Mermaids Wife

18. Compañías de goce

—No veo que tengas nada malo. Tal vez ya te acostumbraste a estar en el mar y por eso no has vuelto a tener esa recaída—La explicación no la convence, a Wonho tampoco—. O bien, sangraste tanto que ya no tienes nada que sangrar—Eso suena más factible. Se estaba muriendo desangrada aquella vez—. Por lo demás, te noto muy bien. Pulso regular, temperatura correcta, incluso las marcas de tu cintura desaparecieron y no hay problema con ello.

—Es que he estado dejando de apretar el corsé. No se lo diga a Hyungsik, por favor. —dice en voz baja.

—No hay problema. La forma en que lo usaba le iba a acabar haciendo mucho mal. Tus órganos se estaban aplastando sin motivo. En su caso, tampoco considero que es necesario, tiene una cintura lo suficientemente estrecha. —opina con un vistazo breve.

—Es código de vestimenta. —resopla, pues no hay otro motivo por el que use esa prenda del demonio.

—Comprendo.

—Estaba preocupada, pero si dice que está bien...

—Si siente algún dolor, avíseme, también iremos a puerto pronto. Podremos hacer algo más detallado con la falta de menstruación.

Se muerde suavemente los labios. De momento, está bien. Es un alivio. Sigue siendo extraño, lo puede notar en la forma que se lo dice, pero bien. Si el doctor dice que nada de qué preocuparse, no se va a preocupar.

. . .

— ¿Bajo qué motivo crees que yo tengo que hacer esto? No soy una costurera.

—Eres la única mujer en el barco, así que debes hacerlo. Por no decir que no puedo permitirme salir con ropa así. Arréglala.

Jimin mantiene el gesto ofendido. No tiene problema en arreglar ropa. Lo hacía mucho con la suya cuando la rompe sin querer. El verdadero asunto aquí es que Hyungsik le dejó una pila de su ropa con un millar de jirones que son básicamente imposibles de arreglar, se va a destrozar los dedos y ¿¡Cómo la daño!? Este no es trabajo para ella, sino para alguien que se dedique expresamente a la reparación de prendas. A final de cuentas, solo ellas pueden salvar este desastre.

La está tratando como a una costurera cualquiera. Sobra decir que es ofensivo para ella con la posición que tiene.

—No puedo.

—Hazlo o simplemente no sales.

— ¿Ahora me amenazas? —Replica al instante—. No puedo. Esta ropa está rota y... ¿La rompiste a propósito? —balbucea al notar que son cortes de tijera. Hyungsik se encoge de hombros y marcha sin decirle nada—. ¡Hyu...! ¡NO ME ENCIERRES! ¡HYUNGSIK! —Da empujones a la puerta sin poder abrirla.

—Hasta que no estén listas, no saldrás de ahí. —informa al otro lado—. Jihan, vigila que lo haga.

Y así acabó como está ahora. Cosiendo más de medio closet de Hyungsik. Lo que más le consume tiempo es estar intentando de verdad que quede bien. Chupa sus dedos, ya enrojecidos e hinchados. Es alguien torpe y tener tanto no la ayuda. La puerta sigue trancada, así que no es un chiste. Realmente no la piensa dejar salir hasta que termine. Debido a una risa se asoma a la ventana.

—Oh por...

Parpadea repetidamente, viendo que Namkyung y Hoseok están abajo, con la más grande abrazando a Hosook por la espalda y besándole el cuello, hombro al tiempo que la acaricia ligeramente. Apoya la barbilla en el hombro de Hosook y la mujer de melena naranja le hace gestos de ir.

— ¡No puedo ahora! —Quejumbra. Ellas insisten y vuelve a responder con ello.

Namkyung le da un beso a Hosook en la boca antes de hundirse. Jimin se recuesta en el alfeizar de la gran ventana ¿Ir con dos al mismo tiempo? De cierta forma, la hace sentir bien ser el centro de atención, pero siendo dos que también se están riendo... es lindo, le genera satisfacción verlas juntas. Por qué soy tan rara. Hosook queda un rato dando chillidos para que vaya con ella, sin conseguirlo y Jimin casi llora de frustración.