26. Compañía para arreglar

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—Jimin.

Da un suave golpe al estómago de su caballo para que avance más rápido. Su molestia y pánico no puede ser más grande. Hyungsik hizo tantas cosas por la noche que ni siquiera de explica la mitad de ellas. Le duele todo el cuerpo. Principalmente por la cera y tiene miedo de que el daño que hizo sea muy feo.

Tiene el pecho irritado, lastimando dentro de su vestido e ir a caballo con eso al rojo vivo culpa de la maldita cera no la hace sentir mejor. Por no decir que Hyungsik la trató como a una niña nalgueándola.

Luego como a una yegua de carga dándole con un látigo. Fueron tantas cosas estando amarrada y sin que le hiciera caso que le genera verdadero terror que a él en realidad le guste eso. Sentirse atraída por las mujeres no es nada en comparación a lo retorcido que es eso. También lo destructivo. No aguantaría ningún tipo de juego como ese. Es ridículo.

Le da muchísima vergüenza ir a pedirle a Wonho que la revise para saber si debe de ponerse algo. Es muy embarazoso. Baja de su caballo una vez llegan a puerto y sube directo al barco sin esperar por nada ni nadie. Necesita desvestirse y ponerse algo frío en el pecho o mínimamente quitarse el vestido. No lo soporta.

—Cariño, deja el drama. No es para tanto.

—Me quemaste. Me arde.

—Así está más sensible.

— ¡Me duele!

Hyungsik niega con la cabeza, risueño. Como si esto fuese gracioso para él o precisamente lo que quería conseguir.

—Estas sensible. Así sientes todo más profundamente. Tardaremos en zarpar y que me necesiten, así que...

. . .

Da un salto, saliendo del agua y deslizándose en el aire para llegar a la ventana que tanto visitan. Asoma la cabeza, consiguiendo únicamente a la mujer recostada en la cama con la cara hacia la ventana. Abre el cristal y se introduce con cuidado. Da pequeños saltos hasta llegar a la cama. Acaricia el rostro durmiente, ocasionando que abra los ojos. Sujin gorgorea, dándole un beso en la nariz antes de darle una pequeña sonrisa. Jimin se contrae bajo la sábana.

—No me siento bien hoy—Informa. El gesto de la sirena se vuelve preocupado al instante—. Perdón. No creo poderme levantar.

Sujin acaba inquieta y da un examen rápido por encima de la cobija tan gruesa. Da cuenta de una mancha oscura y fea. Jimin apenas presiona las piernas, con la cara roja de pena. Sujin ulula al darse cuenta del rastro sangriento entre las piernas. Su tacto suave ocasiona que Jimin la permita ver. Toda el área está irritada e incluso rota. Ni siquiera entiende que fue lo que pasó. Sube parte del cuerpo a la cama y acumula saliva en la boca. Abre más las piernas y acaba por lamer allí.

Jimin suspira, con la sensación refrescante de algo frío. Por más que Hyungsik insistió y se dio por satisfecho él, lo único que consiguió fue romper la piel tan sensible por la quemadura excesiva de la cera. Sujin no trata de jugar con ella en lo absoluto. Tan solo deja su baba ahí con la sensación fría que da un gran alivio. Retira el resto de la cobija y ve los pezones al rojo vivo.

—No los toques mucho.

Sujin hace un pequeño puchero. Repite lo mismo y una vez termina, no hace más que quedarse acurrucada en la espalda de Jimin. Duermen una hora entera, con Sujin moviendo la aleta entre sueños e incluso cubriendo a Jimin ligeramente ¿Que las interrumpe? Que Jimin siente cosquillas en la nariz. Sonríe tierna hacia Jeonggoo, la cual arruga un poco la cara con deje juguetón. Sujin le da un golpe con la aleta y Jeonggoo pasa por encima de Jimin para intentar darle apretones de cuello.

— Aún no entiendo que hacen para conseguir que me sienta bien. —Ambas vuelven su atención a Jimin. Esta se toca un poco el pecho. No le duele nada. Tampoco entre las piernas. Como si el sueño y la saliva fuesen el remedio que necesitaba para curar.

Sujin agita la cola con deje victorioso, sacándole la lengua a Jeonggoo que acaba por darle con una aleta, girada hacia Jimin y dándole un besito en uno de los senos. Jimin le da uno en la nariz y se levanta para buscar un pijama. Siendo la hora que es, no vale la pena ponerse un vestido y arreglarse. También la conviene fingir que está mal.

—Hoy no pienso salir ni arreglarme de ninguna forma—Comunica poniéndose el pijama—, pero me siento muy mal como para hacer nada tosco—Admite, con el cansancio corporal a flote. Aparte de las quemaduras, el trío con Yoonji y Hosook la dejó agotada—. ¿Algo que hacer aparte de dormir? —Jeonggoo se apresura a sacar el cuaderno, habiendo visto donde lo guarda. Sujin niega con la cabeza y de nuevo parecen discutir—. ¿Alguna vez se han peinado el cabello?

¿Cómo calmar a esas dos? Peinarles el cabello.

Lo tienen tan largo como ella misma, por lo que es capaz de hacer muchas cosas. Entre llenarlos los de pequeños ganchos con decoraciones y trenzarlo. Sujin se acerca a un espejo y empieza a dar golpes con la cola, jugando con suavidad con cada mechón para verlo mejor. Sus canturreos hacen saber a Jimin que le gustó como quedó.

—Pueden venir para que las peine si quieren. Es divertido hacerlo con alguien más. —Invita acabando con Jeonggoo que pasa las manos con cuidado. Considerando como ha visto a ambas, hizo peinados distintos.

El de Jeonggoo es más sujeto. Una trenza grande arriba, tres pequeñas a cada lado y las ondas naturales. Así no se le viene a la cara y lo de Sujin es un par de moños grandes arriba sujeto con horquillas de flores, algunas trenzas que le caen en cada hombro. Jin continúa con sus trinos complacidos por como luce.

—Posiblemente se deshaga muy pronto, pero al menos es lindo. —asume jugando con un rizo de Jeonggoo. Asombrada de lo distintas que son todas entre sí.

Por un tiempo pensó que serían hermanas, pero dado como son, lo duda muchísimo. Quizá son conocidas simplemente. Amantes, mejor dicho, se corrige suspirando y recostándose de Jeonggoo que tomó asiento a su lado. La sirena de cabellera oscura empieza a tararear, arrullándola para que descanse.

Entreabre los ojos, viendo a Sujin mostrarle a Jeonggoo su peinado con enorme emoción. Totalmente encantada y es tierno como hace y que, a pesar de estarse peleando hasta hace unos minutos, acaben dándose un beso en los labios, recostándose una en la otra. Su sonrisa tenue se diluye.

Quisiera estar así siempre...

Sin embargo, no tiene forma de estar así. No aunque quisiera. No puede respirar bajo el agua, necesita comer. Necesita muchas cosas básicas que en el mar no tiene. Ni siquiera en una isla desierta a mitad de la nada. No se le ocurre forma de simplemente lanzarse y no volver a preocuparse de su vida. Exhala, con la desilusión marcada.

Sujin levanta un poco las cejas con deje pícaro y Jeonggoo arruga la nariz, ambas con el mismo gesto cómplice. Jeonggoo rodea a Jimin con su cola, acobijándola con las aletas de su cola y echándose en la cama con ella. Sujin se marcha, con el mismo cuidado que entró para no dañar su peinado y mostrarlo. Le duraría un rato, siendo la que menos hace movimientos bruscos que puedan dañarlo.

Jimin duerme abrazada a Jeonggoo, ella permanece ahí agitando ligeramente su cola para generar una caricia suave—Jimin—. Ulula complicada, pues no tiene capacidad de hablar igual que ella. La nombrada no hace sino sonreír en sueños, acurrucándose en el pecho suave y caliente.

Se acerca un poco al oído de la mujer, susurrando de forma específica ahí, continúa dibujando círculos imaginarios en su piel sin dejar de arrullarla de esa forma. Pasan horas y solo se marcha cuando ya es caída la noche y Hyungsik se acerca a la habitación. Encuentra a Jimin, echada y arropada hasta la nariz. Decide no despertarla, que descanse más. Permanece un largo rato viéndola nada más. Admirándola dormir.

Nota algo extraño y es que huele mucho a sal. Como si alguien que se bañó en el mar estuvo ahí junto a ella. Tal vez cosas mías...

Mermaids WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora