31. Compañía de Naufragio

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Salen del agua, ven al cielo, sin una sola nube y estando a mitad de la nada. Exhala, subiendo más a Jimin en su espalda. No despertó en toda la noche. El golpe que se dio más el casi ahogo la dejó fatal. Su respiración tenue es lo único que asegura que sigue viva. Namkyung y Yoonji se adelantan, buscando alguna costa cercana o bien, el barco.

Consiguiendo lo primero con mayor velocidad. Se quedan entre las rocas de una costa, acomodando ahí a la mujer y cubriéndola entre sus aletas para que no se le queme la piel. Hosook, siendo la más atrevida en todo, es quien sale para poder saber si hay gente en esta costa o es de una isla desierta que no conocen.

Necesitan que haya gente o como mínimo que Jimin despierte ya. Jeonggoo le da toques a Sujin, informando de lo fría que está la mujer de cabello negro. Ofuscada y sin más idea de que hacer, la llevan hasta un poco más apartada del agua y así evitar que se moje más. Jeonggoo permanece pegada a ella, cubriéndola con sus aletas y brindándole un poco de su calor. Yoonji se une a ello y seguido Sujin, formando una pequeña cúpula colorida que bien es imposible saber lo que hay dentro.

Jeonggoo le acaricia el cabello y la cara, teniendo la boca entreabierta y los labios suaves. Da un beso suave y Sujin le da un golpe suave con la cola para que deje de hacer eso. Jeonggoo ululea, entre enfurruñada y preocupada por la situación. Siendo ella, Namkyung y Hosook las más preocupadas según sus expresiones. Sujin, Taehee y Yoonji son capaces de disimularlo mejor.

Al menos por un rato, pues Taehee acaba empezando a llorar por la falta de reacción de Jimin. Por momentos toma respiros más grandes y que le inflan el pecho, pero nada que reacciona. Abrazada con tanta fuerza por Morfeo que es incapaz de abrir los ojos. Namkyung sale de la roca en la que está escondida cuando escucha a Hosook chillar acercándose.

Pronto se esconden, dejando a Jimin echada de lado con todo el cuerpo hacia sí misma. Un grupo pequeño de personas, todos hombres, se acercan, señalando lo que está recostado en la arena, siendo muy similar en el color.

— ¿No dijiste que viste una especie de foca?

—Sí, pero bien, si nos encontramos una mujer en lugar de una foca, tampoco es tan mala cosa. —afirma riendo divertido.

—Oye, está denuda. —menciona uno de ellos.

— ¿Será de un naufragio?

—No lo sé, pero es muy bonita. Seguro es alguna noble extranjera.

— ¿Qué haces? Déjala, la pobre debe estar batida por el mar.

— ¿En serio vas a desaprovechar algo así? Solo mírala. Nunca había visto a nadie tan pálida y con tetas tan grandes.

Yoonji crispa las aletas, con las garras clavas en la roca y generando un ruido irritante. Namkyung la detiene de lanzarse, haciéndole gesto de silencio y señalando a Sujin. La sirena se coloca en un sitio más visible, empezando a cantar y llamando la atención. Juega un poco con su cabello, agitando apenas las aletas. A esto se une Taehee, echada en una roca y levantando los brazos.

—Pe-pero si son-

— ¿¡Que hacen ahí parados!? ¡Agárrenlas!

Verlos apurarse a entrar para tratar de agarrar a Taehee y Sujin resulta casi gracioso. Los gritos empiezan a llenar el aire cuando son sujetados por las piernas o las espaldas, arrastrados al fondo marino y devorados por las sirenas restantes que no hicieron más que ver como la bella y la trágica los atrajeron con semejante facilidad.

Jeonggoo saca la cabeza, sacudiéndose y avanzando de regreso a dónde está Jimin dormida. Sube a ella, moviéndole un poco la cabeza. Da pequeños y continuos chasquidos, queriendo entender por qué no despierta aun con el escándalo que acaban de hacer. Que la estuvieron tocando. Junta el oído a su pecho. El corazón está ahí, latiendo lento y constante.

Taehee se aproxima, sentándose a un lado y llorando cuantiosas perlas que adornan la arena y parte del cuerpo humano. Ladea la cabeza, acomodando el cabello de Jimin para ver mejor su redondeado y pálido rostro.

Namkyung muestra una camisa, habiéndosela quitado a uno de los hombres que las demás siguen devorando a placer. Haciendo un esfuerzo logran ponérsela. Namkyung exhala con decepción, acariciándola en el cuello y pensando si vendrán más personas como estas. No pueden simplemente dejarla aquí. Sería un riesgo para todas, incluyéndola.

. . .

Entreabre los ojos y sufre una tos terrible. Apoya los codos, levantándose con la sensación terrible en el cuerpo de que algo se la llevo por en medio, es como esa vez en que se cayó de un caballo y su pobre existencia apenas resistió el golpe. Mira alrededor. Es un lugar rocoso y húmedo. Levanta y apoyándose de los muros camina hasta lo que parece una salida. Su respiración pesada y sabor a sal en la boca. Guiña incómoda por tanta luz.

— ¿Cómo llegué hasta aquí? —Se pregunta llevando una mano a su boca, jala un poco su labio inferior—. ¡Sujin! —llama andando hacia el mar—. ¡Jeonggoo! ¡Taehee! —A cada nombre alza más la voz, llega a ser un aullido desesperado de su parte—. ¡NAMKYUNG! ¡YOONJI! ¡HOSOOK! —Los labios le tiemblan, deja caer los brazos.

¿Está aquí sola? ¿Dónde está? ¿No hay nadie? ¿Es solo una costa cualquiera de una isla desierta o una playa de un país? Empieza a gimotear, llevándose las manos a la cabeza antes de caer sentada al suelo de la preocupación.

— ¿Ahora qué hago...? —balbucea aturdida, con la mente a mil por hora y una incapacidad enorme para hallar respuesta a eso con solución básica:

Ir a un lugar cubierto, si hay algún animal, escóndete de el, revisa si hay algo que puedas comer, etc. Son comportamientos que llevaría a cabo de no ser por lo perdida que se siente. Desorientada es lo de menos. Levanta la mirada, hallando a Jeonggoo a menos de un metro de ella. Se lanza a abrazarla y la sirena corresponde el gesto de inmediato.

— ¿Dónde estamos? ¿Qué pasó? No rec-

Su estómago la interrumpe y antes de siquiera pedir perdón por eso, pues sonó horrible y creyó que debía disculparse, Taehee avanza hacia ella y le entrega el pez que traía en la boca. Así mismo, llegan las demás entregándole pescado por igual. Parpadea repetidamente antes de reír por la nariz, encogiéndose un poco.

—Ustedes me mantuvieron desde ayer en la tarde ¿Dónde? Pensé que iba a morir cuando cayó la ola—Toma el pescado que el ofrece Taehee, siendo la primera que se lo dio. Jeonggoo arruga la nariz con una pequeña sonrisa—. Gracias por salvarme.

Las seis chasquean, sonrientes y aliviadas de verla en buen estado a pesar de todo. Tuvieron que investigar más la costa, consiguiendo de puro milagro una pequeña gruta entre rocas a la cual cuesta mucho acceder por agua, pero no por tierra. Permanecían cerca, pescando y vigilando si ella despertaba. Bastó que Jeonggoo se alejara un segundo para que Jimin despertara.

Por un momento, pensó en intentar hacer algún fuego y así cocinar todos los pescados. Sin embargo, tras meditarlo y en consideración a su hambre simplemente le da un mordisco. Taehee aplaude, victoriosa de que sea el primero que se coma y que le guste. Queda con la cara sucia de la poca sangre que bota un pescado y así con los demás.

— ¡Señorita Jimin! ¡Señorita Jimin!

Voltea la cabeza al llamado, sin embargo, Jeonggoo la jala para que vaya al agua con ella, trinando con desespero a que acabe de entrar junto con ella. Jimin respira con fuerza, aturdida por esa acción tan desesperada de parte de Jeonggoo.


Mermaids WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora