Mermaids Wife

32. Mar de insistencia

—Y-yo no puedo-

Jeonggoo chilla un poco más fuerte, intentando jalarla por fuerza y sin conseguirlo. Namkyung fuerza a Jeonggoo a soltarla, arrastrándola consigo a pesar de que Jeonggoo insiste a más no poder por agarrar a Jimin y llevarla consigo. Jimin intenta ir para aclarar lo que sucede. Entender que lo que ella quiere.

No obstante, se detiene, para viendo el agua ir y venir. Escuchando las voces, una con mortal insistencia en que entre, que las persiga, que no hay nada de malo en ello y es lo que más quiere que hacer. Estar con las sirenas. El contacto en los hombros al hace sobresaltarse. Sorprendida y asustada en partes iguales.

—Ah... Señorita Jimin, gracias a dios—Wonho la abraza con fuerza, Jimin parpadea repetidamente y quienes acompañan al doctor celebran de haberla encontrado—. Creí que la habíamos perdido en el mar. L-la tormenta... Lo siento, de verdad lo siento.

—Está bien—afirma una vez hay una ligera distancia, ladeando la cabeza y con sus penetrantes ojos azules hipnotizando poco a poco al doctor—. No me paso nada grave aparte de que trague casi medio océano y me golpeó. Estoy bien. —afirma con tranquilidad, cruzando una pierna tras la otra.

Para ellos, es de lo más extraño ver eso. La realidad es que Jimin siempre lo hace cuando está en pie por mucho tiempo. Una mala costumbre que tiene por practicar ballet. La postura no se pierde. Wonho se quita parte de la ropa para dársela y que no ande tan descubierta. El sol empieza a caer en el horizonte y es obvio que será noche pronto. Deja que el doctor la cargue, recostándose de él y entrecerrado los ojos. El collar en su cuello brillando con fuerza a pesar de la distancia que cobran con el mar.

. . .

— ¿¡Por qué saliste del camarote?! ¿¡Acaso estás demente!? ¡Pudiste haberte ahogado! ¡Es un maldito milagro que estés viva! —A pesar de que Hyungsik sigue largo y tendido en su regaño, Jimin no le hace mucho caso, balanceando las piernas con suavidad y la mirada perdida en sus propios pies.

Tienen una coloración extraña. Sumamente rosada. Como si estuvieran quemados, pero no se sienten de esa manera. Una especie de mancha. Levanta la mirada porque Hyungsik la toma por los hombros, zarandeándola.

—Deja de estar en las nubes y responde. En que mierda estabas pensando-

—Los muebles me iban a caer encima y a matarme de verdad. Si no salía, algo me iba a golpear—responde con voz tenue y ladeando la cabeza—. Llevábamos demasiadas cosas. Me-

— ¡No me importa! ¿¡Que se supone que iba a decir si llegaba a casa sin ti!? Tus padres me cobrarían una maldita fortuna ¿Qué presumiría yo en los bailes...?

Y sigue, un monologo largo y tendido donde realmente no figura lo que pudo ser una verdadera preocupación por ella como persona. Baja un poco la cabeza. A Hyungsik no le importaba si muere. A su familia tampoco, apenas sería una perdida. Muerde sus labios, pensando que posiblemente, solo a ellas le preocupó realmente que dejara de respirar. Voltea la cabeza hacia la ventana, escuchando a Jeonggoo cantar demasiado lejos como para poder verla.

—Con permiso, debo examinarla, encontrar alguna herida o-

—No, nonono, tú no te vas a acercar a ella a ver nada o a tocar nada—replica Hyungsik y resulta casi gracioso verlo reclamando. Wonho es alguien muy grande y cuadrado para ser médico y Hyungsik luce pequeño al "intimidarlo" con sus órdenes—. Yo la veo perfectamente bien. Mañana cuando acaben las reparaciones del barco, nos vamos.

—Puede tener algún hueso-

— ¿Qué tanto te importa eh? Siempre... andando a su alrededor ¿Acaso la quieres? ¿Eso pasa? Ya la viste lo suficiente. Piérdete. —Wonho frunce las cejas, pasa totalmente de él antes de acercarse a Jimin y tomarla de la mano.

— ¿Quieres que te revise? Puede que tenga algún hueso roto o contusión que necesite revisarse.

—Si me-

— Es él ¿Verdad? El amante que tienes es él. No se te ocurrió mejor idea que engañarme con el doctor de la familia, perra arrastrada.

Jimin se cubre la mejilla con la mano, Hyungsik la había abofeteado con tanta rabia. Enervado ante la idea de que alguien más hubiera estado con ella y se tratara de Wonho. El doctor lo ve con la boca entreabierta antes de empujarlo y hacerla levantarse para ir con él.

— ¡NO SE TE OCURRA...!

—No te he engañado con ningún hombre—informa ladeando la cabeza—. Te lo he dicho y te ahogas en un vaso de agua sin entenderme. —musita antes de continuar su camino con Wonho. Hyungsik acaba dando un golpe a la pared. Malhumorado, enojado y percibiendo como su sirena se aleja y nada lejos, dirigiéndose al regazo de otro hombre para mimarlo como solo debería hacer con él.

. . .

— ¿Es cierto? ¿No lo has engañado?

—Con ningún hombre. —Resalta.

Wonho le venda los pies. Tiene algunas pequeñas cortadas en las plantas y podría ser perjudicial a largo plazo. Al levantar la mirada, encuentra el rostro de Jimin mortalmente cerca del suyo. Siente su aliento, respiración, el aroma dulce y salado mezclado.

—Si sucediera, sería solo porque tú me lo pediste—musita en voz baja—. Porque en realidad los hombres no me gustan, pero tú eres una bonita excepción.

Wonho retrocede un poco, impresionado por la declaración. Jimin levanta y camina hacia la ventana. Recuesta de allí, escuchando a Jeonggoo cantar y logrando distinguir su silueta. Wonho abre y cierra la boca.

Con ningún hombre.

— ¿Y con una mujer?

Jimin suelta una risita, curveándose y mirándolo por encima del hombro, causándole un escalofrío.

—Sí, muchas veces, incluso en nuestra habitación—Endereza, inclinada hacia atrás con el cabello cayendo en cascada por su espalda—. Con varias...

—Pe-pero no había ninguna en el barco ¿Quién...?

— ¿En qué momento dije que ninguna de ellas estuviera en el barco?

Exhala, con una sonrisa complacida.

Decirlo se siente tan bien...