35. Mar lejano

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Despierta por la noche debido a un chasquido insistente. Sale de la habitación en absoluto silencio y con cuidado. Por fortuna Hyungsik está profundamente dormido. El estrés de Hosook en el barco lo cansó. Aún desconoce que le sucede con ella. Huía totalmente la mirada y aun cuando le dijeron que la habían puesto en un barril grande donde cupiera su aleta, no quiso ir a verificar.

Cosa que hace compulsivamente para buscar una excusa de regañar a cualquiera, llamarlo inútil, etc, etc. No tarda amucho en encontrar la fuente del sonido. Yoonji tiene medio cuerpo subido a la superficie de madera, buscando con la mirada algo que no acaba de hallar. Jimin se acuclilla frente a ella, quien de inmediato le dirige una mirada cargada de preocupación.

Vuelve a chasquear, tan apurada que suena desesperada.

— ¿Estás preocupada por Hosook? —Yoonji baja ligeramente la cabeza, con los labios fruncidos y expresión compungida—. Entiendo ¿Por qué subió? Me sorprendió. Intenté convencerlos de que la soltaran, pero no me hicieron caso—Cuenta ofuscada—. Haré todo lo que pueda para soltarla. Va a ser difícil, porque la casa de Hyungsik está lejos de la costa, pero tal vez pueda escabullirme de alguna manera.

Yoonji la toma de la mano, chasqueando y silbando.

—Deben estar en la costa. Asegurarse de que se vaya y no haga otra tontería como esta. No sé exactamente qué pasará con esto. Quizá incluso... Ay no, no sé qué hacer. —Se lleva las manos a la cara.

Siente un suave toque y ve a Yoonji de nuevo. Ella ronronea, alzando los puños y agitándolos un poco, dándole ánimo. Jimin asiente, queriendo llorar de lo impotente que se siente. Si va ahora por ella, no la van a dejar salir o siquiera entrar a verla. Hyungsik lo ordenó y no van a pasar por encima de su palabra.

No importa, tienes que ingeniártela apenas bajen de aquí. Yoonji se levanta lo suficiente para darle un beso y consecuentemente, bajar al mar de regreso. Jimin logra distinguir que Jeonggoo está ahí abajo. Saluda con la mano y la sirena hace un puchero, con deje exasperado y hundirse en el agua oscura.

~ * * * ~

Saber que no volvería a subir al barco tras un par de días la tiene aturdida. Finalmente llegó al que sería su país, su hogar y ambiente. Suspira, acomodando con molestia el sombrero que usa y sintiéndose incómoda en las prendas tan pomposas que lleva hoy. Carece de excusas para usar algo más sencillo.

Va a ver a su nueva familia: Suegra, suegro, algunos primos de Hyungsik, tíos, amigos muy cercanos y al menos un pequeño porcentaje de los que son invitados a la boda. Confirmada que será dentro de cinco días exactos.

—Creí que te verías más feliz.

—Me acostumbre a estar en el barco. Es extraño saber que no volveremos ahí después de unos días. —Confiesa aquel punto y Hyungsik da una risilla sobradamente burlona.

—Tantas quejas por estar medio año ahí subida y ahora resulta que vas a extrañarlo.

—Extrañaré el mar. —musita acomodando sus guantes que se le resbalan. La tela suave y su piel en mortal pelea por mantenerse.

—Yo voy a disfrutar de estar en suelo firme y una habitación que no bambolee de repente—bufa estirando la pierna. Se inclina hacia Jimin—. También una cama perfecta. —Le da un beso en la mejilla sin obtener la más mínima reacción. Jimin mira por la ventana.

Todo es muy diferente a su hogar. Los colores, el aire, el ambiente. Todo se siente ajeno. Frunce las cejas con disgusto de ver a una mujer discutiendo con un hombre. Por lo poco que consigue escuchar, es porque no tiene para pagarle.

Mermaids WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora