—No puedo, no sé porque se me adelantó tanto, solo no-
—No puedes. Claro, no puedes—Retrocede un paso, asustada por el repentino silencio—. ¿¡Crees que me importa que no puedas!? —chilla, cubriéndose la cara con las manos.
Hyungsik lanzó un mueble que hace temblar el librero y que algunos libros caigan al suelo. Jimin vuelve a retroceder, intimidada y con la incómoda sensación de algo chorreando por sus piernas. El hombre se acerca con brusquedad, tomándola con lo que él interpreta suavidad por la borrachera que trae encima.
—No-me-importa eso ¿Te lo dicho cierto? ¿Por qué no te acuerdas de algo tan básico como eso? —cuestiona con deje penoso y Jimin continúa temblando, asustada por lo que acaba de pasar—. Sé que te pones débil, pero haz un esfuerzo. Un esfuerzo —La aprieta de las mejillas—. No puedes faltar a tu deber con estas excusas ¿Entiendes? Dime que lo estás entendiendo Jimin.
Tose, con el dedo de Hyungsik metido en su boca. Cuando lo saca baja la cabeza.
—E-es que me duele muc-
—No vas a usar esa parte, sino la otra, así no te dolerá—Justifica y Jimin alcanza a sollozar. Ahí duele el doble. No entiende exactamente por qué. Apenas podría levantarse mañana del dolor. Ni siquiera un té se lo alivia—. Voy buscar algo de tomar— ¿Beber más? Ya está fatal—. Y regreso. Para ese momento estarás en pijama esperándome ¿Entendido?
No responde de ninguna manera, él solo sale del lugar y la deja ahí. Jimin solloza de nuevo, con las manos en el área abdominal. Le está doliendo a horrores. Se adelantó por una semana y está francamente imposibilitada a hacer nada. Ni siquiera andar o comer puede.
—Señora—Jihan la llama—. Puedo ayudarla si gusta.
— ¿Ayudarme...?
—El señor siempre me pide a mí que sirva su bebida. Si quiere, puedo ponerle somnífero. Es una droga apenas fuerte. Con lo borracho que está cederá rápido. —Asegura con una sonrisa amable. Jimin asiente con rapidez—. Está bien, solo intente tardar un poco—Menciona masajeándole los hombros para extrañeza de ella—. Así me dará tiempo de servirlo—Baja las mangas, tira del cordel del vestido y que se deslice—. Y que no la toque demasiado.
Puede sentir el corazón alborotado, su expresión de pánico ante el contacto que está haciendo. Jimin lo toma de la mano cuando hace el intento de introducirla y tocarla directamente—Gracias—. Balbucea llevando los brazos a su pecho para cubrirse. Jihan sonríe cordial, viendo abajo la ropa interior blanca manchada de sangre. Dura tres días, a veces dos. Llegó hoy.
—No hay de qué.
—T-tu como sa-
—Huele mucho, huele como si no tuviera nada puesto. —Informa en un susurro antes de irse.
Da un quejido quebrado, sintiéndose torpe y como una niña ante la imagen sucia que da y el hecho de hieda tanto. El barco se balancea apenas, detenido para descansar un poco. Mira su propia ropa manchada una vez se deshace de ella y se pone el pijama. Una bata blanca y sencilla que le llega por los talones. No logra llegar a la cama, pues lleva una mano a entre las piernas, apretando la tela para no manchar el piso.
Odia estar así. Odia acostarse después y que, al despertar, Hyungsik se burle de ella diciendo que parece una perra ensuciando la sábana. Un sonido triste la hace aproximarse a la ventana, distinguiendo entre las tinieblas la figura pequeña y de cabello rizado que se frota la cara, llorando.
— ¿Por qué llora? —Se pregunta en voz alta, queja en voz alta, bajando apoyada en la pared.
Duele mucho, duele mucho, duele mucho, duele mucho, que deje de doler, por favor...
Mimos en el pelo la hacen calmar un poco, respirando profundo y recostándose mejor. Levanta con cuidado la mirada, hallando a la sirena de rostro simétrico ahí, con su cabello cayendo por el borde de la ventana y unos lagrimones extraños. Se ven nacarados y al caer, no son más que muchas perlas. Jadea, entre sorprendida y adolorida.
—No me mires. —pide abochornada por la imagen tan miserable que debe estar dando en este momento. No le hace caso, continúa con sus ojos aguados, acariciándole el cabello y un poco el rostro. Introduce más de medio cuerpo a la habitación apoyada en la ventana y hacer algo que Jimin no logra ver.
Minutos después, hay un collar con perlas frente a ella ¿De dónde sacó este hilo...? Tarda en descubrir que es cabello. Tan fuerte y brillante que parece plata. Las pequeñas perlas separadas de manera perfecta. Es tan largo que, si lo gira tres veces, tendría un escalonado triple en su cuello. Una decoración muy bonita.
—Gracias. —musita aun recostada de la pared. La sirena vuelve a mimarla, acaricia el cabello, el cuero cabelludo en sí, la mejilla, la oreja y entona una triste tonada, una maravillosa sinfonía trágica.
Cuando se escuchan pasos, no tiene más opción que saltar para volver al mar. Jimin se levanta a duras penas, dejando el collar en uno de los cajones que Hyungsik jamás revisa porque no le interesa. Toma un respiro profundo, con el dolor expandido por todo el cuerpo. Hyungsik entra seguido de Jihan.
Se sienta al borde de una silla, pálida y temblorosa. No oye lo que sea que esté diciendo Hyungsik, cada vez más adormilado. Para cuando simplemente cae rendido, Jihan se ríe y lo mueve a la cama, dejándolo ahí. Le quita el pantalón para hacer creer que si sucedió algo.
—Al menos hay que disimular. —Indica ayudándola a levantarse. Una vez se acuesta en la cama la ayuda a acomodar almohadas—. ¿Quiere que mande a llamar el médico para ver que esté bien? No es normal que esté así tan pronto.
—Necesito dormir, es todo. —musita atolondrada.
—Puedo revi-
—Gracias Jihan, por la ayuda, e-estoy bien.
—Como usted diga. —Vuelve a sonreír cordial, enderezándose. Estuvo a poco de verla por debajo del pijama. Si no pone la mano antes, lo hubiera hecho. Él sale de la habitación, cerrando la puerta.
Jimin toma un profundo respiro, girando en sí misma en la cama y tomando bocanadas de aire. Aparte de adelantarse, el dolor y todo lo demás, siente como baja el flujo y es un sin parar de sangre casi ridículo.
Quiere tener a la sirena acariciándole la cabeza para poder sentirse mejor. Breves momentos de alivio que agradecería con todo su ser tener de nuevo. Por desgracia lo único que obtiene son los ronquidos suaves de Hyungsik, las olas rompiendo contra el barco y demás detalles que no se comparan con la bella sirena de cabello rizado y rostro simétrico.
Espera que vuelvan pronto. Cualquiera de ellas. Se aprieta el abdomen, incluso las piernas. Casi tiene la sensación de que su interior se está revolviendo en sí mismo, destruyéndose de alguna forma. Para torturarla. Como si hiciera algo más para hacerle la vida un cuadro.
Acaba llorando de pura frustración, sin dormir casi nada y con la sensación de que en cualquier momento, Jihan entraría de nuevo, usando su malestar de excusa para continuar manoseándola.
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Mermaids Wife
Fanfiction"Las escuchaste sin cesar, tus ojos que no dejan de brillar, sin saber que te volviste una más. Casada con el mar y las sirenas que hacen tu alma resonar." AU!Mermaids Pairing: Fem!Ot7 Advertencias: Genderbend, Fem!Version, Smut, Fantasy, Lenguaje O...