando nos separamos del beso.

That's my girl | Robin BuckleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora