Capítulo 38: Nunca podemos estar bien.

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|Robin|

Decidí contarle lo que había pasado esta tarde con Steve, a pesar de que sabía que se enfadaría más con él.

–Pues... Steve me dijo que renunciaría.–dije recordando sus palabras.

Me entristecía y enfadaba a la vez, él es mi mejor amigo y me ha acompañado en todo, conoce todos mis secretos y sabe lo que me pasa sólo con mirarme.

–¿Y cuál es el problema?–preguntó.

La miré dejando de comer.

–¿Por qué te importa tanto Steve?–volvió a preguntar al no obtener una respuesta de mi parte.

–Porque es mi mejor amigo y ha estado conmigo a pesar de todo.

–¿Te das cuenta que no podemos estar sin hablar de Steve en ningún momento?–dijo ella.

Saqué dinero de mi bolso y me levanté dejándolo en la mesa.

–¿Dónde vas?–dijo Clarity tomándome del brazo.

–Me voy, pensé que esto sería de otra forma y creí que en serio estábamos bien, fue un error mío habértelo contado.

–Robin.–se puso delante de mí para impedir que siguiera caminando y me miró a los ojos.

–A este punto me da igual cómo te lleves con Steve, pero tú comienzas a mezclar las cosas y no te das cuenta que eres la única persona con la que quiero estar.–dije cruzándome de brazos.

–Perdón... de verdad.

–Tú querías saber lo que me pasaba, bien, te lo dije y reaccionaste mal.

–Tienes razón, lo siento, no debí reaccionar así.–me miró apenada.

Me quedé en silencio y volví a nuestra mesa, ella me siguió.

Nos quedamos en un largo silencio. Ambas habíamos terminado de comer.

–¿En qué piensas?–preguntó ella distrayéndome.

–En que nunca podemos estar bien, siempre hay algo que nos lo impide.–dije viendo mis manos.

Se quedó en silencio.

–¿Y si juntas luchamos contra eso que no nos deja?... A no ser que te quieras rendir y que ya te hayas cansado de intentarlo, porque si es así y ya no quieres seguir con esto, lo respetaré.–dijo al rato.

–Muy buen momento para decir eso, Clarity, en el que se supone que sería "nuestro día"–dije haciendo las comillas con mis dedos.

–Entonces dime qué piensas.

De repente llegó la camarera, Clarity tomó mi dinero para devolvérmelo y pagó todo ella.

Cuando la camarera se alejó, Clarity se levantó, yo la seguí y salimos de ahí para caminar al borde del lago.

–Te juro que no quería que esto fuera de esta forma, no quería hacerte pasar este mal rato.–dijo ella.

No respondí, sólo miré hacia delante, con miles de cosas en la cabeza.

–Sobre lo que te pregunté hace un rato... ¿Entonces quieres dejar todo hasta aquí?–preguntó.

La miré confundida.

–Lo digo porque no quiero seguir haciéndote perder más de tu valioso tiempo e ir a dejarte a casa.–se detuvo, a lo que la miré extrañada.–Dime algo, respóndeme aunque sea un sí o no.

–No, no quiero ir a casa, no me quiero ir, ni mucho menos dejar esto hasta aquí.–respondí.

–¿Entonces?–preguntó Clarity.

–Lo siento, no quería arruinar esta noche.–dije a los segundos después, suspirando mientras miraba a la nada.

Se puso delante de mí impidiendo que siguiera caminando.

–Yo tampoco lo quería arruinar, perdóname tú.–dijo tomando mi mano.

–¿Comenzamos de nuevo?–pregunté sonriendo.

–Comencemos de nuevo.–sonrió al igual que yo y me abrazó.

–De verdad perdóname, es que con una mujer como tú cualquier persona sentiría miedo de perderte.–dijo en el abrazo.

–No me vas a perder.–hice una pausa.–Soy tan afortunada de tenerte.

Nos separamos del abrazo y nos miramos a los ojos, ella se sonrojó y miró hacia otro lado.

–¿Qué pasa?–pregunté.

–Pasa que tus hermosos ojos azules aún me provocan esas mariposas en el estómago... da igual el tiempo que llevemos juntas, siempre siento esos nervios estando cerca de ti.

–Estamos enamoradas.–reí al igual que ella.

Sentía que mis mejillas ardían, no podía dejar de sonreír.

Tomó mi mano y me llevó al pasto, nos recostamos mirando las estrellas, pasaba gente pero nos daba igual, este sería un momento sólo de nosotras.

–¿Cómo te ves a futuro?–preguntó de la nada, cosa que me sorprendió mucho.

–Pues... nunca me lo había planteado, pero si te tuviera que dar una respuesta...–me detuve a pensar.–Me veo siendo la artista que siempre he querido ser, siendo la cantante de una banda, escribir canciones y recorriendo el mundo... no pienso vender helados toda mi vida–reí.

–Y yo seré tu más grande fan, la que irá a todos tus conciertos y gritará tu nombre, estando tan orgullosa de que mi novia haya cumplido su sueño.–dijo apoyando su cabeza en mi hombro.

–¿Y tú cómo te ves?–pregunté.

–Sinceramente no me veo un gran futuro, tal vez seguiría en una tienda de ropa.

–Esa no es una buena respuesta, tú tienes muchos sueños que sé que podrás cumplir si te lo propones y luchas por cumplirlos.

–La verdad me gustaría ser diseñadora, pero es algo que veo muy lejano.

–Cuando yo sea cantante, tú me harás toda la ropa y serás la diseñadora más famosa.–dije tomando su mano.

–Sería genial... a veces desearía no haber nacido con poderes, ser una persona normal, no haber tenido una infancia tan difícil, sería todo tan distinto.

–Pero eso no es un obstáculo.

–Me encanta tu positivismo, pero no es tan fácil, me he tenido que esconder de la gente mucho tiempo y vivir así no es lindo.

–Sé que no es lindo, pero solo tú puedes cambiar eso, ser la constructora de tu futuro.

Suspiró.

–¿Y crees que podamos seguir por más tiempo juntas?–preguntó.

That's my girl | Robin BuckleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora