7. Algo que arrulla

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—Tal vez el viaje es lo que la está poniendo así de débil. Puede que sus periodos sean más constantes a partir de ahora.

— ¿Más constantes? ¿No basta con que le vengan cada mes?

El médico del barco es un hombre bastante joven, pero a pesar de que estuvo observando y analizando, se comportó mejor que Jihan y Hyungsik juntos en todo este viaje que va. Quejumbra, hundiendo la cabeza en la almohada hasta lloriquear. Suda mares y está pálida a más no poder, consiguiendo que sus labios luzcan rojos en lugar del rosa usual.

Por no decir que eso es incluso más extraño. Debería tenerlos de un color más natural, no como si tuviera pintura de labios en ellos. Exhala, moviéndose apenas y el doctor suspira, quitándose las gafas que lleva puestas.

—No entiendo exactamente qué le pasa, el área de su abdomen está muy hinchada. Estoy seguro que no es un embarazo—Hyungsik respira aliviado—. No obstante, me preocupa que esté así de inflamado. Debería tener un tiempo a solas, para que no contamine a usted en caso de ser una enfermedad grave.

—Entiendo. —Asiente, rascándose un poco el cuello. En médico le da cariñosas palmadas a Jimin en el brazo. Consiguiendo que entorne los ojos irritados hacia él.

—Vendré a verte dentro de unas horas para saber si la medicina que te di está surtiendo efecto ¿Vale? —Asiente apenas—. Descanse todo lo que pueda. El sueño alivia muchos males así. Intente no pensar en un barco, a las mujeres eso las hace sentir peor.

—Ta-también me duele el pecho. —gimotea. Sin comprender a que viene tanto malestar.

—Ah, no se dio cuenta, ya la revisé. No tiene ninguna bolita así que eso queda descartado. He tenido pacientes que incluso vomitan al oler la mejor de las comidas. Vómitos, diarrea, mareos, desmayos, alergias, irritación. En fin, cada quien tiene sus síntomas—Asegura con una sonrisa conciliadora—. Si para mañana no está mejor, me temo que habrá que hacer una parada para que repose en tierra y examinarla más.

—Es bailarina de ballet. Estoy seguro de que podrá con esto aun si no está tan bien mañana.

El doctor lo mira con desaprobación y finalmente la dejan sola en la habitación. Estar echada todo el día es un aburrimiento terrible. Sin embargo, tampoco tiene ganas de nada más. El dolor es insoportable y acaba gritando en medio del llanto por momentos. El doctor tuvo que ir a verla precisamente por ello, apenas un par de horas después. La hinchazón solo se había pronunciado.

Con la tranquilizadora comparación de tener algo explotando dentro de su vientre.

Tuvo la gentileza de cumplirle el pedido de hacer sonar la caja de música antes de irse. La cama hecha un lio de sábanas corridas y sucias. Muerde la almohada, gritando y retorciéndose adolorida. Con la cara hinchada de tanto llorar. Algo la está retorciendo por dentro y no sabe que puede ser.

Empieza a sonar algo, justo cuando la caja musical se detiene. Es un sonido armonioso, profundamente melodioso que se extiende aliviando su dolor de cabeza como mínimo. Respira agitada, enfocándose en ello y no en su área abdominal. Junto a ese, viene una tonada muy familiar para ella. Levanta ligeramente la cabeza, viendo a la ventana que muestra un cielo nublado y un mar plomizo.

La sirena de hombros anchos está ahí sonriéndole, entonando con la boca a medio abrir y una sonrisa discreta. Frunce los labios, hundiéndose en la cama, avergonzada de verse como lo hace frente a semejante belleza. Se siente patética. El primer sonido que oyó, cada vez más acorde al que escuchó cuando subió al barco hace ya tres semanas, aparece. Saca la cabeza de las almohadas y consigue una segunda sirena ahí.

Esta da una sonrisa tímida, arrugando la nariz pronunciada y con su fino labio superior desapareciendo. Ambas juntas en un canto de consuelo. Bello y musical, para aliviarla un poco en su dolor. Intenta levantarse sin éxito, con la impresión de que todos sus órganos se saldrían por su entrepierna si lo intenta.

Mermaids WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora