19. Compañía de costa

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— ¿Me escuchaste?

— ¿Eh?

—Ya veo que no. Despierta, baja de la nube en la que estas.

Suspira ¿Cómo le pide eso? Ni siquiera está en una nube en lo alto del cielo, sino en el fondo del mar con temblores en las piernas, calor en el vientre y con la sensación de que si cualquiera de las sirenas la toca ahora, se vendría de lo sensible que se encuentra. Hyungsik le ha dado golpes en la pierna, sin lograr ninguna reacción en su atolondrada prometida. Cosa que lo saca de quicio.

Seguir pensando en que no logra hacerla sentir bien es... extraño. No porque le preocupe, sino porque ¿Está haciéndolo mal? Hasta ahora mínimo lo ha conseguido una vez con la persona que ha estado. Que su futura mujer no sienta placer alguno es una de dos opciones: Lo está haciendo mal desde que está con ella o, ella es una frígida de cuidado que simplemente no sirve.

Se decanta por la segunda. Ni siquiera gime. Es como estar con una persona medio dormida. El precio de un cuerpo bonito, asume recostándose de su lado del carruaje. Jimin continúa viendo por la ventana. Están en una parada que coincide con una fiesta de un amigo de Hyungsik. Evidentemente van a asistir. Demoraran par de días aquí y ¿Lo bueno? ¡La gran casona está justo junto al mar!

Su habitación en si da al mar. Una perfecta habitación de invitados. Se pregunta si estarán conscientes de su ubicación. Es una buena oportunidad para ver las estrellas con Yoonji.

. . .

—Que... Qué es lo que pasa con tu prometida.

— ¿A qué te refieres con eso? —pregunta Hyungsik espantado de lo que su amigo, Jackson, esté cuestionando—. ¿Ha hecho algo raro? No esperes mucho de-

—Nono, es que... ¿Qué no la has visto? —pregunta con cara embobada y Hyungsik es incapaz de comprender que le sucede—. Está tan... perfecta. No la recordaba así. Si lo hubiera estado, habría pedido casarme con ella al instante.

—Es una frígida. No siente una mierda. —quejumbra rodando los ojos y Jackson le da una palmada en la espalda con deje amistoso y expresión tensa.

—Entonces hazlo mejor.

Abre los ojos a más no poder, incrédulo de que le diera esa respuesta. Lo más normal es que lo apoye a medias. Diciendo un tal vez fue una mala noche, excusando a las mujeres que son menos sensoriales. A veces le resulta tan estúpido de su parte. Si una mujer no sirve, no sirve.

Vuelve a mirar a Jimin, que habla con un grupo de mujeres. Usa un vestido que le marca totalmente la cintura y el busto, de color rojo y negro y el centro blanco. La falda es tan pomposa que ayuda a guardar distancia. El cabello, a pesar de que lo insistió, está con la mitad del cabello suelo y la otra mitad, recogida en una horquilla gigante de flor roja. Jackson se aproxima a Jimin.

— Espero que estés teniendo buen viaje hacia tu nuevo hogar.

—Sí. Está siendo un bien viaje—afirma con una sonrisa plena. Es capaz de quitar los malos momentos y dejar los buenos que sencillamente, valen más que el oro—. Aunque Hyungsik es un poco... —Exhala agotada.

— ¿Te molesta? ¿Quieres que te dé otra habitación para ti sola? Ya tendrán tiempo de estar pegados cuando se casen.

— ¿De verdad? —pregunta ilusionada y Jackson asiente animado—. Gracias, lord Wang. —Se inclina con ligereza, levantando la falda de su vestido. Jackson sonríe, atontado.

Porque sencillamente, no cree escuchar y ver algo más bello que esa mujer en este instante. Nadie en el lugar lo cree así. Hyungsik francamente está perdido. Jimin está como siempre en su opinión. Para él, es la misma mujer con la que salió de viaje hace tres meses y medio, con la única diferencia de que se ha vuelto más impertinente.

Mermaids WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora